Árboles luminosos en las calles, en vez de farolas

 

Anthony Evans CEO y cofundador de Glowing Plan

 

Veo a los organismos como aplicaciones. Creo que estamos entrando en una era en la que diseñar un organismo biológico es como diseñar una aplicación. La secuenciación del ADN es nuestra capacidad de leer los genes del entorno. La síntesis del ADN es nuestra capacidad de escribir secuencias de ADN. Si combinamos ambas tecnologías no sólo somos capaces de leer nuevas funciones directamente del entorno, sino que también podemos inventar nuevas formas de utilizar estos genes e insertarlos en nuevas secuencias de ADN para crear nuevas aplicaciones.

¿Y si utilizáramos árboles para iluminar nuestras calles en lugar de luces eléctricas? La imaginación y la innovación son las fuerzas que han hecho avanzar nuestra civilización a lo largo de la historia. La frontera de nuestra civilización es la biología sintética: nuestra guía es la naturaleza misma.

Las plantas que emiten luz aparecieron hace mucho tiempo, en la mitología. La primera planta que brillaba en la oscuridad se remonta hasta el Bhagavad Guita. Un texto religioso hindú de hace miles de años. La gente ha querido plantas que brillen hace mucho tiempo. También hemos visto la aparición de películas como Avatar y La vida de Pi, que han hecho cosas muy interesantes con la luminiscencia. Esta es nuestra cultura.

Al mismo tiempo vemos que los científicos llevan mucho tiempo trabajando en plantas bioluminiscentes desde hace mucho tiempo. La primera planta que brillaba se creó a mediados de los 80, aunque parezca mentira. Aquella planta emitía una luz muy débil. Había que fotografiarla con una exposición de 8 horas para poder apreciar su luminiscencia. Pero vimos que era una oportunidad única. La parte científica seguía su curso, aunque nadie lo supiera, así como el curioso fenómeno cultural.

¿Para qué necesitamos esto, cuando podemos utilizar esto?

Inspirándonos en las luciérnagas y en la bioluminiscencia acuática, nuestros científicos de Stanford, Kein Taylor y Hamirat Trory, utilizan los métodos disponibles para crear plantas que brillan de verdad en su biolaboratorio casero en California. Hemos desarrollado un método para hacer que las plantas brillen todavía más. A día de hoy el brillo de la planta sigue siendo muy débil. Es visible, pero la habitación tiene que estar a oscuras, y los ojos tienen que acostumbrarse a la oscuridad para poder ver el brillo. La bioluminiscencia aún puede mejorar mucho, pero estoy convencido de que al final conseguiremos un brillo suficiente como para que pueda tener aplicaciones prácticas. Y la aplicación que más me entusiasma es la de sustituir las farolas con árboles que brillen en la oscuridad. Esos árboles no sólo mejorarán el aspecto de las calles, sino que podremos deshacernos de las horribles farolas eléctricas, que gastan electricidad y emiten dióxido de carbono. Si conseguimos que estas plantas brillen lo suficiente para implementarlas en nuestro entorno, conseguiremos una iluminación mucho más natural y hermosa. Sería maravilloso.

La biología es vida. Nosotros somos biología. La comida, las medicinas, las fuentes de energía... todo viene de los mismos principios. Y ahora somos capaces de programarlos y manipularlos directamente. Es un cambio radical, que será lo más revolucionario en tecnología durante los próximo veinte o treinta años.

Por eso estoy tan entusiasmado, ya que habrá una transformación en todos los ámbitos. Por hacer una comparación, a finales de los 80, Bill Gates dijo: «quiero poner un ordenador en cada hogar y en cada oficina». Y hoy en día tenemos docenas de procesadores. Imaginad eso mismo aplicado a los próximo 20 ó 30 años: podríamos tener tantas aplicaciones biológicas como microprocesadores tenemos en la oficina o en casa, incluso en nuestros cuerpos: los llevamos encima. Esto nos permitirá crear un entorno más respetuoso con el medio ambientes, sostenible, limpio, me entusiasma formar parte de este viaje.