Emiliano Zapata

Los Padres de América Latina
que todos debemos conocer
Emiliano ZAPATA


Nació Emiliano Zapata Salazar en Anenecuilco, Estado de Morelos, México, el 8 de agosto de 1879. Desde niño conoció en su propia carne la explotación y aprendió a ver las cosas desde los oprimidos. En su propio pueblo organizó a los trabajadores para que protestaran contra los abusos de los hacendados. Con unos compañeros tomó la hacienda El Hospital, y la distribuyó entre sus vecinos. Su lema fue desde entonces: ¡Tierra y libertad!

Un documento de Morelos en que se hace un compendio de la doctrina revolucionaria, esencialmente agraria y de justicia social, fue su inspiración. El sólo puso sus palabras, su vehemencia, su experiencia, su amor a la tierra y a la libertad, y su rechazo a toda forma de servidumbre.

Zapata acogió con interés la lucha de Madero y el derrocamiento de Porfirio Díaz en 1911. Su decisión de dar la tierra a los campesinos halló margen de acción en la nueva realidad política. Lo aprovechó para distribuir tierras a los campesinos.

Madero creyó que con la abolición de la dictadura germinaría la democracia de manera espontánea, y licenció al ejército. Zapata se entrevistó con él para decirle que el problema agrario no se resolvería con un ejército al servicio de los intereses de los ricos. La respuesta del gobierno fue usar la fuerza para obligar a Zapata a aceptar lo decidido. El 28 de noviembre de 1911, desde el pueblecito de Ayala, Zapata reivindica la tierra para el que la trabaja, en un programa que se conoce como Plan de Ayala, que constituye su ideario.

El 20 de febrero de 1913, con el apoyo de EEUU se subleva el general Victoriano Huerta, que asesina a Madero y se convierte en dictador. Busca ganarse a Zapata, pero recibe la respuesta: "La revolución del sur no puede soportar el estigma de la traición a sus ideales". Entonces Huerta procura acabar con Zapata realizando masacres de campesinos, su base social. En una carta, Zapata le dice: "Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres"... "En medio de los derechos violados, de las libertades ultrajadas, de los principios vulnerados y de la justicia escarnecida, no puede existir la paz... La paz sólo puede restablecerse teniendo por base la justicia, por palanca y sostén la libertad y el derecho, y por cúpula de ese edificio, la reforma y el bienestar social...".

La crueldad de Huerta provocó su derrocamiento. Ante este cambio, que sólo era de personas, Zapata ratifica el Plan de Ayala, invitando a los compañeros del Norte -Pancho Villa y los suyos- a adherirse a él. Afirma: "Si los revolucionarios no estuvimos ni pudimos estar de acuerdo con los procedimientos dictatoriales del maderismo y con las torpes tendencias de éste..., tampoco hemos podido tolerar la imposición de un régimen exclusivamente militar basado en la traición y el asesinato, cuya única razón ha sido el furioso deseo de reacción que anima a las clases conservadoras". Y añade: "La revolución debe proclamar altamente que sus propósitos son en favor, no de un pequeño grupo de políticos ansiosos de poder, sino en beneficio de la gran masa de los oprimidos".

El presidente Venustiano Carranza intentó calmar a Zapata, tratando de que se conformase con creer en las reformas legales que nunca serían eficaces para transformar la realidad del campesino. Pero al no poderlo engañar, quiso acallarlo con la lucha armada. El caudillo del sur le hacía frente, a la vez que organizaba la producción en la zona en que dominaba, sobre todo en el Estado de Morelos. Fueron los anos 1914-1919 los más fecundos en logros en favor del pueblo. Finalmente Carranza y su general González decidieron asesinarlo a traición. El 10 de abril de 1919, lo asesinaron a balazos, pretendiendo así terminar con sus ideales de justicia para los oprimidos del campo.