1998: Vº Centenario de la llegada de los europeos a África y Asia

Llegada de Europa a África y Asia
1998: Otro Quinto Centenario
 

José Oscar Beozzo


En 1998 se «celebra» el Quinto Centenario de la llegada de Europa -sobre todo Portugal- a África y Asia, lo que, también allí, significó un giro importante en la vida de estos Continentes. Habiendo recibido nosotros tanta solidaridad en 1992, es importante que acompañemos este aniversario estudiando lo que significó, para que descubramos que el el «Nuevo Orden» que entonces comenzó afectó a todo el orbe, y que hoy, en un contexto mundializado, en todo el tercer mundo tenemos una misma problemática con unas raíces comunes.

«Y, si más mundo hubiera, allá llegaría»; este verso muestra bien la utopía y la desmesura de los navegantes portugueses en el paso del siglo XV al XVI.

No sin razón, el poeta mayor de la lengua portuguesa, Luis de Camões (1524-1580), en su poema épico Os Lusíadas, canta que en África habían establecido los portugueses sus asentamientos marítimos, que en Asia reinaban soberanos, y que en América labraban las tierras de Brasil, dispuestos a llegar más allá, «si más mundo hubiera».

Los historiadores europeos fijan el advenimiento de la modernidad en dos acontecimientos capitales: el «descubrimiento» de las Américas (1492) y la reforma protestante (1517). El primero desplazó el eje del mundo, desde el Mediterráneo hasta el Atlántico; el segundo desplazó el eje espiritual desde la comunidad al individuo, añadiendo a la división entre la ortodoxia oriental y la cristiandad latina la nueva división entre protestantes y católicos en el occidente cristiano.

Una mirada más amplia añadiría al descubrimiento de América, otro acontecimiento capital: la incorporación de África negra -al sur del Sahara- al espacio económico y político dominado por Europa, y la apertura, con Vasco de Gama (1497-98), de las rutas marítimas hacia el Índico y el Pacífico. Asia, ligada hasta enton­ces al circuito comercial mundial por el camino terrestre -la ruta de la seda que iba de China a los puertos del mediterráneo- pasa a desplazar sus productos, bajo control portugués, por la ruta marítima africana del cabo de Buena Esperanza, y, bajo control español, por la ruta de Filipinas a Acapulco, en México.

Al eje espiritual de la reforma protestante, se debería añadir el choque del cristianismo con otras religiones: las nativas de América y de África y las grandes religiones del Oriente (el hinduismo en la India, el budismo en Sri-Lanka, el confucionismo en China, el sintoísmo en Japón, aparte de la versión asiática y afrooriental del islamismo). Esta aventura, cuando no guerra espiritual, reabrió el capítulo de las misio­nes, volviendo a colocar en el corazón del cristianismo cuestiones tan cruciales como las de la inculturación, y las de la justicia y la libertad en una situación de colonialismo y de fusión entre la cruz y la espada en las tareas de la evangelización.

La cuestión de la inculturación está presente en la perplejidad de un Francisco de Asís, en la controversia de los ritos chinos con Ricci en China, o de los ritos malabares y de los intentos de indigenización con De Nobili en India y con Sahagún en México. La causa de la justicia y de la liberación explota en las Américas en el grito de los indios sometidos y de los africanos esclavizados y en la interpelación de un Montesinos o de un Las Casas o en la compasión de Pedro Claver.

En el aspecto económico no se entiende la modernidad sin África y sin la construcción de un nuevo sistema esclavista, motor y alma de toda la expansión económica del siglo XV al XVIII y parte del XI. Por todo este período, el azúcar americano sustituyó a las especies de Oriente como primer producto del comercio internacional, seguido inmediatamente por los esclavos (más de 13 millones) que alimentaron el tráfico transoceánico para producir azúcar en las islas del Atlántico y en las Américas. Cuando el algodón desbanca el azúcar en la vanguardia del mercado mun­dial, son todavía los esclavos del sur de EEUU, Caribe y del nordeste brasileño quienes abaste­cen los nacientes telares a vapor de la industria textil inglesa de Manchester.

La nueva «imagen del mundo» producida por la circunnavegación de Magallanes y Elcano (1519-1522), por la reinvención del espacio mundial a través de la articula­ción mercantil marítima entre Europa, África, Asia y América, no puede ser entendida sin esta centralidad del sistema esclavista y de África, proporcionadora de mano de obra esclava para todas las empresas «modernas». Es de África de donde llegan los esclavos a Brasil, a la América hispana, holandesa, francesa, inglesa, dinamarquesa... e incluso a las plantaciones de India y Filipinas.

Los siglos XV y XVI, al comprometer al cristianismo tanto católico como reformado con la empresa mercantil colonizadora europea y con el sistema esclavista, decretaron también su trágica incapacidad de hacerse africano con los africanos, americano con los americanos, chino con los chinos; de mantener las diferencias sin generar discriminaciones culturales y racismos étnicos. En la asimetría entre señores y esclavos, entre colonizadores y colonizados, las mujeres indígenas y africanas pagaron un pesado tributo, engendrando, en la violencia sufrida, hijos sin padres y madres sin esposos, mestizos condenados a rechazar la herencia cultural, religiosa y espiritual de sus madres, para abrazar la lengua, la fe y el proyecto de padres que raras veces conocieron.

Las nuevas rutas marítimas colocaron finalmente los primeros hilos de la tela del moderno sistema de mercado y los principios de la mundialización de la economía.

La danza de las plantas y de los animales

De América para los demás continentes:

maíz, mandioca, batabas, frijoles, cacao y tabaco.

De Europa para las Américas:

trigo, lentejas, uva, ganado vacuno, mular, caballar y lanar.

De África para otros continentes: sorgo, tubérculos.

De Asia para los demás continentes: arroz, soja, pimienta, clavo de la India, canela, nuez-moscada, mango, limón, naranja, café, caña de azúcar.

Cronología de los descubrimientos portugueses

1415: Los portugueses llegan a Africa del Norte: conquista de Ceuta.

1424: Expedición militar a Canarias, al mando de D. Fernando de Castro.

1425: Inicio del poblamiento de las islas Madeira.

1427: Inicio del reconocmiento de las islas Azores por Diego de Silva.

1434: GIl Eanes dobla el cabo Bojador.

1441: Nuno Tristão descubre Cabo Blanco.

1444: Nuno Tristão descubre el río Senegal y Dinis Dias llega al Cabo Verde

1446: Alvaro Fernández llega a Guinea Bissau. Portugal pasa a disputar, por el mar, el tráfico de esclavos, oro y marfil, monopolizado hasta entonces por los árabes en las rutas transaharianas.

1452: Viaje de Diogo de Teive por el Atlántico Occidental y descubrimiento de las islas azoreñas de Flores y Corvo.

1455: Por la bula Romanus Pontifex, Nicolás V reconoce a Portugal derechos exclusivos de posesión de las tierras y rutas descubiertas al sur de Canarias.

1456: Descubrimiento de las islas de Cabo Verde.

1460: Descubrimiento de Sierra Leona por Pedro de Sintra.

1462: Se inicia el poblamiento del archipiélago de Cabo Verde.

1471: Juan de Santarem y Pêro Escobar descu­bren la Costa de la Mina(en golfo de Guinea)

1474: Rui de Sequeira sobrepasa el Ecuador y llega al cabo Catarina.

1482: Construcción de la fortaleza de S. Jorge de la Mina que va a centralizar el tráfico esclavista portugués.

1482-86: Viajes de Diogo Cão; los portugueses descubren el litoral del continente africano entre el ecuador y la Sierra Parda, y contactan con el reino del Congo.

1485: Carta de navegación de Pedro Reinel.

1487-92: Viajes de Pere Cevilha de Portugal hasta Etiopía e India.

1488: Bartolomé Dias sobrepasa el cabo de Buena Esperanza.

1494: Tratado de Tordesillas.

1297-98: Primer viaje de Vasco de Gama a la India.

1500: Yendo a la India, «descobrimento» de Brasil por la armada de Pedro Álvares Cabral

1502: Se hace en Lisboa el planisferio llamado Cantino.

1506: D. Lorenzo de Almeida llega a Ceilán.

1507: Alfonso de Alburquerque llega a Ormuz.

1510: Conquista de Goa.

1511: Conquista de Malava.

1512: Los portugueses llegan a las Molucas.

1513: Jorge Álvares llega a China.

1514: Llega a la corte del Sa de Persia la primera embajada portuguesa.

1515: Los portugueses llegan a Timor.

1543: Los portugueses llegan a Japón.

Dilatar la fe y el imperio

Darci Ribeiro caracteriza a Portugal y España en la era de los «descubrimientos» como imperios «mercantil-salvacionistas».

Vasco de Gama partió hacia la India en busca de cristianos y de especies. Como tenían noticias de un reino cristiano en África gobernado por el sacerdote Juan de Etiopía, y de cristianos en la India, los portugueses planeaban establecer una alianza militar con reinos cristianos contra los moros, haciéndoles la guerra a partir de su retaguardia.

En su navegación hacia la India, después del Cabo de las Tormentas, en cada punto de la costa a que llegaba, Vasco de Gama preguntaba por los cristianos, pero encontraba sólo moros. Finalmente, en India, junto con los hindús y los musulmanes se encuentra con los cristianos de rito malabar, herederos de la predicación del apóstol santo Tomás, como reza su tradición. El proyecto de los reyes portugueses de «dilatar la fe y el imperio», mostraba pues la doble cara de los descubrimientos: empeño misionero, que lleva a Francisco Javier a la India, a Japón y a China, «pues sólo al servicio de Dios navegamos», y empresa mercantil, como medio para romper el monopolio veneciano-musulmán en el comercio de largo alcance que llegaba al Mediterráneo.