Compartir el trabajo
Compartir el trabajo
PNUD, Informe 1994
«Trabajar menos, para trabajar todos» es un eslogan que ha aparecido recientemente en las calles italianas. En el mundo industrializado la idea de compartir el trabajo está ganando importancia.
La idea fundamental es sencilla. Más que una semana de cinco días de trabajo para algunos trabajadores dejando a otros sin empleo, la semana de trabajo podría quedar reducida a, digamos, cuatro días, con el correspondiente recorte salarial, de forma que pudiera trabajar más gente.
La fábrica alemana de automóviles BMW introdujo en 1990 en una de sus plantas una semana de cuatro días, de 36 horas, con un acuerdo de flexibilización de trabajo. La productividad sube más que el desajuste del costo de la admisión de nuevos trabajadores, de forma que no es necesario un recorte salarial.
Otra negociación más reciente en otra factoría automovilística alemana, la Volkswagen, incluye una semana de cuatro días con un 10% de recorte salarial. Esta medida no ha creado nuevos puestos de trabajo, pero ha salvado 31.000 puestos que, de otra manera, hubieran sido eliminados.
En Francia, una subsidiaria de la compañía de computadores Hewlet-Packard ha introducido una semana de cuatro días, más flexible para los trabajadores. Esto ha posibilitado que la planta funcione los siete días de la semana, sin descanso, en vez de cinco días en turnos diurnos. La producción se ha triplicado, el empleo ha ascendido un 20% y los salarios han permanecido intalterados.
En Japón, las grandes compañías han estado cerrando dos días al mes y ofreciendo a los trabajadores el 80-90% de su salario.
Es difícil decir cómo exactamente podrían salvarse muchos puestos de trabajo si los países adoptaran tales medidas. Pero para Francia se ha calculado que la adopción universal de una semana de cuatro días -36 horas- con un promedio de 5% de reducción en el salario crearía alrededor de dos millones de nuevos empleos, y ahorraría 28 mil millones de dólares en seguros de desempleo.
Compartir el trabajo también tiene sus dificultades. Algunas compañías podrían utilizar las reducciones de tiempo de trabajo simplemente como una forma de reducir los costos. Y podría ser más difícil implementar el plan en las pequeñas compañías, que tienen menos espacio de maniobra. Trabajadores y sindicatos están preocupados también por la posibilidad de que este planteamiento pudiera a largo plazo concentrar el trabajo en unos puestos de trabajo de alta productividad y muy bien pagados, dejando muchos más trabajadores sin trabajo ni ingresos.
Compartir el trabajo podría ser no obstante el germen de una idea que ofrecería mayor libertad para los trabajadores, así como un nivel de vida mejorado, a la vez que contribuiría notoriamente a la reducción del desempleo. Decididamente, la cuestión del trabajo y del empleo necesita una revisión fundamental, básica, tanto a escala nacional como mundial.