¿De la sostenibilidad a la «economía verde»?

¿De la sostenibilidad a la «economía verde»?

Delmar Mattes


1. Prácticamente, todos los científicos que se dedican a la investigación del cambio climático están de acuerdo en que la temperatura media del Planeta viene aumentando desde la revolución industrial (mitad del siglo XIX), habiéndose registrado un aumento brusco y rápido en los últimos 25 años. El calentamiento es considerado inequívoco por el IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, creado por la ONU en 1988 para propiciar evaluaciones científicas sobre cambios climáticos; cfr su IV Informe de Evaluación, Grupo de Trabajo I, 2007), basado en las observaciones de temperaturas medias globales, tanto en el aire como en el océano, y en las evidencias de derretimiento generalizado de la nieve y los glaciares, y la elevación del nivel de los océanos. Pero ese relativo acuerdo no se da cuando se trata de explicar las causas del fenómeno. Se admite que el calentamiento se debe tanto a procesos naturales como humanos (antropogénicos), de una forma integrada. La divergencia está, fundamentalmente, en el peso y en la importancia de cada uno de esos factores.

2. Por un lado están los que atribuyen la influencia preponderante a los fenómenos naturales (intensidad solar, alteraciones de la órbita de la Tierra, incidencia de rayos cósmicos, actividades volcánicas), que actúan en favor del calentamiento o enfriamiento del planeta ya desde los tiempos geológicos pasados. Parte de estos científicos defiende que, actualmente, el planeta estaría en la fase final de un ciclo global de elevación de la temperatura, que pronto pasará a una fase de enfriamento.

3. Los defensores de las causas antropogénicas (la mayoría de los científicos) atribuyen el actual calentamiento del planeta al aumento de gases de efecto invernadero (CO2, metano y óxido nitroso) y aerosoles, principalmente por el uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural), por la destrucción de los bosques y por las actividades agropecuarias.

4. El Informe del IPCC (2007) muestra el predominio de factores antrópicos en el calentamiento del planeta, principalmente de los gases de efecto invernadero y apunta como «muy probable que su tasa de aumento durante la era industrial no haya tenido precedentes en más de 10.000 años». El texto del informe dice que «es muy probable» (más del 90%) que la «mayor parte del aumento observado en las temperaturas medias globales desde mediados del siglo XX hayan ocurrido por el aumento observado en las concentraciones antrópicas de gases de efecto invernadero». El calentamiento de los últimos 50 años no es normal, comparado con los registrados en los últimos 1.300 años; los factores naturales no explicarían el actual aumento de temperatura.

5. La definición de las causas del calentamiento es importante porque desde el punto de vista práctico son ellas las que determinan las estrategias, las políticas públicas y las responsabilidades de los diferentes países para el afrontamiento del problema. Un ejemplo: si el calentamiento se debe única o predominantemente a factores naturales, no tiene sentido exigir que los países hagan recortes en sus emisiones. Y los países pobres y emergentes perderían el derecho a una indemnización por las emisiones de los países desarrollados desde la revolución industrial, la llamada «deuda histórica», todavía no reconocida.

6. La actual polémica persiste, principalmente porque existen todavía enormes incertidumbres ante la complejidad del sistema climático del planeta. Aunque en los últimos años ha habido un aumento de datos e informaciones, el conocimiento continúa siendo muy precario. Desconocemos incluso cuestiones básicas, y necesitamos tener mejor comprensión de las interacciones entre los diferentes factores, tanto naturales como humanos. Eso se refleja en las limita-ciones de los modelos matemáticos utilizados, muy criticados por los científicos. Y explica también por qué muchas conclusiones, principalmente las previsiones futuras, acaban siendo presentadas en grados de probabilidades y no como certezas. En octubre de 2010 la ONU instituyó un comité (IAC) que concluyó que el proceso utilizado por el IPCC ha sido en general exitoso, y propone medidas para mejorar la gestión y responder a las exigencias crecientes que deberá afrentar.

7. Es muy difícil hacer pronósticos sobre los cambios climáticos, principalmente ante la citada incertidumbre. Admitido que factores antropogénicos sean determinantes en el calentamiento global, sus efectos tenderán a provocar impactos cada vez más críticos a medida que crecen las concentraciones de gases de invernadero (estaban en 280ppm antes de la revolución industrial, alcanzaron 379ppm en 2005, y ahora deben estar por encima de 400ppm). Los científicos han alertado sobre el hecho de que las transformaciones del clima no son lineales, pudiendo provocar cambios imprevisibles. Pero lo más grave es que no prevemos reducciones de emisiones, una vez que: a) el consumo de petróleo sigue aumentando en todo el mundo; b) la mayoría de los gases de efecto invernadero tienen una larga permanencia en la atmósfera, llegando algunos a más de 100 años; eso significa que precisamos considerar las emisiones actuales, las futuras y las del pasado; c) todas las tentativas de conseguir un acuerdo internacional para estabilizar o reducir las emisiones (la última, COP 17, Durban, Sudáfrica 2012) prácticamente fracasaron, porque algunos países desarrollados, principalmente EEUU, se niegan a asumir mayores responsabilidades; d) la actual crisis económico-financiera mundial lo dificulta todo.

8. Si continúan las emisiones de gases invernadero actuales o incluso mayores, el informe estima que podrá darse un calentamiento mayor que el actual, produciéndose cambios mucho más serios en el clima global. Las mejores previsiones son de un aumento de temperatura entre 2,4° y 6,4°C. Por tanto, encima de 2°, límite de aumento del calentamiento y de las correspondientes emisiones de gases de invernadero, definido para evitar efectos más desastrosos, acordado sin mayores compromisos legales entre los países participantes de la 15ª Conferencia de las Partes (COP 15, Copenhague, 2009). Esa única meta climática es la que podría evitar los efectos más desastrosos del calentamiento. Como consecuencia del aumento de las concentraciones de dióxido de carbono previstas deberá darse una mayor acidificación de los océanos, la reducción de la cobertura de nieve, la disminución del hielo marino en los dos polos, y una probable ocurren-cia más frecuente de incidencias de calor, tifones, huracanes y otros fenómenos semejantes. En realidad la degradación del medio ambiente avanza con mucha velocidad en todos los espacios del planeta, ya sea en las aguas, en los suelos y océanos, mediante la deforestación, el depósito de desechos humanos e industriales, el uso de agrotóxicos y fertilizantes, el lanzamiento de productos químicos a la atmósfera de las ciudades, la destrucción de la biodiversidad en una crisis ambiental global nunca vista.

9. Las corporaciones internacionales de la producción de petróleo, apoyadas en estudios sin rigor científico, pasaron a difundir ideas de que no había motivo para mayores preocupaciones, ya que las nuevas tecnologías y el funcionamiento del mercado sabrían cómo afrontar el problema. Entidades ligadas a segmentos empresariales han intentado negar la necesidad de enfrentarse a los cambios climáticos.

10. No es gratuito el hecho de que, pasados 20 años desde la Conferencia Rio/92, cuando fueron presentadas las propuestas de la convención del clima por la ONU, seguida por documentos del IPCC, por varias conferencias y encuentros internacionales sobre el tema, los resultados prácticos conquistados hayan sido desastrosos. El principal motivo de los fracasos está en el actual modo de producción (capitalista) basado en la lógica de la acumulación creciente de lucros y capitales. Cuando no hay expansión, el sistema entra en crisis. Cortes de emisiones de carbono provocan una reducción del crecimiento económico, yendo contra los fundamentos del sistema. Ahora, con la Conferencia RIO+20, quieren conseguir la adhesión a la propuesta de la «economía verde», abandonando el paradigma de la sostenibilidad, de la ECO/92, que proponía recortes de emisiones. Según sus proponentes, se trata de una nueva estrategia basada en «modernas tecnologías» que quieren propiciar un «consumo más eficiente» con «impactos reducidos», compatibles con la lógica del mercado. O sea, la reducción de las emisiones de gases invernadero sería obtenida mediante la simple substitución, vía mercado, de las actuales tecnologías, por las «verdes», más eficientes, menos consumidoras de energía y menos emisoras.

Sólo un ejemplo para evaluar su sostenibilidad: las energías renovables, como la eólica y la solar, en general, producen menos emisiones de gases. Pero, también forman parte de esa categoría los agrocombustibles y las grandes hidroeléctricas, ambas responsables de los elevados impactos ambientales y sociales.

Se puede concluir que necesitamos, de un lado, luchar para que sean mejoradas y efectivamente implementadas las políticas propuestas por la ECO/92, y al mismo tiempo, buscar un modo de producción capaz de crear condiciones de equilibrio de la sociedad con la naturaleza. O sea, el futuro de los pueblos depende cada vez más de la creatividad y de la capacidad de lucha de los trabajadores, de los movimientos sociales y de la sociedad civil de todo el mundo.

 

Delmar Mattes

São Paulo, SP, Brasil