DESENREDANDO EMOCIONES JÓVENES

 

MARÍA FERNANDA CASTRO CARRIÓN

El ser humano es social por naturaleza y en su quehacer cotidiano se enfrenta con diversas vicisitudes no solo sociales, también morales y culturales, sin obviar la centralidad de los aspectos físicos y psicológicos.
La modernidad ha traído consigo cambios muy significativos en la vida cotidiana desvirtuándose el tabú social existente en temas de salud mental, un hito que vino a visibilizarse más con la pandemia del
Covid 19, no solo en sus víctimas sino también en la población en general como consecuencia directa
del confinamiento, el estrés y el nerviosismo colectivo existente.
Hoy día la juventud latinoamericana, principalmente en los grandes países como Chile, Brasil, Colombia, Perú, Argentina y México, pero también en Centroamérica, despliega una vida caóticamente
ajetreada por el estrés social, situación que facilita la vulnerabilidad frente a la depresión y la ansiedad
tan presentes en la vida cotidiana.
La OMS define salud mental como un estado de bienestar que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente, asimismo contribuir a la mejora de su comunidad. A la salud mental competen asuntos como trastornos mentales y discapacidades psicosociales, así como estados asociados a altos grados de angustia, discapacidad funcional o riesgo de conducta autolesiva.
Aunque depresión y ansiedad suelen asociarse, no son lo mismo. La depresión es un trastorno emocional que causa sentimientos de tristeza constantes y una pérdida de interés en realizar distintas actividades; afecta los sentimientos, los pensamientos y el comportamiento, y puede causar una variedad de problemas físicos y emocionales. Se manifiesta también en arrebatos de enojo, irritabilidad o frustración, alteraciones del sueño, cansancio, falta de energía, de apetito, agitación; dificultad para pensar, pensamientos recurrentes sobre la muerte, pensamientos suicidas.
La ansiedad supone un estado o sentimiento de miedo, temor e inquietud, sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe que pueden llevar a quienes la padecen a extremos de sudoraciones, agitaciones, tensiones, nerviosismo, como reacciones al estrés. La ansiedad prolongada afecta el desarrollo de actividades cotidianas, trabajo, escuela y relaciones con el entorno.
Es muy importante identificar los síntomas de estos padecimientos y apoyar a quienes los sufren cuando enfrentan las crisis existenciales con las que se van manifestando.
Hoy día la juventud es tal vez el sector social más afectado por estos padecimientos debido al alto grado de estrés al que los y las jóvenes se encuentran sometidos ante la carencia de oportunidades saludables y sostenidas de desarrollo económico, social y educativo, entre otras causas. Factores de alto riesgo son el abuso de las redes sociales y el uso desmedido de videojuegos; el desempleo y, a la par, estrés de trabajos informales para la sobrevivencia; la migración en el seno familiar; la impunidad de la violencia intrafamiliar y el abuso sexual a menores, asimismo preocupaciones por la apariencia física, consumo adictivo de alcohol y drogas, falta de sentido en el vivir, etc.
Para la Organización Panamericana de la salud (OPS, 2022) la depresión, la ansiedad y los trastornos del dolor son las tres enfermedades más comunes en América Latina y el Caribe. A ello agrega el Dr. Juan Tesone de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA, 2023) la importancia de analizar los trastornos bipolares, alimenticios y de conducta.
Desde estas líneas de la Agenda Latinoamericana y Mundial, y desde mi propia experiencia de largo padecimiento de salud mental que ya estoy en proceso de superación, hago un llamado a mi generación joven. Si estás atravesando cualquiera de estos padecimientos, no te desanimes, busca ayuda. Esto es tratable en la medida en que le dedicamos empeño y muchas ganas de salir adelante con terapia y en algunos casos con medicina alternativa.                                                                      Para ello, te expongo, desde lo que he ido conociendo, cinco técnicas útiles ante estos padecimientos, las que deben ser conducidas por profesionales adecuados, tales como:
Terapia psicológica: conjunto de técnicas utilizadas por profesionales de la psicología clínica para interactuar con el paciente sobre sus sentimientos, emociones, actitudes, afectos y efectos que puedan
alterar su calidad de vida.
Terapia psiquiátrica: conjunto de procedimientos y técnicas dirigidas a hacer entender al paciente sobre
el por qué sufre algún trastorno y su sintomatología, con el fin de proporcionarle armonía consigo mismo y su entorno; aquí el paciente puede ser sometido a tratamiento farmacológico.
Terapia cognitiva conductual: es una psicoterapia que busca cambiar los patrones de pensamientos, emociones y conductas que causan malestar o sufrimiento. Acá es importante cambiar la negatividad en la práctica con pensamientos positivos.
Terapia de Beck: se centra en los pensamientos que genera una persona de manera automática, lo que dice acerca de las demás personas, la percepción que tiene acerca de la vida y de las dificultades que se le van presentando.
Terapia Flores de Bach: es un sistema de 38 esencias, descubiertas por el Británico Edward Bach, en que cada una de ellas está asociada a una emoción, dando alivio al cuerpo ante un estado mental negativo, restaurando un equilibrio sano, ayudando a la persona a catalizar sus propios recursos.
Es importante afrontar con valentía estos padecimientos ya que desde que aceptas un acompañamiento psicológico estás ganando la batalla frente a las cadenas de la depresión y la ansiedad, por ello resulta útil desenredar tus emociones y con ello aquello que llevas atado por años contigo mismo, con tu familia o con terceros, que a la larga solo van haciendo cada día más pesada la maleta llamada vida.
Desde mi experiencia estas terapias pueden acompañarse de la práctica de meditación, yoga o algún deporte de preferencia, sumado a la escucha de podcasts de superación y motivación personal, la práctica del journaling, similar a un diario donde registras experiencias, vivencias, reflexiones y hábitos
en una agenda u ordenador. También resulta de vital importancia la aromaterapia acompañada de visualizaciones creativas y manifestaciones de poder que ayudan a darle un mejor sentido a tu día a día.
Educativamente es necesario el abordaje de estos temas ya que por desconocimiento e ignorancia pasan desapercibidas las alternativas de salud existentes; ha de concientizarse a la población en general con brigadas informativas, ferias de salud, volanteo,etc.
Como política pública se hace absolutamente indispensable destinar mayor porcentaje de la partida presupuestaria a nivel nacional y local a temas de salud mental, para que pueda proveerse a la población de una atención profesional especializada, de calidad y calidez, ya que la cobertura privada es de un coste generalmente inaccesible; además es muy importante dar seguimiento a los pacientes si estos se ausentan de sus terapias. También el tratamiento farmacológico, en su caso, necesita de cobertura pública ya que son medicamentos de alto costo para ser asumidos por jóvenes sin trabajo, sobre todo de familias de sectores sociales de muy escasos recursos económicos, como son la mayoría.
Destacable es la participación de la familia durante el proceso de tu recuperación emocional, misma que ha de proveerte afecto y los cuidados necesarios para la mejora continua. En caso de ausencia de núcleo familiar favorable, es indispensable abocarse a amistades y redes sociales que puedan brindar acompañamiento durante tu proceso de recuperación. Importante también participar en actividades que permitan tu interacción con las demás personas, donde puedas abordar el tema de la salud mental sin ningún estigma, y así crear redes con otras personas que han pasado por lo mismo, incluso a otros jóvenes que están enfrentando esta batalla en soledad.
Y recuerda que, como dice Matt Haig, «Los problemas de salud mental no definen quién eres. Son algo que experimentas. Caminas bajo la lluvia y sientes la lluvia, pero no eres la lluvia»