Cristianos con responsabilidad política

Cristianos con responsabilidad política


No es bueno dejar la política en manos de los políticos, porque es tarea de todos. Desde la instancias que cada sistema establece, o creando nuevos cauces, cada vez son más los creyentes que ponen el evangelio al servicio de un modo concreto de entender la vida pública y el bien común. Los resultados están ahí.

Corría el año 1985. En el Congreso de EEUU, se votaba sobre la ayuda a los «contras» que operaban en Nicaragua. “La votación se presentaba reñida. Todos los diputados menos dos parecían tener claro el voto. Dos miembros de «Network», intentaron convencer a los dos diputados para que se opusie­ran. El primero se había opuesto en la votación anterior, pero esta vez dudaba por que Reagan le había dicho que si votaban en contra, podría costarle la reelección. Le pedimos que votara en conciencia, no por motivos políticos. La segunda, una mujer, estaba aún indecisa. Le dijimos que había habido un cambio de última hora en la redacción de una enmienda a la totalidad. Ella se mostró escépti­ca… Ya habíamos hecho todo lo que podíamos y nos reunimos con el resto del grupo que seguían las votaciones con la respiración contenida. La Cámara se opuso a la ayuda a los contras por dos votos. ¡Nuestros votos!”

¡Que viene el Loby!

Es sólo muestra de una realidad. «Network» es fruto de una iglesia dinámica en un país donde los católicos no son mayoría. Se autodefinen como un “Lobby católico nacional en favor de la justicia social” (A National Catholic Social Justice). Un “lobby” es un grupo de presión política organizado. En EEUU dichos grupos están registrados y actúan a cara descubierta. Su misión es influir en el Congreso y el Senado para conseguir enmiendas a propuestas de ley, acciones del gobierno en una u otra línea, investigaciones... Su estrategia está bien definida, tienen a su alcance los métodos de participación política más variados: sentadas, manifestaciones, llamadas y envíos de fax a los diputados y senado­res, entrevistas con altos cargos, campaña de desobediencia civil... Actividades, en difinitiva, tendente a sensibilizar y presionar a los políticos y a la sociedad en una dirección, en este caso, la de la justicia social entendida desde los valores del evangelio.

La Hna. Anata Miller es miembro de Network. Religiosa de las Siervas del Inmaculado Corazón de María, esconde tras su grata sonrisa, un cerebro bien amueblado: doctora en economía por la universidad de California, en Berkeley, es miem­bro directivo de Network y se encarga de la coordi­nación de educa­ción. Ella cree que “presionar” (lobbyig) en favor de cambios sociales justos es una válida respuesta a las exigencias del evangelio en una sociedad como la estadounidense y en un momento como el actual en el que la desigualdad entre ricos y pobres crece en todo el mundo, incluso en EEUU.

El trabajo de Network se basa en los valores y enseñanzas de la doctrina social de la Iglesia católica. Las líneas de acción parten siempre de un análisis, y son resultado de un largo proceso de reflexión y discusión. Al final, el «profetismo y la utopía» de los ideales (sanidad para todos, casa para los que no la tienen, parar la fabricación de armas y la intervención en países del tercer mun­do...) ha de conjugarse con el «pragmatismo» de la política y proponer concreciones (un texto nuevo para una ley, un modo nuevo de abordar un proble­ma social, una estrategia eficaz para convencer a los diputados y diputadas para que voten en tal sentido).

Funcionar como red

Con más de veinte años de vida, Network reúne ya a diez mil asociados que pagan una cuota fija y cuenta con profesionales para las tareas de organiza­ción y gestión. La metodología de trabajo es muy parcipativa: los miembros proponen periódicamente qué asuntos se han de trabajar. Cuando se discuten y se llega a líneas de actuación se pone en marcha toda la red de miembros y voluntarios. La comunica­ción y una red organizada en todo el país son el secreto de la eficacia de las acciones políticas, ya que sólo se actúa en el Capitolio. Cada distrito electoral tiene asignado un contacto y los coordina­dores de cada estado sirven para movilizar las fuerzas disponibles en cualquier momento. Desde el principio, el apoyo de las congregaciones fue vital para el desarrollo de esta infraestructura. Tiene además un boletín, «Connection», que mantiene la comunicación y ofrece artículos de reflexión. También desarrollan una importante tarea educativa abierta a todo el que quiera, que incluye seminarios de formación política, o sobre cómo “hacer lobby”. Son medios para promover un modo de entender el bien común, la sociedad y las relaciones internacio­nales, como tarea de todos.

Tender puentes

Las prioridades actuales de Network se agrupan en tres líneas:

-Asegurar el acceso justo a los bienes económi­cos: reforma sanitaria, reforma de la seguridad social, viviendas asequibles.

-Reordenar prioridaes presupuestarias: conver­sión económica, reducir el déficit, impuestos justos.

-Transformar las relaciones mundiales: desarrollo igualitario y sostenible, cooperación mundial, con especial atención a Filipinas, Centroamérica y Sudáfrica.

Durante sus dos décadas de existencia ha tomado postura clara respecto a la igualdad de derechos, la imposición de sanciones a Sudáfrica, la ayuda estadounidense a los «contras» de Nicaragua, el desarme... Hoy los temas ecológicos y de interde­pendencia ocupan también la agenda de la organi­zación.

Entre las acciones estratégicas, se pone gran interés en conseguir que quienes sufren políticas injustas entren en contacto con los miembros del Congreso que toman las decisiones que influyen en sus vidas. A este tipo de acciones se les llama «Bridge Building», construir puentes.

Para Amata Miller, inmigrantes y mujeres son los colectivos que hoy más necesitan el apoyo de Network. Como economista se declara contraria al reciente tratado de librecomercio entre México, EEUU y Canadá y lamenta que en este caso no lograran su objetivo. Pero sí ha vivido muchas ocasiones la satisfacción de pequeños pasos, como el de la votación contra la ayuda a los «contras» o lograr que cambiara la política de favor de EEUU respecto al dictador filipino Fernando Marcos. También han sido años de avance en los derechos de las mujeres.

Fe y política

Las acciones políticas del grupo son permanen­tes, no están con ningún partido, aunque como en el caso de Bill Clinton, sientan más sintonía con algunos. “Se nota -afirma Miller- que proviene de una clase social muy sencilla, no como Bush. Algunos le acusan de no actuar, pero es que él consulta más, estudia más los temas, es otro estilo”.

Dentro de la iglesia de EEUU, al principio, Network raramente intervenía en asuntos internos. A partir de 1976 la Conferencia Episcopal decide adoptar sus temas de trabajo a partir de sondeos realizados en las parroquias, Network ha asesorado a los obispos en temas como mujer, la enmienda sobre igualdad de derechos, desarme y asuntos de economía o jurídicos.

Network interpreta el llamado del Evangelio a mirar la realidad desde los pobres, no sólo como llamado a una conversión personal, sino también a una conversión social. Propone una visión global e integradora de los temas políticos. Promueve relaciones iguales entre las personas y los pueblos, basadas en la reciprocidad, no en la sumisión-dominación. El grupo asume una perspectiva feminista, sobre todo por moverse en el terreno de la política, clásicamente tomado por los hombres, competitivo y jerárquico; también por haber surgido de un grupo de mujeres.

Pero esta organización ha logrado además, generar una mística peculiar dentro de la organiza­ción: la fe y la política se une en la liturgia cuando hay un encuentro, y los equipos, a menudo, se toman un fin de semana para reflexionar en profun­didad sobre las motivaciones y modos de la acción.