La Huella Ecológica es un índice del impacto que tiene sobre el planeta la actividad humana y se puede definir como la superficie de planeta que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades y para reciclar el CO2 que producimos. Es una alternativa al economicista PIB (Producto Interior Bruto) y un complemento de otros índices como el IDH (Índice Desarrollo Humano) y el ICPDS (Índice Coherencia Política Desarrollo Sostenible) para poder diseñar políticas equilibradas y sostenibles que reflejen nuestro compromiso con el medio ambiente y el bienestar social. La Huella Ecológica integra el conjunto de impactos que ejerce una comunidad humana sobre su entorno generados para el mantenimiento del consumo de la comunidad. Vivir, producir y consumir por encima del que puede sostener un planeta Tierra es insostenible y además injusto si tenemos en cuenta hay muchas desigualdades y pobreza. La organización promotora es la Global Footprint Network (https://www.footprintnetwork.org). Se calcula a partir de la superficie de cada país considerando diferentes aspectos: flujo de materiales y de energía, la capacidad de los sistemas ecológicos para absorber los residuos generados durante el proceso de producción y el uso de los productos finales y el espacio ocupado con infraestructuras, viviendas, equipamientos. A nivel individual también se puede calcular de manera orientativa nuestra huella ecológica y medir cuanta naturaleza usamos. Para ello tiene en cuenta los residuos generados, el trasporte, el consumo de agua y el de energía. Podemos calcular nuestra Huella Ecológica individual a través de la aplicación https:// www.footprintcalculator.org, entre otras. Este indicador integra múltiples impactos pero otros no quedan contabilizados como: las contaminaciones del suelo, del agua, y la atmosférica (a excepción del CO2), la erosión, la pérdida de biodiversidad o la degradación del paisaje, las prácticas en los sectores agrícola, ganadero y forestal, el impacto asociado al agua se tiene en cuenta parcialmente