Movimientos populares y nuevos paradigmas
José María Vigil. Panamá.
Los paradigmas son los grandes modelos o formas de comprensión de que nos valemos en nuestro conocer y construir la realidad. Todos estamos de acuerdo, por ejemplo, en que una persona es más importante que un animal, y que las personas comemos animales, porque somos más importantes que ellos. Eso sería un elemento del paradigma «antropocéntrico», que pone al ser humano en un lugar más central, más importante que los animales. Muchas personas tenemos ese paradigma. Otras, por ejemplo, las personas veganas, no lo comparten, y creen que los humanos no tenemos derecho a sacrificar a los animales para nuestra alimentación: no comparten el paradigma antropocéntrico, no se consideran con más derechos a la vida y a la Tierra que los animales. Dos formas de pensar diferentes. Dos paradigmas distintos. Eso son los paradigmas.
Paradigmas hay muchos, y están por todas partes, sólo que... son transparentes: no se ven. Como los cristales. Sólo te das cuenta del todo cuando tropiezas con ellos. Cuando la persona vegana te discute tu derecho a comer carne; antes no te lo habías planteado; tenías un paradigma, pero sin darte cuenta. Así ocurre en casi todo. Por ejemplo, murió un amigo, y al hablar con su familia veo que me hablan de su «alma» de una forma muy realista, preguntándose dónde está ahora mismo, cuando el difunto está en la funeraria...; me llama la atención esa forma de hablar, y descubro que tienen un paradigma dualista radical...: los humanos seríamos realmente dos cosas, que al juntarse nos componen, y cuando se separan físicamente, nos morimos. Al conversar con esa familia, descubro que mi manera de entender el ser humano (mi paradigma de humanidad) no es así, yo no veo a las personas de esa manera dualista: yo pienso desde otro paradigma.
Pues bien, los paradigmas, que son como esas bases supuestas que, inconscientemente están debajo de lo que pensamos y hablamos, van cambiando con el tiempo. Pero como son transparentes, imperceptibles, no nos damos cuenta si no hacemos un esfuerzo de atención crítica.
Los paradigmas que utilizamos los seres humanos han estado cambiando siempre. De vez en cuando surge un nuevo movimiento filosófico o ideológico: es que son muchas las personas que se sienten mal ante la manera de pensar tradicional, y optan por un modo nuevo, una nueva tendencia, un nuevo paradigma. Eso pasa siempre, constantemente, pero hay momentos de la historia, épocas, en que esa transformación constante se acelera. Estamos en una de esas épocas aceleradas de la historia. Hay que estar muy atentos.
Los Movimientos Populares (MP) registraron un ascenso histórico importante en la segunda mitad del siglo pasado. La fe de muchas personas acompañó ese surgimiento con la llamada teología de la liberación (TL). Ambas realidades, MP y TL se correspondían. Tenían en común no pocos paradigmas de pensamiento y de sensibilidad. Ambos pensaban el mundo humano como «historia»: todo tiene una dimensión histórica. Y una dimensión utópica: caminamos, nos sentimos irresistiblemente atraídos hacia la Utopía. MP y TL comulgan también en el paradigma de la opción por los pobres como su lugar social propio –y hay sectores menores pero poderosísimos en el mundo– que ocupan el lugar contrario. Por eso, MP y TL concuerdan en que existe el conflicto social y que hay que hacer una opción fundamental para situarse de cara a los pobres, a la Justicia, al Buen Vivir para todos. Y ahí estamos, TL y MP, y nos esforzamos por mantenernos fieles. Pero...
No basta con tratar de mantenerse y no echarse atrás. Porque, por ejemplo, la TL –que también inspira a muchas personas cristianas que luchan en los MP– es una teología del siglo pasado. Sí, ya tiene medio siglo. Y hoy no hay nada que dure medio siglo sin renovarse. Pero muchos teólogos, muchos sociólogos, muchos militantes... se conforman con lo que aprendieron, con lo que ya saben. No creen necesitar nada nuevo. Basta con repetir.
A nivel de teología, por ejemplo, en estos 50 años hemos aprendido cosas nuevas, que han echado por tierra otras que decíamos hace medio siglo, y hoy ya no nos atrevemos a repetir. Hay catequesis bíblicas a base del libro del éxodo, que hace 50 años se utilizaron con profusión en la extensión de las comunidades de base, y que hoy sólo pueden repetir los conservadores o los desinformados. ¿Y por qué se siguen repitiendo en algunos lugares? Por eso, por la desinformación que reina entre algunos militantes, animadores, agentes de pastoral, incluso teólogos.
Es necesario abrirse, sacar las antenas, desplegarlas, y tratar de captar por dónde van los movimientos intelectuales de la humanidad. Qué está diciendo la ciencia. Qué nuevos paradigmas –recuérdese: - ¡transparentes! – se han hecho presentes en el escenario sin que quizá nos hayamos dado cuenta. Por qué tanta gente está dejando costumbres que parecían sagradas e intocables. Por qué los jóvenes ya no vibran con lo que hicieron precisamente sus padres, con los luchadores latinoamericanos de hace sólo 30 años...
Es necesario hacer hincapié en «pensar fuera de la caja», fuera de «lo que siempre ha sido así», fuera de «lo que se nos enseñó» y todavía no hemos hecho nuestro. Hay que atreverse a superar ese «techo de cristal» que tiene también nuestro pensamiento: no nos damos cuenta, pero hay un límite, trasparente, que no nos atrevemos a cruzar.
En definitiva, lo que quiero decir es que tanto MP como TL estamos ante la imperiosa necesidad de no quedarnos «dentro de la caja», de no vivir de rentas, de no repetir lo de siempre. Somos lo que somos, y queremos ser fieles a lo que somos, pero no podemos olvidar que las esencias cambian con los contextos (diga lo que diga Aristóteles), y que nuestro contexto es permanentemente cambiante, y en estos tiempos, además, está acelerado. En concreto:
• el paradigma de género sigue esperando que muchos varones sigamos asimilándolo. Fuimos educados en una visión machista, todos, sin culpa nuestra, y los cimientos de nuestro conocimiento, el paradigma «androcéntrico» (que pone al varón en el centro) resulta muy difícil de localizar en nuestro interior, y de corregirlo. Sólo con esfuerzo, con reflexión, con lecturas, con actividades conjuntas... podremos seguir caminando, actualizándonos hacia el paradigma de igualdad de género actual.
• el paradigma de pluralismo intercultural sigue siendo costoso de aceptar. Todos tendemos a valorar lo nuestro, lo de mi pueblo, mi gente, mi cultura, mi país, mi idioma, mi religión... Todo lo demás nos resulta ajeno, extraño, menos importante, o inferior, o despreciable... Cuesta corregir esto que es una tendencia natural, egocéntrica, de todo corazón egoísta. Y en interculturalidad, como la convivencia inter-religiosa, no se avanza si no es con esfuerzo, con reflexión, con lecturas, con talleres comunitarios...
• el mismo paradigma de la TL: hay muchos teólogos, militantes, animadores, inspirados en la TL que viven «sólo ahí», en aquellas referencias que ya asimilaron en los años 80. Y nada más. No creen que haya que plantearse de nuevo el tema del dualismo, que lo tenemos metido incluso en la TL, por muy moderna que la consideremos. No consideran que les afecte la crisis de las religiones, de las Iglesias, el abandono masivo por parte de la gente con mentalidad adulta y crítica, ni se preguntan si también a las bases de la TL les va a llegar esta onda «pos-religional» –«¿qué es eso?», nunca han leído nada serio sobre este nuevo paradigma–. En nuestra América nuestra gente se hace pentecostal, o espírita, y se desentiende de todo compromiso social. No encuentran tal vez respuesta actualizada a sus nuevas inquietudes, de este siglo, no del pasado.
Se podría seguir desglosando consecuencias con el ecocentrismo (mucho más que el ambientalismo, incluso mucho más que lo que la Laudato Sí propone), o el teísmo, la no–dualidad, el mindfullness... Pero debemos acabar: el mensaje, en definitiva, es estar atentos, abrir la mente, insistir en la formación abierta, en visitar las fronteras, y no dejarse encerrar en «lo de siempre». Sólo así, los MP y la TL podrán seguir caminando con espíritu de vanguardia, fortalecidos por los Nuevos Paradigmas.