Re-encantar el mundo y la vida

Para una espiritualidad profética y alternativa de las comunidades.

Paulo Ricardo Sampaio De Sousa y Marcelo Barros. Brasil.

En este tiempo de pandemia, tuvimos que practicar nosotros mismos y enseñar a nuestros hijos, los cuidados de prevención y aislamiento social, además de eso, se aconsejan alimentos y nutrientes, que fortalezcan nuestra inmunidad, todo ese cuidado tiene como base, el hecho de que la vida y la relación, así como el virus también el amor, mantienen elevado el grado de contagio y no existe máscara o alcohol que impida que se expanda.

1.  La contaminación del amor
El amor como fenómeno biológico, fue demostrado por Humberto Maturana, Francisco Varela, Lynn Margulis y otros científicos. Ellos descubrieron que hace millones de años, en la inmensidad de los mares, una bacteria aeróbica penetró en otra y formó las primeras eucariotas, de las cuales todos nosotros somos descendientes, no existe vida que no sea interdependencia. En cada organismo una célula depende de otra y entre los organismos la vida, es contagio, es comunión.
Evidentemente cuando este sistema complejo se desorganiza o enloquece, las células se multiplican de forma violenta y crean el cáncer. Las células de defensa del organismo, no saben más, cuáles son las necesarias y las destructivas, con esto se destruye la inmunidad (sida), y los virus enloquecidos, o fuera de sus ecosistemas, generan pandemias como esta, por lo tanto, siempre tenemos que recordar, que, en el plano más profundo, la comunión es lo contrario de la inmunización, las personas necesitan ser inmunes al virus de la muerte, para ser comunes (o seres de comunión) creadores de vida. Ese es el juego que los científicos llaman auto poético, porque dicen, que la vida se recrea y se reinventa.
Lo podemos llamar espiritualidad, algunos prefieren el término mística, este camino, para transformarnos a nosotros mismos y al mundo. Los diversos caminos religiosos, pueden ser importantes métodos, para ayudarnos a vivir, este cuidado amoroso como postura de vida y por tanto de comunión entre nosotros, conexión con la madre tierra y con el misterio Alfa, que las tradiciones denominan como Dios, este misterio tiene 1000 nombres, pero todos podrían ser traducidos como amor. En muchas culturas indígenas lo llaman encantamiento; encantar el mundo quiere decir, provocar en las personas una nueva conciencia, de cuidado con la madre hermana tierra, con la vida, encantar es el proceso de enamoramiento, de apasionamiento, cuando se está encantado, apasionado por alguien, aquella persona, aquella causa, es tan importante, que es, como si la fuerza gravitacional, no fuera ya lo que le prende a la tierra, sino aquella persona o causa. Infelizmente en la historia de la humanidad, las sociedades se organizan más por función del poder y de la acumulación de riqueza, enseñan más, la competencia que la interdependencia y la colaboración. En los últimos siglos el capitalismo es el gran enemigo de la justicia social y de la solidaridad. El Papa Francisco ha repetido incesantemente que este sistema mata, por eso el pastor Henrique Vieira tiene razón al reafirmar el amor como revolución.
De esa forma, encantar al mundo, o re encantar al mundo y a la vida, es despertar un nuevo amor, que difiere de la pasión enseñada por el espíritu capitalista, este nuevo amor que es revolucionario, nos conduce al cuidado, nos lleva a ver al otro y reconocerlo, nos conduce a que vayamos a su encuentro y hacer comunión. Este encantamiento nos despierta todavía a que rompamos con la lógica de la división, de la indiferencia e instalarnos en la lógica ilógica del amor, de la fraternidad, del diálogo. Este camino revolucionario, para reconducir la humanidad, es lo que los pueblos indígenas llaman el bien vivir, las juventudes pueden desempeñar un papel fundamental y profético.

2.  Las juventudes y la espiritualidad libertadora
Si hablamos de una nueva forma de ver al mundo, debemos escuchar a aquellos y aquellas, que traen consigo, el rigor de la novedad, las juventudes a lo largo de los tiempos, han revelado la osadía de ser revolucionarias, de luchar contra los sistemas dominantes y presentar salidas alternativas para la liberación, así diversas veces, sucedió en nuestra historia reciente, por ejemplo, cuando en Brasil y en otros países, movimientos estudiantiles o simplemente de jóvenes, han protestado contra los abusos, cometidos por gobiernos autoritarios, o sistemas de educación inadecuados.
De igual forma, al hablar en espiritualidades libertadoras, vemos el papel de los jóvenes, al elaborar, pensar y vivir, una nueva dimensión, desde estas espiritualidades, atentos a los soplos de la divina Ruah, Espíritu Santo de Dios. Hoy la Ruah divina nos sopla cada vez más, en los diversos espacios, inspirando teologías y espiritualidades libertadoras, pensadas a partir de la opresión de los más diversos grupos, dentro de estos espacios tenemos en Brasil el MEL - Movimiento de Juventudes y Espiritualidades Libertadoras.
El MEL surge a partir de dos encuentros de espiritualidad libertadora ENJELs, realizados el primero en Fortaleza, Ceará y el segundo en Poá São Paulo 2017. Los ENJELs reunieron jóvenes para compartir y vivenciar, la relación juventudes y espiritualidades, dentro de la perspectiva libertadora; como fruto de los ENJELs surgió el MEL. El movimiento trabaja inspirado en el bien vivir, en la cultura del cuidado, de la profecía libertadora, de la denuncia de las opresiones y del anuncio de una nueva tierra y un nuevo cielo, el reino de Dios, una construcción de la civilización del amor.

3.  Reinventar el trabajo en el camino nuevo de la profecía libertadora.
Cuando hablamos de cultivar el amor como energía contagiante, que recrea la vida, eso no es apenas un proyecto, un deseo utópico, eso está sucediendo en muchas villas, barrios y morros, también en las áreas rurales, aldeas indígenas y muchas comunidades de los quilombos del país. Cada vez más aumenta el número de personas conscientes de que, para regenerar el mundo, no podemos volver a lo que era antes, necesitamos ser creativos y reinventar otras formas de organización, otros tipos de trabajos alternativos, lo opuesto al capitalismo es el amor concretizado en formas revolucionarias, tanto en los trabajos como en la producción. En Brasil, durante la pandemia, el MST, Movimiento de Trabajadores sin Tierra, ha demostrado eso, produciendo alimentos orgánicos y siendo capaces de producir millones de toneladas, para ser repartidas entre las parcelas más vulnerables de la población. En todo Brasil y por toda América Latina, hay ejemplos de fábricas que el neoliberalismo cerró y que los trabajadores reabrieron, en sistema de cooperativas y con administración colegiada.
El colectivo Economía de Francisco y Clara ha abierto nuevos caminos de economía solidaria, rompe con la lógica individualista del capitalismo y piensa las formas de producción colectiva que respetan a la madre tierra, una economía que esté al servicio de la vida.
En el ámbito de la educación, también vemos nuevas estructuras que surgen en contradicción al modelo que sirve al mercado; ejemplo de esas nuevas formas educacionales, inspiradas en el maestro Paulo Freire, surge una educación dialógica, amorosa y transformadora, tenemos así, la red Emancipa, que actúa junto a jóvenes de escuelas públicas, promoviendo entre otras acciones, cursos preuniversitarios que ayudan a la inserción de los y las jóvenes en las universidades y posibilita a estos y a estas a pensar en su realidad, de forma crítica y emancipadora.

Conclusión
Actualmente en todas partes de nuestra Abya Yala, movimientos sociales, comunidades indígenas y grupos afrodescendientes, se organizan y toman un protagonismo nuevo, a pesar de que los imperios siempre tratan de destruir las resistencia popular, indígena y negra, nunca conseguirán, como cantaba de María Elena Walsh, la voz india de Mercedes Sosa:
“Tantas veces me mataron, tantas veces me morí,
sin embargo, estoy aquí resucitando.
Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal
porque me mató tan mal y seguí cantando”
La sangre de este martirio colectivo y los espíritus de estos millones de encantados, fecundan la actual caminada, su secreto es la mística, como escribió San Agustín en el siglo cuarto: “muéstrenme alguien que ame y él siente lo que estoy diciendo. Denme alguien que me desee, que camine en este desierto, alguien que tenga sed y suspira por la fuente de vida, muéstrenme esta persona y ella sabrá lo que quiero decir”.
Por eso podemos con el Popol Vuh, libro sagrado del pueblo Maya, gritar que todos se levanten, que todos y todas sean convidados y convidadas, que nadie se quedé atrás, que despunte ya el amanecer.