La revolución informática y la brecha digital
Hacia dónde va el mundo, el círculo vicioso de la brecha digital
Ramon Bartomeus, Marta Casanova y Laia Duran
Siempre es tiempo de levantar la vista y mirar lo que el futuro nos deparará, o mejor dicho: hacia dónde va el mundo.
Para ello intentaremos hacer un esfuerzo, y si me permiten el símil, subiremos a un árbol para ver por encima de nuestras cabezas si estamos en una isla, en un mundo global, en el barco que nos sirve para ir a algún noble destino, o simplemente somos zarandeados por un fuerte juego de corrientes entre las que sobrevivimos unas veces como en una isla, otras como parte del mundo y pocas, muy pocas veces al mando de nuestro barco.
Los datos
Echémosle un vistazo al mundo de hoy y veamos que es muy distinto del mundo de hace una década o simplemente un año. En el mundo de hoy se mueve información, creando una maraña de redes de comunicación que superan por su dimensión global todas las históricas hazañas del ser humano. Estamos en un mundo comunicado, en el que Internet nos brinda de forma fácil una infinidad de información compartida.
Vamos a verlo: tienen acceso a Internet, el 12,7% de la población mundial, el 34,2% de los españoles, el 74,6% de los suecos o el 63,5% de los suizos, y todo indica un crecimiento continuo -incluso exponencial- de la penetración de Internet en casi todo el planeta.
¿Pero que ocurre con América Latina? Sólo el 10,3% de sus habitantes tienen acceso a Internet. Muy lejos del 74,6% de Suecia, cierto, pero también muy lejos del 1,5% de África, y significativamente cerca de la media mundial.
Una mirada más detallada a las estadísticas de la red, nos informa que después de EEUU, son China y Japón los países con mayor número de internautas (201, 94 y 68 millones respectivamente), y que los textos en chino y japonés ya ocupan el segundo y tercer puesto del ranking idiomático, después del inglés. Pero la presencia de Asia en la red va más allá, pues China y Japón ya son los dos países con mayor número de conexiones de banda ancha, por delante de EEUU y Corea del Sur, mientras que Hong Kong ocupa el segundo lugar en porcentaje de población conectada a la red.
De nuevo debemos tomar buena nota del papel que el idioma toma como protagonista en la comunicación, y no hace falta recordar que la cuestión del idioma no es únicamente un tema de traductores, sino de cultura, de poder y de transmisión de valores. Sólo el 6,4 % de los usuarios de Internet se intercomunican en español, y sólo el 2,4% lo hace en portugués (el 7,6% en japonés, el 12,8 en chino, y el 32,8 en inglés).
Todo ello nos debería hacer reflexionar sobre el papel de Asia en este momento, y a esa reflexión podremos añadir las predicciones de crecimiento de la población para 2050 en las que podremos ver que India y China crecerán en mas de 700 Millones de habitantes. Del continente asiático serán 13 de los 25 países más poblados en 2050, del africano serán 6, del europeo sólo alguno.
Respecto a América, México se mantendrá como el 11º país más poblado del mundo en el año 2050, Brasil bajará del 5º al 7º lugar en la escala, y Colombia subirá del 28º al 27º. En su conjunto, la población de la región latinoamericana podrá crecer en un 50% entre los años 2000 y 2050.
Miremos ahora las pirámides de edad: los países con más viejos van a ser los europeos que, con España a la cabeza, coparán 20 de los 25 países con población más anciana del planeta. En cambio, de África serán 22 de los 25 países más jóvenes, y si a ello le añadimos que son africanos 24 de los 25 países con menor esperanza de vida, podemos hacernos una idea del mundo que viene.
Ninguno de los países de la región latinoamericana figura entre los 25 países más jóvenes, ni entre los que tendrán población de mayor edad.
Teniendo en cuenta que 1200 millones de personas viven con menos de un dólar diario y 2800 con menos de 2 (Informe PNUD’2001), es lógico que la prioridad se concentre en disminuir los efectos de la pobreza (marginación, discriminación, analfabetismo, paro, delincuencia y criminalidad), pero hay que pensar en cómo se afronta esta prioridad cuando en los últimos años, el 99% de las nuevas patentes provienen de los países de la OCDE (que suponen sólo un 19% de la población mundial) y crece la brecha entre unos y otros...
El panorama
Hasta aquí tenemos los datos y las previsiones estadísticas, que si bien no debemos tomar como profecías, sí nos dan elementos para la reflexión.
El panorama nos sugiere la visión de una Europa envejecida y casi senil, con millones de europeos jubilados con buenos hábitos de conexión a Internet intentando influir en un mundo del que posiblemente ya no serán protagonistas.
Por otra parte vemos despuntar un continente africano muy joven con esperanzas de vida 20 años por debajo de las europeas, y por tanto con muy poco que perder en la lucha por la supervivencia. Si las cosas no cambian, será muy difícil añadir a esta explosión de energía humana la comunicación y la formación suficiente para buscar oportunidades de realización coherentes. La tensión en África está asegurada, la dirección que tome es una incógnita.
El continente asiático se vislumbra con un fuerte crecimiento, no sólo en el ámbito demográfico, si no en su capacidad de comunicación, que tendrá consecuencias enormes en su peso geopolítico y su capacidad de desarrollo económico. Todo indica que Asia ha despertado, en todos los sentidos.
América del Norte y el Mundo Árabe están sin duda en un período de tensión que queremos excluir de esta reflexión, para centrar la atención en un aspecto distinto.
No es difícil imaginar que el mundo en los próximos años será muy distinto del que vivimos ahora, y aunque, probablemente, el día a día que se vive en muchas casas latinoamericanas no nos lo muestre, el futuro dibuja una oportunidad para el continente.
El avance de las «nuevas tecnologías de la información y la comunicación» (las «TIC», tal como las han denominado las Naciones Unidas) ha dado lugar al fenómeno de la «brecha digital». Esta expresión indica la diferencia, o mejor dicho la desigualdad, creada entre el Norte y el Sur en el uso de estas tecnologías y en el acceso a la información, el conocimiento y la educación.
Las cifras indican que el adelanto tecnológico beneficia principalmente a quien lo crea (las transnacionales y el sector privado de los países desarrollados orientados a unos consumidores con gran poder adquisitivo). La brecha digital se debe principalmente a la ausencia de transferencia de conocimientos de los países ricos a los más pobres, comportando una exclusión (brecha social) que se acentúa cada vez más. El problema no sólo está en la carencia de infraestructuras de los países en vías de desarrollo y el coste que éstas representan, sino también en las carencias de sistemas educativos y de capital humano capaz de enseñar cómo utilizar las nuevas tecnologías.
También hay que tener en cuenta que la brecha no sólo acentúa las diferencias entre el Norte y el Sur, sino que dentro de los mismos países, tanto en los que están en vías de desarrollo como en los desarrollados, se acentúa la diferencia entre los que tienen acceso a las TIC (las élites) y los que no. Este aspecto es especialmente importante, pues muchos lectores tenemos la oportunidad de compartir nuestros conocimientos y habilidades para cerrar la brecha a nuestro alrededor.
La oportunidad
Pero en este mundo revuelto, ¿cuál es la oportunidad que nos brindará la relativa tranquilidad demográfica? ¿Cómo abordar el desarrollo de un continente con casi 170 millones de pobres?
La respuesta no es trivial, y probablemente haya mucha tarea por delante, y muchas cosas a mejorar, pero hay dos puertas que abren el paso al futuro, la Formación y las «TIC». Esas dos puertas hay que abrirlas simultáneamente, porque las máquinas, los cables y las computadoras no transformarán más que el paisaje, si no van acompañadas de una sociedad capaz de utilizarlas para lograr sus fines, y del mismo modo, un esfuerzo en capacitación y formación endogámica no permitirá aprovechar la oportunidad si no se dispone de las herramientas para el «empoderamiento» de la ciudadanía.
En su informe sobre el desarrollo humano del 2001, el PNUD (Programa de las Naciones Unidas por el Desarrollo) hizo dos propuestas ambiciosas para hacer frente al «analfabetismo digital»: el acceso libre a Internet y la inclusión de políticas específicas para superar la brecha tecnológica en el marco de la Ayuda Oficial al Desarrollo. Es una responsabilidad internacional hacer frente a este fenómeno mundial. Gobiernos, organizaciones internacionales, empresas y sociedad civil tienen que promover el uso de las TIC, puesto que nos encontramos en un problema no sólo tecnológico, sino sociopolítico y de desarrollo humano.
Las ONGs y la ciudadanía tienen un papel importante en la promoción del desarrollo y la transferencia de conocimientos al otro lado de la brecha, ejemplificando el buen uso de las TIC. Internet ha puesto al alcance de las ONG un instrumento de bajo coste por sensibilizar la sociedad civil a nivel mundial, pudiendo difundir información sobre la situación humanitaria en cualquier parte del mundo y promoviendo la solidaridad y el voluntariado. También ha facilitado la gestión de las organizaciones que operan a nivel internacional de forma deslocalizada y ha permitido el asesoramiento gratuito y formación a los profesionales del tercer sector que se encuentran en el terreno, así como el intercambio de experiencias y la creación de redes internacionales para defender una misma causa.
La propuesta
Queremos ir hacia una sociedad del conocimiento que no cree más exclusión, y para ello demandamos:
- A cada uno de nosotros, privilegiados usuarios de las TIC, que compartamos nuestras habilidades y conocimientos con las personas que encontramos en nuestro camino.
- A la sociedad, que frente a cada avance tecnológico busque la referencia de los «e- excluidos» al otro lado de la brecha.
- A las administraciones públicas, que establezcan programas concretos para poner internet a disposición de todos los ciudadanos a través de puntos de acceso público, y financien actividades de formación y «e-inclusión» llevadas a cabo por las asociaciones no lucrativas locales.
- A las asociaciones locales, que incluyan el uso de las TIC para mejorar su comunicación, sus estrategias de trabajo en red y su organización interna.
Y proponemos:
- que sean las asociaciones locales y las organizaciones no lucrativas de la sociedad civil las que lideren las acciones de base que permitan la formación e inclusión de millones de personas concretas en el uso regular de las TIC, y que al mismo tiempo demanden a las administraciones públicas, a las empresas y a las universidades todo su apoyo para desarrollar estas acciones con éxito, porque la clave del futuro de la sociedad del conocimiento no está tanto en la tecnología, sino en el acercamiento a los «e-excluidos», compartiendo con ellos habilidades y conocimientos.
Ramon Bartomeus, Marta Casanova y Laia Duran
Referencias y bibliografía
Instituto para la Conectividad de las Américas www.icamericas.net
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Ver «La brecha digital» en: http://www.geocities.com/brecha_digital/?20056
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