El imperialismo hoy
EL IMPERIALISMO HOY
James Petras
El capitalismo llevó la era imperial de la historia de la humanidad a su apogeo.
Imperio se define como autoridad, preponde-rancia, dominio, subordinación, justamente la forma de relaciones humanas que ha prevalecido en la etapa de la evolución en que la humanidad se individúa y los individuos y grupos humanos buscan afirmarse por medio de la sujeción y de la objetivación de otros individuos y otros grupos humanos. El Imperio toma diferentes formas a lo largo de la historia de las relaciones entre las personas, pueblos y naciones.
Con la globalización del capital, la forma imperial de la sumisión física a través de invasiones y conquistas, guerras de ocupación... va dando paso a formas más sofisticadas de sometimiento y jerarquización, que afectan más bien a la dimensión subjetiva, cultural e incluso espiritual de los pueblos. Los productos culturales de masas y el control sobre la información y la comunicación promueven la interiorización de los valores dominantes del productivismo y del consumismo en la mayoría de la humanidad. Sus efectos sobre las culturas y formas de relación autónomas es tan devastador como los efectos de la imposición de un único modelo globalizado de modernización económica y tecnológica sobre el desarrollo de los pueblos y las naciones.
Marcos ARRUDA, PACS, Rio de Janeiro
Estamos en una nueva época del imperialismo. Hoy lo que interesa es el mercado y el consumo. La lucha ideológica quedó en segundo plano. Estados Unidos se está esforzando por llenar este nuevo papel de Estado imperialista, cuyo objetivo hoy es ganar cada vez más mercados cautivos para sus productos de consumo. La CIA y el Pentágono actúan ahora en favor de las empresas. Todo, para facilitar que la cultura de consumo estadounidense se extienda por todo el mundo. Así, las élites de estos países van a poder realizarse consumiendo los últimos productos estadounidenses y comiendo en los McDonald’s. Así, a pesar de la nueva imagen, el imperialismo hoy continúa siendo lo mismo: explotación y apropiación de la renta y de las riquezas de los países periféricos. Sólo cambió el nombre: ahora se autodenomina globaliza-ción.
Como EEUU perdió espacio frente a Japón, China, Taiwán, Corea del Sur... trata de asegurar sus mercados aquí en América Latina. Su estrate-gia son los mercados comunes, con los cuales pretende compensar las pérdidas en Asia.
La dependencia implementada por este actual imperialismo se da a través del control de los bancos y de los recursos minerales, por los centros comerciales, por la información y por los medios de comunicación.
Para conseguir mantener la implementación de este proyecto en América Latina, EEUU va a tratar de que se conserve dentro de esos países la estructura básica de un Estado de dominación, a través del ejército y de las policías militares y la realización de elecciones que no afecten a estos «cambios», que tienden a profundizar las desi-gualdades sociales en estos países.
Pero esta situación tiende a generar una oposición popular en los países, pudiendo surgir una nueva fase de luchas de resistencia latinoa-mericana. Como el capital está cada vez más internacionalizado, genera una contradicción fundamental para la lucha de los trabajadores de todo el mundo: la conciencia internacionalista.
La gran ironía de este siglo (iniciado con aque-llas palabras célebres, «proletarios de mundo, uníos», y cerrado con los capitalistas internacio-nales cada vez más concentrados y unidos) puede estar dando inicio a un nuevo ciclo de transforma-ciones y luchas sociales antes imprevisibles. Quién podría imaginar un movimiento campesino organizado como el «Movimiento de los sin tierra» luchando por la tierra en Brasil en pleno final del siglo XX...!
James Petras, Universidad de Nueva York