Los hijos de la tierra. Carta de Brasilia a los trabajadores del campo

LOS HIJOS DE LA TIERRA


Fragmentos de la «Carta de Brasilia a los trabajadores del campo»

Tercer Congreso Nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales sin tierra

Brasilia, 25 de julio de 1995


A quien pregunte quién son los trabajadores sin tierra, díganles:

Somos los hijos de la tierra.
Hombres, mujeres y niños que luchan y sueñan
con que todos tengan tierra.
No tenemos todavía el derecho a la tierra
por la fuerza de las alambradas.
Por la sórdida fuerza del dinero.
Somos hombres y mujeres de paz.
Somos la mano humana que fecunda la tierra.
Somos aquellos que hace años aprendemos a escuchar el trabajo de la semilla.
Leemos, en la caligrafía de los vientos y de las estaciones,
el tiempo de plantar y el tiempo de cosechar.
Somos los que conocen la flor y el fruto.
Somos testigos del poderoso ciclo de la Vida.
Por eso, somos pertinaces.
Por eso, a quien pregunte por nosotros, díganles:
en el país de las inmensas tierras ociosas,
somos aquellos que se niegan a aceptar las alambradas,
los mojones,
los que no aceptan que el ganado tenga prioridad sobre las personas.

No importa que después de una alambrada surjan otras:
las alambradas de la policía, -las milicias privadas-,
las alambradas del poder judicial, tan distante de la Justicia...,
las alambradas de la mentira de los medios de comunicación.
La alambrada del gobierno, del neoliberalismo.
Es verdad que,
cuando derribamos la alambrada de un latifundio,
no cae con ella el Estado brasileño.
Pero es verdad también que cada vez que caen alambradas,
la sociedad se ve obligada a mirar y encarar con los ojos de la conciencia
el tamaño de las desigualdades.
El tamaño de la opulencia y de la miseria,
el tamaño de la hartura y del hambre,
el tamaño de la hipocresía.

El Movimiento de los Sin Tierra, nuestra organización,
es esta señal de contradicción y de indignación.
Es quien lanza al pueblo,
a cada movilización que realiza,
el desafío de enfrentar con radicalidad
una situación de injusticias radicales.
Golpeamos uno de los cimientos fundamentales
de la injusticia en la sociedad brasileña:
el monopolio de la tierra.
Buscamos hoy caminos alternativos para hacer producir la tierra conquistada:
la valorización de la producción familiar, de las cooperativas y asociaciones,
la socialización de los bienes que producimos.
Con eficacia,
reinventamos políticas de combate a la pobreza,
al hambre, a la miseria, al desempleo.
Porque son acciones políticas, participativas, democráticas, populares…

El pueblo brasileño quiere combatir el hambre.
El pueblo brasileño quiere distribuir la renta y la tierra.
El pueblo brasileño quiere empleo y salarios dignos.
Brasil quiere que los hombres y mujeres de la tierra reconquisten la tierra
para producir el pan que hoy falta en la boca de millones.
Haremos caravanas. Haremos ocupaciones.
Sabemos que las élites brasileñas no comprenden otro lenguaje.
Sabemos que sólo tendremos derecho a participar
si luchamos por participar.
Y es por eso por lo que en muchos lugares
muchos compañereos regaron con su sangre
el deseo de tener derecho.
¡Reforma Agraria, lucha de todos!