La economía solidaria
La economía solidaria
Luis Razeto Migliaro
La sociedad contemporánea enfrenta desafíos gi-gantescos, entre los cuales: la pobreza, la exclusión y la marginación de grandes sectores sociales y de pueblos enteros en diversas regiones del mundo; la desocupación y la cesantía de porcentajes crecientes de la fuerza de trabajo; gravísimas injusticias y desigualdades sociales que se traducen en procesos de desintegración de la convivencia social; conflictos étnicos e internacionales que se prolongan sin solución apropiada; la ingobernabilidad y la desafección ciudadana respecto de los sistemas políticos; la acentuada delincuencia y corrupción; el deterioro del medio ambiente y de los equilibrios ecológicos; los abultados endeudamientos privados y déficits públicos insostenibles, que generan una gravísima crisis financiera; deterioros de la calidad de vida relacionados con modos de consumo distorsionados; el agotamiento de importantes recursos naturales y de fuentes de energía necesarias para continuar el desarrollo.
La acumulación y agravamiento de este conjunto de problemas llevan a la convicción de que estamos frente al agotamiento y la crisis estructural o sistémica de un tipo de economía y de un modo de desarrollo basados en la combinación de dos grandes actores y sectores económicos: el de las finanzas, las empresas y el mercado capitalistas, y el del Estado y las políticas públicas. Si es así, se hace necesaria y urgente -para hacer frente a estos grandes problemas y desafíos y evitar un verdadero colapso civilizatorio- crear y potenciar una nueva economía y un nuevo tipo de desarrollo. Incluso pensamos nosotros que la tarea histórica del presente consiste nada menos que en iniciar la creación de una nueva y superior civilización, que abra la experiencia humana hacia nuevos horizontes.
Cabe señalar que, por iniciativa de quienes experimentan y son mayormente conscientes de cada uno de los mencionados problemas, se han venido experimentando actividades y procesos tendentes a superarlos, y que en los hechos están dando lugar -aunque todavía en pequeña e insuficiente escala– a esa nueva economía y a ese nuevo modo de desarrollo necesarios. Iniciativas y procesos emergentes que se están difundiendo, articulando y siendo conocidos e impulsados con los nombres de ‘economía solidaria’ y ‘desarrollo humano sostenible’.
La economía solidaria o economía de solidaridad es una búsqueda teórica y práctica de formas alternativas de hacer economía, basadas en la solidaridad y el trabajo. El fundamento de la economía de solidaridad es que la introducción de niveles crecientes y cualitativamente superiores de solidaridad en las actividades, organizaciones e instituciones económicas incrementa la eficiencia micro y macroeconómica, y genera un conjunto de beneficios sociales y culturales que favorecen a quienes la experimentan, a la comunidad circundante y a toda la sociedad.
La solidaridad incorporada en la actividad económica, convertida en fuerza productiva, en criterio de distribución y en forma del consumo, es lo que hemos llamado el ‘Factor C’ (pues con la letra C comienzan muchas palabras que lo expresan: comunidad, cooperación, comensalidad, comunicación, comunión, compartir y tantas otras que comienzan con el prefijo co, que significa hacer algo ‘juntos’. El Factor C es el fundamento de la economía solidaria, y puede entenderse como “la unión de conciencias, voluntades y emociones tras objetivos compartidos por una comunidad, organización o colectivo humano, que potencia a sus integrantes y al grupo en cuanto tal, multiplicando sus logros”.
La economía de solidaridad es un proceso real en el que convergen las búsquedas de variados y múltiples sectores y grupos: grupos populares y organizaciones de base, y personas de todos los sectores sociales que quieren desarrollar iniciativas empresariales de nuevo tipo, con sentido social y ético; movimientos cooperativos, mutualistas y autogestionarios; organizaciones y movimientos ecologistas, que descubren que los problemas del medio ambiente son causados por formas económicas y de desarrollo insolidarias; pueblos originarios que luchan por recuperar su identidad y sus culturas comunitarias tradicionales, y que encuentran en formas económicas comunitarias y solidarias la posibilidad de vivir bien, de trabajar con felicidad, integrados a la comunidad y en armonía con la naturaleza; organizaciones no-gubernamentales que se proponen objetivos de desarrollo humano y social; instituciones públicas y poderes locales que ven en la economía solidaria una manera eficaz de desarrollo local, instituciones religiosas que conciben la economía solidaria como una forma de hacer economía coherente con sus orientaciones espirituales y éticas, intelectuales de variadas disciplinas que buscan nuevas respuestas a los grandes problemas sociales de nuestra época; economistas que toman conciencia de las limitaciones e insuficiencias de los marcos teóricos de su disciplina convencional.
La economía de solidaridad es también un nuevo enfoque conceptual, al nivel de la teoría económica, referido a las formas económicas cooperativas, comunitarias, autogestionarias y asociativas. La economía solidaria ha configurado una teoría capaz de: a) pro-por-cionar una guía y criterios de eficiencia económica en los procesos decisionales y de gestión de las operaciones que realizan; b) garantizar una identidad compartida a las experiencias y búsquedas de economías alternativas; c) asegurarles la autonomía cultural que necesita cualquier movimiento y proceso que aspire a realizar cambios profundos en la economía y en la vida social.
La economía solidaria es un gran proyecto de desarrollo, transformación y perfeccionamiento de la economía. La economía de solidaridad aparece como un modo nuevo de pensar y de proyectar procesos transformadores eficaces y profundos, en condiciones de concitar la conciencia y la voluntad de los más vastos sectores que anhelan una vida mejor, una vida buena, y una sociedad más humana y convivial.
La dimensión ‘proyecto’ de la economía solidaria tiene varios niveles, y abarca desde lo que podemos concebir como un proyecto personal, hasta un proyecto global, pasando por los niveles intermedios de la comunidad organizada.
En el nivel personal la economía solidaria se proyecta hacia el desarrollo de personas creativas, autónomas y solidarias, que no son ni individualistas ni masificadas, sino integradas a la comunidad y en relación armónica con la naturaleza y el medio ambiente. En el proyecto de la economía solidaria las personas y las comunidades no delegan en el estado ni en poderes superiores lo que pueden ellas realizar por sí mismas. Así la sociedad se construye desde abajo hacia arriba, y se expande desde lo pequeño hacia lo grande.
El proyecto de la economía solidaria no es partidista ni totalizante. No pretende configurar toda la economía en base a un modelo único de organización, y ni siquiera conforme a una sola racionalidad económica. Podemos decir que el proyecto de la economía solidaria es pluralista, en cuanto reconoce la conveniencia de un sector basado en la iniciativa individual, un sector basado en las organizaciones solidarias, y un sector público o estatal de la economía. No niega la necesidad e importancia del mercado, pero se plantea construir un mercado democrático, justo y solidario. No rechaza el desarrollo económico, pero exige que éste sea sostenible, centrado en la persona humana, desplegado en beneficio de toda la sociedad, respetuoso de la naturaleza y del medio ambiente.
La economía solidaria proporciona a las personas y a los grupos que luchan por una sociedad justa, libre, solidaria y fraterna, un lenguaje moderno, renovado, motivador y cautivante, en un contexto cultural como el de hoy, en que las ideologías estatistas han perdido credibilidad, y en que concepciones tradicionales del cooperativismo, el mutualismo y la autogestión parecen haber perdido capacidad de convocatoria.
La economía solidaria ofrece una posibilidad de integración bajo una común identidad social, a búsquedas y experiencias transformadoras que se han desarrollado bajo distintas denominaciones, siendo en realidad convergentes en sus propósitos, y estando en los hechos provistas de una misma racionalidad económica especial, que requiere ser expandida y profundizada.
Para ampliar y profundizar el conocimiento de la economía solidaria y el desarrollo humano sostenible, en el sitio www.luisrazeto.net pueden encontrarse numerosos artículos, libros, vídeos y cursos ofrecidos gratuitamente por el autor.
Luis Razeto Migliaro
Santiago de Chile