Flujos de bienes culturales, personas, inversiones y conocimientos
Flujos de bienes culturales, personas, inversiones, conocimientos
PNUD, informe 2004
Flujos de bienes culturales: películas y otros productos audiovisuales
La controversia respecto de los bienes culturales en los tratados internacionales de comercio e inversión se ha intensificado debido al crecimiento exponencial del comercio, lo que ha incrementado la concentración de la industria cinematográfica de Hollywood, así como la creciente influencia de las películas y del entretenimiento en los estilos de vida de la juventud.
E,l comercio mundial en bienes culturales –cine fotografía, equipos de radio y televisión, documentos impresos, literatura, música y artes visuales- se cuadriplicó desde 95 mil millones de dólares en 1980 hasta más de 380 mil millones en 1998. Alrededor de cuatro quintas partes de este flujo provienen de 13 países. Hollywood llega a 2.600 millones de personas en todo el mundo, y Bollywood a 3.600 millones.
En la industria cinematográfica las producciones de EEUU normalmente llegan aproximadamente al 85% del público cinéfilo en todo el mundo. En términos del comercio audiovisual, sólo con la Unión Europea, EEUU obtuvo un excedente de 8.100 millones en el año 2000, dividido equitativamente entre películas y derechos de televisión. De los 98 países del mundo que tienen datos, sólo 8 producían más películas al año que las que importaban en la década de los 90. Por su parte, China, India y Filipinas se cuentan entre los productores de mayor tamaño en cuanto a películas por año. Hollywood se queda con más del 35% del total de ingresos del sector. Más aún: entre 1994 y 1998, en 66 de los 75 países que cuentan con datos, el primero o segundo país de origen de las películas importadas era EEUU.
En cambio, la industria cinematográfica europea ha sufrido una caída en las últimas decadas. La producción ha disminuido en Italia, con un total de 92 películas en 1998, y en España, con 85, mientras en el Reino Unido y Alemania permanece estable. La única excepción es Francia, donde la producción aumentó a 183 películas en 1998. La proporción de películas nacionales exhibidas entre 1984 y 2001 se redujo drásticamente en gran parte de Europa, salvo en Francia y Alemania, que cuentan con políticas de apoyo a la industria nacional. En el mismo período aumentó la proporción de películas provenientes de EEUU en la mayor parte del continente.
La hegemonía internacional de las películas provenientes de EEUU constituye sólo uno de los aspectos de la propagación mundial de la cultura de consumo occidental. Las innovadoras tecnologías de comunicación satelital que se desarrollaron en la década de los 80 crearon un poderoso medio con alcance planetario y redes mundiales de comunicación tales como CNN. La cantidad de televisores por cada mil habitantes del mundo se duplicó, desde 113 en 1980 hasta 229 en 1995, y la cifra ha seguido aumentando desde entonces hasta 243. En la actualidad hay patrones de consumo mundiales, y las encuentras de mercado identifican a una «élite mundial», una clase media mundial que siguen el mismo estilo de consumo y que prefieren «marcas mundiales». Lo más sorprendente es la categoría de «jóvenes mundiales», que habitan un espacio mundial –un mundo único de cultura pop- y se encuentran sumergidos en los mismos videos y música, y constituyen un mercado gigantesco para productos de moda tales como zapatillas, camisetas y jeans.
Flujos de personas
Las políticas sobre inmigración han generado división en muchos países. Además de conflictos relacionados con asuntos laborales y de competencia por los recursos del bienestar social, se generan debates por la cultura, es decir, si se debe exigir o no a los inmigrantes que adopten los valores y la lengua de la nueva sociedad. ¿A qué se debe que estos temas cobren mayor importancia hoy? ¿Qué tiene que ver con ello la globalización?
La mundialización está redefiniendo el movimiento de las personas por el mundo, tanto en términos cuantitativos cuanto cualitativos, ya que ha aumentado la cantidad de personas que emigran hacia los países de ingresos altos y desean mantener sus identidades culturales y lazos con su país de origen.
Si bien las personas siempre han traspasado las fronteras, durante las tres últimas décadas la cifra ha ido en aumento. El número de inmigrantes internacionales (personas que viven lejos del país que les vio nacer) aumentó desde 76 millones en 1960 hasta 154 millones en 1990, y llegó a 175 millones en 2000. Los avances tecnológicos han facilitado los viajes y las comunicaciones en la medida en que se han vuelto más rápidos y baratos. Por ejemplo, el precio de un pasaje aéreo desde Nairobi a Londres bajó desde 24.000 dólares en 1960 a 2.000 en 2000. Tanto el teléfono como internet y los medios de comunicación mundiales traen la realidad de cualquier punto del planeta al salón de cada hogar, con lo cual la gente cobra conciencia con respecto a las diferencias que existen en los sueldos y las condiciones de vida, y se muestra ansiosa por mejorar sus perspectivas.
La política también ha ejercido cierta influencia en el movimiento de personas y tanto la mayor apertura como la represión pueden obligar a la gente a abandonar su país. Procesos como las transiciones políticas en la ex Unión Soviética, Europa del Este y la zona del Báltico permitieron a muchas personas salir de su país por primera vez en décadas.
Pero más que un aumento numérico, lo que ha sufrido cambios radicales es la estructura del proceso migratorio:
• Cambio demográfico. Desde la perspectiva de Europa Occidental, Australia y América del Norte, el aumento en el flujo migratorio durante la última década se relaciona casi exclusivamente con los movimientos que van desde los países pobres hacia los ricos. En la década de los 90, la población nacida en países ajenos a las regiones más desarrolladas aumentó en 23 millones. Hoy, casi 1 de cada 10 personas que viven en esos países nació en otro lugar.
• La inmigración indocumentada ha llegado a niveles sin precedentes: casi 30 millones de personas en todo el mundo carecen de un estatus de residencia legal en el país donde viven.
• Movimientos migrantes circulares. Hoy las presonas que deciden emigrar tienen más posibilidades de regresar a su lugar de origen o de irse a un tercer país, que de quedarse en el primer país al que emigraron. Debido a la disminución en el precio de las comunicaciones y los viajes, los expatriados mantienen un contacto más estrecho con sus comunidades de origen.
• Redes de inmigrantes. Contar con amigos y familiares en el extranjero facilita la emigración. Las redes de inmigrantes proporcionan refugio, trabajo y ayuda para enfrentar la burocracia, de manera tal que los desterrados del mismo país suelen concentrarse en los lugares donde ya se han establecido otros; por ejemplo, el 92% de los inmigrantes argelinos en Europa vive en Francia, y el 81% de los griegos en Alemania. Por su parte, la inmigración ilegal china ha venido a engrosar las filas del éxodo con alrededeor de 30 a 50 millones de personas.
• Remesas: En poco más de 10 años, las remesas económicas hacia los países en desarrollo aumentaron, de 30.000 millones en 1990, a casi 80.000 millones en 2002. Por ejemplo, las remesas familiares enviados por salvadoreños que viven en ell extranjero alcanzaron hasta el 13’3% del PIB de El Salvador en 2003.
• Refugiados y personas que solicitan asilo: Alrededor del 9% (16 millones de personas) de los expatriados del mundo son refugiados. Europa recibió a más de 2 millones de personas en busca de asilo político en 2000, cuatro veces más que América del Norte.
• Feminización: Desde siempre las mujeres han emigrado junto a sus familias, pero hoy más mujeres viajan a trabajar solas y dejan a su familia en el país de origen. En el caso de Filipinas, el 70% de los trabajadores emigrantes expatriados en 2000 eran mujeres.
Flujos de inversión y de conocimiento, y pueblos indígenas
La mundialización ha acelerado un flujo de inversiones que ejerce un profundo impacto sobre el modo de vida de muchos pueblos indígenas. En efecto, en los últimos 20 años, más de 70 países han reforzado las leyes destinadas a promover la inversión en industrias extractivas (petróleo, gas, minería...), lo que ha causado un brusco aumento de la inversión extranjera en estos sectores. Por ejemplo, la inversión en exploración y explotación minera se duplicó en Africa entre 1990 y 1997.
La propagación mundial de inversiones en minería y la sobrevivencia de los pueblos indígenas son asuntos íntimamente ligados, debido a que muchos de los recursos naturales no explotados del mundo están ubicados en territorios ocupados por estos pueblos. Por ello, este proceso ha aumentado la presión sobre estas tierras, y ha producido desplazamientos forzados en Colombia, Ghana, Guyana, Indonesia, Malasia, Perú y Filipinas. Si la tendencia actual continúa, la mayoría de las grandes minas terminarán ubicadas en el territorio de los pueblos indígenas.
La mundialización también ha generado mayor demanda por el conocimiento como un recurso económico más. En este sentido, los pueblos indígenas cuentan con un rico patrimonio de conocimiento tradicional relacionado con plantas medicinales, variedades de alimentos demandadas por los consumidores, etc. Los empresarios, pensando en patentar este conocimiento, detectaron rápidamente el potencial de mercado implicado en él. De modo que, cada vez más, el conocimiento tradicional es objeto de apropiación indebida, y muchas de las mal llamadas «patentes de invención» reciben aprobación. Los países en desarrollo, sobre todo los indígenas, suelen carecer de los recursos necesarios para impugnar las patentes falsas en jurisdicciones extranjeras. Según un estudio de marzo del año 2000, 7.000 patentes habían sido otorgadas para el uso no autorizado de conocimientos tradicionales o la apropiación indebida de plantas medicinales.