¡Libertad, libertad!

¡Libertad, libertad!

«hacia la «otra economía»

Pedro Casaldáliga


 

Con su voz telúrica, eco de muchas voces ancestrales, Mercedes Sosa nos hace una invitación entrañablemente humana:


«Hermano, dame tu mano,
vamos juntos a buscar
una cosa pequeñita
que se llama libertad»
.

Nuestra Agenda 2014 acoge la invitación haciendo de la libertad el tema y el desafío.

Mercedes, con ternura revolucionaria, califica la libertad como una cosa pequeñita. Menuda pequeñez. Pequeñita y grandiosa, como el misterio de la libertad de cada persona y de cada pueblo y de toda la historia humana. Tiernamente pequeñita como un feto, espantosamente grande como el odio.

¡Ay libertad, libertad! En tu nombre se han vivido los más bellos heroísmos y se han cometido las mayores iniquidades. Eres bandera de vida y bandera de muerte.

Abordamos en la Agenda el tema libertad en todas sus dimensiones, buscando conocer y vivir la libertad integral, que tiene muchas vertientes, que es un don y una conquista. Está en el himno de todas las naciones y en todas las antologías. Es esencial en todas las religiones. La religión, en última instancia, es el diálogo entre dos libertades absolutas: Dios y la persona humana. En la fe cristiana, concretamente, proclamamos que Cristo nos ha liberado para que fuéramos verdaderamente libres. Él nos aseguró: «La verdad os hará libres». Ser libres, hacerse libres, acoger la libertad como un proceso espiritual y una vivencia política es ir humanizando siempre más nuestra humanidad. Sabiendo con espíritu autocrítico y crítico cuántos son los enemigos que acosan nuestra libertad; de libertad a libertinaje a veces va sólo un juego de justificaciones y esa «cosa pequeñita» muere, como un pájaro sin alas, en nuestro corazón, en nuestra familia, en nuestro trabajo, en nuestra ciudadanía, en nuestra vida personal y en nuestra Sociedad. Y de pronto nos descubrimos esclavos, esclavos del miedo, del egoísmo, del dinero, del consumismo, de la ambición, del poder…

Hablamos de libertad y hablamos de liberación. No se puede soslayar la liberación con espiritualismos o con personalismos desencarnados. La libertad es política; en nuestra Agenda es política con esa opción clara que propugnan los zapatistas: «siempre desde abajo y a la izquierda».

La verdadera libertad es comunitaria, un ejercicio de relaciones que dan y reciben. Yo soy libre si tú eres libre. «No hay libertad sin igualdad». Tampoco hay libertad sin dignidad, una dignidad tantas veces masacrada por ideologías y sistemas, víctima de egoísmos individuales o colectivos, pero también vencedora con resistencias ejemplares que se abren camino por entre rejas, marginaciones, torturas y censuras. La lista de los mártires de la libertad es infinita.

La Agenda Latinoamericana y Mundial nació, con ocasión de las conmemoraciones del mal llamado Descubrimiento de América, para estimular la conciencia y la actuación alternativas. Y esa conciencia y esa actuación se traducirían en el servicio a las Grandes Causas, de Nuestra América, del Tercer Mundo, del Mundo. Y seguimos destacando en cada Agenda el momento histórico y crítico de esas Grandes Causas. Los textos firmados son de responsabilidad del autor, pero es toda la Agenda que acoge temas conflictivos, de candente actualidad, con espíritu ampliamente ecuménico y macroecuménico. Dialogando, dialogando... nos humanizamos. Repasando los 22 volúmenes de nuestra Agenda conforta ver cómo ese diálogo se ha hecho efectivo y actualizado; cómo han entrado en el ruedo militantes populares, estudiantes y profesores, políticos, agentes de pastoral, animadores de comunidad.

La canción de Mercedes nos lo pide: «vamos juntos a buscar» la libertad y la liberación. Avivemos la conciencia de que traemos y llevamos «un pueblo en nuestra voz». No nos dejemos arrebatar «esa cosa pequeñita» que garantiza nuestra dignidad. «Es nuestra tierra la que espera sin distancias ni fronteras». Contra todos los tiranos, a pesar de todos los imperios, indignándonos cada día y traduciendo en actos y procesos imparables nuestra indignación.

Definitivamente:

Sin miedo a la Libertad, que es el más deshumanizador de los miedos.

Sin miedo a la Libertad, que es decir sin miedo a la Vida.