La creación
La creación según el Libro Sagrado
de los mayas
Popol Wuh
Éste es el principio de las antiguas historias del Quiché donde se referirá, declarará y manifestará lo claro y escondido del Creador y Formador, que es Madre y Padre de todo.
Habiéndose echado las líneas y paralelas del cielo y de la tierra, se dio fin perfecto a todo, dividiéndolo en paralelos y climas. Todo puesto en orden quedó cuadrado, repartido en cuatro partes como si con una cuerda se hubiera todo medido, formando cuatro esquinas y cuatro lados.
Todo se perfeccionó y acabó por el Creador y Formador de todo, que es Madre y Padre de la Vida y de la Creación, y que comunica la respiración y el movimiento, y el que nos concede la Paz. El es la claridad de sus hijos y tiene cuidado y mantiene toda la hermosura que hay en el cielo y en la tierra, en las lagunas y en el mar.
Antes de la creación no había hombres, ni animales, pájaros, pescados, cangrejos, árboles, piedras, hoyos, barrancos, paja ni bejucos y no se manifestaba la faz de la tierra. El mar estaba suspenso y en el cielo no había cosa alguna que hiciera ruido. No había cosa en orden, cosa que tuviese ser, si no es el mar y el agua que estaba en calma, y así todo estaba en silencio y oscuridad, como noche.
Solamente estaba el Señor y Creador, K’ucumatz, Madre y Padre de todo lo que hay en el agua, llamado también Corazón del Cielo, porque está en El y en El reside.
Vino su palabra acompañada de los Señores Tepew y K’ucumatz y, confiriendo, consultando y teniendo consejo entre sí, en medio de aquella oscuridad, se crearon todas las creaturas.