ACERCA DE LA NOVIOLENCIA

 

Hervi Lara B.

A manera de introducción fraterna

El 21 de diciembre de 1511, Fray Antonio de Montesinos se dirigió a la Asamblea de autoridades y proclamó: (..) ¿Sobre qué autoridad habéis montado tan detestables guerras contra estas gentes que ocupaban en silencio y en paz sus propias tierras?, ¿Por qué seguís actuando de un modo tan opresor e indiferente, sin darles lo suficiente para comer, o sin curarlos de sus enfermedades en que incurren por el trabajo excesivo que vosotros les dais, y mueren a consecuencia de ello, o más bien dicho, vosotros los matáis, con el fin de sacar y adquirir oro, cada día más?”.
El significado de estas palabras está vigente hoy, en medio de la opresión, el saqueo, el abandono, las guerras y las múltiples expresiones de violencia. Continúan las guerras por el oro, el petróleo, el agua, las rutas comerciales, etc…
Sabido es que todo el militarismo desplegado es para que las multinacionales se apropien de reservas minerales y de materias primas; los grandes consorcios destruyen la agricultura de los países pobres, con gobiernos débiles y serviles, para así dominar los mercados de los productos agrícolas. Conquistan los sectores: bancario, de energía, de transporte, de productos químicos, de las comunicaciones y de la cultura. Se trata de la vida de millones de personas que, directa e indirectamente, son asesinadas al quitárseles los medios vitales necesarios para vivir, poniéndose en juego la vida misma del planeta. Simultáneamente, el gasto militar mundial alcanzó los 2,44 BILLONES de dólares en 2023, lo que supone un aumento del 6,8% en términos reales con respecto a 2022, siendo el mayor incremento interanual desde 2009.
II
En este contexto la AGENDA LATINOAMERICANA MUNDIAL 2025 quiere contribuir a asentar una convivencia planetaria humanamente aceptable. Para ello es necesario un consenso básico y universal.
Los valores éticos comunes deben trascender las creencias religiosas y los intereses económicos, para dar paso a una cultura de la NOVIOLENCIA, atacando las causas y los síntomas de los conflictos, además de pasar a una fase que tome la iniciativa que permita administrar el poder de manera constructiva y responsable. Se trata de     una ética universal de CULTURA DE PAZ que se manifieste a través de la acción política noviolenta y que se debe proyectar, invariablemente, en una cultura solidaria.
En el mundo globalizado no hay una ética universal de la acción noviolenta. Lo que hay es más bien una nueva forma de colonialismo contra las personas. La inhumanidad de la violencia de la globalización impide a las personas adquirir identidad, sentido de la vida y valores éticos. Es decir, existe una implicancia entre ética mundial, derechos humanos, paz y no violencia en el mundo. Estos “grandes imperativos de la humanidad” deben ser profundizados desde la ética y deben ser ratificados en el derecho. Sólo con valores éticos sin plasmarse en leyes, no hay eficacia. Y solo con leyes sin fundamentación ética no se puede crear un orden mundial no violento, porque carecería de consistencia.
III
En los artículos de esta edición 2025 se puede VER que el mundo vive en medio de graves y violentos conflictos que requieren ser superados para que la humanidad sobreviva. Hay una violencia física expresada en las guerras, invasiones, desplazamientos de poblaciones. Se imponen símbolos, lenguajes, ideologías contrapuestas a la Cultura de la Paz. 
Esto, porque el mundo contemporáneo ha trasladado y naturalizado la violencia desde el ámbito privado a lo público-estatal para ejercer la dominación como si fuera un poder legítimo. Se hace daño para apropiarse de lo que está disponible para otros, lo que es conocido como “darwinismo social”, que es expresión de irracionalidad y de injusticia. Es la razón la que posibilita la construcción de sentido para reconocer la humanidad del otro y que hace posible la propia humanidad. Sin justicia no hay paz, porque se habrán perdido las formas de cooperación. La
opresión inhibe y no expande la vida. Ello, porque bajo las apariencias de un orden que es pasividad y silencio, se deja oculto el desorden de la verdad atropellada, de los derechos conculcados, de los espíritus amedrentados o sugestionados, además de la falta de alegría y de esperanza. El orden verdadero se refiere a la actividad y no a situaciones inertes, porque lo inerte no es ordenado, sino pétreo. La igualdad y la participación conforman el ideal democrático. Esta es una comunidad de desiguales como personas, pero que convierten sus desigualdades naturales en fuentes de dinamismo y buscan un mínimo de concordia para convivir.
Al contrario, la violencia puede ser funcional para movilizar segmentos que están predispuestos a seguir dicha estrategia de dominación. Pero pronto se descubrirá que la opresión se basa en la nada. Y que es un castillo en el aire que las tormentas de los tiempos acabarán por derrumbar. Porque  la  verdad  siempre es más fuerte que los tiranos y que la tiranía de los “ingenieros de almas” que, al afrontar la verdad, no podrán salvaguardar el poder. Las experiencias y pensamientos puestos en diálogos provocan en los seres humanos un proceso reflexivo que lleva a la acción. Y entonces se modifica la convivencia y se alteran también los principios de la vida personal y, por
transferencia, las condiciones de la vida de la comunidad. Es cuando llega “la noche oscura del alma” y cambia la relación consigo mismo y el mundo.
Ya lo decía Gandhi: “No quiero cerrar los cuatro rincones de mi casa ni poner paredes en mis ventanas. Quiero que el espíritu de todas las culturas aliente en mi casa con toda la libertad posible”. En la sección JUZGAR se encuentran lecturas que nos permitirán abrirnos.
Es un hecho que la humanidad está cayendo en una globalización que no tiende a unir culturas, sino a imponer sobre ellas el único patrón que les permite quedar dentro del sistema mundial. Y esto es violento e inhumano. De allí la pertinencia de la noviolencia como práctica ético-política que rechaza el uso de la violencia y la agresión en todas sus formas, como medio y como fin, para optar por la humanización de la sociedad mundial valorando el poder de la vida, previniendo los conflictos y disminuyendo el poder de los gobernantes y dueños de las economías cuando dicho poder lo ejercen injustamente.
IV
La noviolencia como acción política reconoce cuáles son y por qué se producen las víctimas que va dejando la violencia a través de la creación de ejércitos u organizaciones armadas con consecuencias catastróficas. Es necesario ACTUAR, superar la cultura de la guerra, que la justifica y legitima, extendiéndola en el sexismo, el etnocentrismo y la competitividad destructiva. En la actual crisis civilizatoria, la creación de formas humanas de convivencia, de producción y de consumo exige la acción por la justicia, respetándose la vida y la integridad de los adversarios. Esta acción no violenta no es resignación, ni evita el conflicto, ni es pasividad, sino un método de lucha para rechazar la injusticia a través de diferentes expresiones sin recurrir a la violencia, lo que reafirma el valor ético de la acción. Se opone al poder armado porque inhibe y oculta el desorden de la verdad atropellada, de los derechos conculcados, de los espíritus amedrentados o sugestionados. La noviolencia busca “una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde sea cierto el amor y sea posible la felicidad”.