GANDHI, HOY

 

DOLORES GÓMEZ SANZ

Asistimos a las más sofisticadas tecnologías militares que diseñan el poder de dominación y extractivismo voraz, poniendo en peligro el planeta entero, creando culturas consumistas alienantes de la conciencia libre que nos habita. Haz el amor y no la guerra fue consigna de la juventud en los años 70. Gandhi y su Noviolencia que independizó a la India del imperio británico, nos encendía el alma. Pero también nos la encendían las luchas guerrilleras en América Latina, hasta convencernos de que solo con la lucha armada era posible liberar a los pueblos oprimidos. Los estados, que no los pueblos, van alineándose a los bloques en disputa de la hegemonía mundial que manejan el armamento, apostando a matar o morir masivamente en un demencial derramamiento de
sangre. La guerra de Rusia contra Ucrania y de Israel contra Palestina y las demás de menor proyección mediática, igual de trágicas y perversas, son ejemplo de que tocamos fondo, no solo en esta locura armamentista, sino en las pautas culturales de consumir para un bienestar anodino enajenante de nuestro Ser. Todo ante la impotencia y la caducidad del sistema de Naciones Unidas, de izquierdas y derechas agotadas en sus propias mentiras y corrupciones, de sistemas democráticos formales aislados de la vida real de los pueblos y de sistemas autoritarios de falsas liberaciones, ambos depredadores de la naturaleza, ambos apostando sin ningún asco a la guerra de destrucción “del enemigo” cuando se trata de defender disque intereses patrios y de soberanía, en realidad de castas políticas y económicas enquistadas. Tocamos fondo y la resiliencia o esperanza inclaudicable que nos habita nos impulsa a nuevos paradigmas. Volvemos los ojos a Gandhi, el profeta de la No Violencia Activa: “La no violencia es la mayor fuerza a disposición de la humanidad. Es más poderosa que el arma de destrucción más poderosa concebida por el ingenio del hombre”. Descubrimos su propuesta capaz de transformar nuestras vidas y los sistemas sociales opresivos. Es revolución pendiente y resiliente en nuestra era tecnológica. Revolución No Violenta y muy Activa. Nos referimos a rescatar diez votos de fuerza extraordinaria que Gandhi hizo consigo mismo como camino de vida, una acción comprometida con renunciamientos y observancias éticas capaces de transformar nuestro mundo actual.
1 LA VERACIDAD. Ser coherente con la verdad que en cada momento se presenta, abierto a las coyunturas cambiantes y dialécticas. Ir creciendo de verdad en verdad, en honestidad con lo real, no con lo ideológico. Si en su momento dar respuesta veraz fue tomar un fusil para defender la vida de los oprimidos, hoy nuestra verdad es la No Violencia Activa que nos impide tomar un arma, con la radicalidad y consecuencias que ello conlleva.
2 LA NO VIOLENCIA (NV). No sustentar el propio poder o autoridad a costa de escarnizar o aniquilar a quienes se oponen. Es una acción no agresiva y en cada momento hay que discernir en que consiste. Esta NV es resistencia activa. En la NV la valentía consiste en morir, no en matar. Es exponer la integridad física, la vida, la libertad, en favor de una causa y, exponiéndola, emplazar, denunciar, poner al desnudo al agresor o verdugo. “La no violencia nunca debe ser usada como un escudo para la cobardía, es un arma para los valientes”, nos dice Gandhi. Imaginemos un mundo en el que las juventudes se nieguen, por principio consciente e inclaudicable, ¡a tomar un
arma! Hay precedentes exitosos de movimientos juveniles de objeción de conciencia en países y etapas donde el servicio militar era obligatorio.
3 LA CASTIDAD. No es cuestión de abstinencia del acto sexual, sino hacerlo en castidad, lo que significa una sexualidad no invasiva que convierta al otro/otra en objeto. Se trata de una sexualidad donde el otro/otra es persona sagrada, una sexualidad ritual, para la vida. Imaginémonos viviendo con ese mandato sociocultural ¿qué pasaría? Asistiríamos progresivamente a una sociedad libre de violencia machista, sin feminicidios, sin abusos sexuales ni violaciones…
4 AUSTERIDAD. Vivir con lo básico necesario, sin poseer ni ser propietario de nada más. La pobreza como un acto de libertad, camino de libertad según todas las tradiciones. No la miseria que es inhumana, sobre todo cuando es impuesta. Ir soltando lo que en realidad no necesitamos. “Vivir simplemente, para que otros puedan simplemente vivir”. La austeridad elegida es fuente de generosidad y alegría. Una acción de NV activa es la objeción al consumo selectivo como forma de protesta, ya hay luchas exitosas al respecto, protagonizadas por jóvenes.
5 NO ROBAR. No es solamente no tomar lo que no nos pertenece; sino también utilizar, consumir o acumular aquello de lo que no tenemos necesidad, pues entonces se lo estamos quitando a otra persona, a otra comunidad. Es un principio muy relacionado con el anterior. “La necesidad es limitada, la codicia y el deseo no contenido son ilimitados”. El sistema produce en las personas una pulsión por comprar; comprar por placer, comprar para compensar inconscientemente carencias, comprar porque es barato, tener… Es como vivir robando, sin conciencia.
6 CONTROL DEL PALADAR Y DE LOS DEMÁS SENTIDOS. Libertad con respecto al placer de los sentidos. “Comer para vivir y no vivir para comer”. Comida adecuada es llenar el estómago a dos tercios de sus posibilidades, acabar cada comida con un poco de hambre. El vegetarianismo forma parte de la cultura de la no violencia-no matar animales. Revisar nuestro modo de vivir muy relacionado a nuestro modo de comer. Muchos proyectos y propuestas actuales son acordes con este principio gandhiano, como el consumo de alimentos de proximidad, el vegetarianismo de carne roja, el vegetarianismo integral o el veganismo. Imaginemos cuanta transformación solo comiendo así…
7 UTILIZAR OBJETOS HECHOS HONESTAMENTE.
Dificilísimo actualmente ese compromiso de no utilizar nada que se haya producido con explotación de mano de obra, con depredación irracional de los recursos naturales, con fin de lucro, sin principios éticos. Es otro gran paradigma.
8 TRABAJO CORPORAL PARA GANARSE EL PAN.
En el Génesis bíblico ya se dice, está en la conciencia comunitaria desde antiguo: no vivir a costa de lo que hacen otros, “ganar el pan con el sudor de la frente”. No valerse del trabajo de otros para beneficiarse sin trabajar. Es acorde con esa propuesta de una vida simple, autogestionada, solidaria, que mira la justicia y el bien común. ¡Imagínense! ¡Se acabarían las bolsas de valores donde se gana o se pierde dinero sin trabajar!
9 NO TENER MIEDO A LA MUERTE. Gran desafío y compromiso con uno mismo: cultivar el valor sereno de morir sin matar. Es pilar fundamental de la NVA. Gandhi nos testimonia: “Hay muchas causas por las que daría la vida. No hay una sola causa por la que mataría”. Acabaríamos con la locura de las guerras, los asesinatos, Es la libertad suprema de la valentía. Entregar la vida sin devolver violencia por violencia sino emplazando, desafiando el aparente poder del verdugo. El moreno de Nazareth es tremendo testimonio de esa valentía, Gandhi, a la par…
10 EL RESPETO POR TODAS LAS RELIGIONES.
Creo en la verdad fundamental de todas las grandes religiones del mundo”. Obvio, pero no así de fácil. Dice Gandhi que nadie conoce el sentido de sus propias escrituras, ni puede reconocer el sentido de las ajenas, si no ha alcanzado la perfección de la no violencia, de la verdad, y del dominio de sí mismo y si no ha renunciado a la posesión de cualquier riqueza. Es cuando, en el encuentro interior profundo, logramos esa tolerancia y comprensión de la unidad en la diversidad.
Son principios que desmoronan el capitalismo depredador, el violento patriarcado, los sistemas de opresión. Difícil, pero posible. Gandhi nos decía "CREER QUE LO QUE NO HA OCURRIDO EN LA HISTORIA NO OCURRIRÁ JAMÁS, ES ARGUMENTAR UNA FALTA DE FE EN LA DIGNIDAD DEL HOMBRE”. Otro mundo es posible. Con solo que una persona pueda, significa que humanamente es posible. Gandhi es un testimonio vivo, es uno de los grandes, siendo un sencillo hombrecillo, con lucidez de autoconciencia. Cambia tu vida para cambiar el mundo. Sí se puede.