Los Shawnee y Tecumseh. Oración de Tecumseh
Los SHAWNEE TECUMSEH
De todos los pueblos de su región, los Shawnee del Río Ohio fueron los más valientes. Eran nómadas, del grupo lingüístico algonkin. En guerra entre los pueblos indígenas, se aliaron con los Cherokee. Se opusieron violentamente a la invasión de los europeos.
El gran héroe de los Shawnee fue Tecumseh. Intentó formar un ejército indígena uniendo a todos los pueblos desde la Florida hasta Ohio. El objetivo era contener el avance de los colonos blancos en las montañas y empujarlos de vuelta al mar. Si lo hubiese conseguido hubiera sido el fundador de un imperio mayor que el de México o Perú.
«Tecumseh» significa «estrella que cae». Fue un líder brillante. Fue el que convenció a su pueblo a abandonar la práctica de la tortura a los enemigos. Decía: «Mataré a cualquier enemigo en la batalla, pero nunca mataré a un prisionero indefenso».
Tecumseh creyó que la única esperanza indígena era crear un gran Estado Indígena que englobase los Grandes Lagos hasta el valle del Ohio. Convocó a sus parientes a abandonar todas las costumbres de los blancos y a no contraer matrimonios con ellos. Solamente volviendo a sus tradiciones encontrarían la felicidad.
Tecumseh argumentaba siempre a las autoridades blancas y a los mismos indígenas que el gobierno americano no tenía derecho de comprar tierra a una tribu, porque toda el área del valle del Ohio pertenecía comunitariamente a todas las tribus en común.
Al principio Tecumseh logró reunir en confederación más de mil Shawnee, Delaware, Wyandot, Ottawa, Ojibwa y Kickapoo. El alcohol fue prohibido en estas aldeas, y todos vivieron conforme a las tradiciones antiguas. La guerra de los ingleses y franceses y la traición de algunos grupos indígenas hicieron que no funcionara el plan de Tecumseh. Murió en batalla, a los 45 años, en 1813. Su cuerpo nunca fue encontrado. Cada «estrella que cae» es como una promesa de la vuelta de Tecumseh y del sueño de los indígenas.
Decía Tecumseh:
¿Dónde están los Poquot, los Narragansett, los Mohican, los Pokanoket y muchas otras naciones de nuestro pueblo, que era tan numeroso? Desaparecieron ante la codicia y la opresión del hombre blanco, como la nieve se derrite ante el sol del verano.
¿Y nosotros? ¿Vamos a dejarnos destruir también sin luchar, entregando nuestros hogares, nuestra tierra que el Gran Espíritu nos dio, los lugares de nuestros muertos y todo lo que es sagrado para nosotros? Yo sé que vais a gritar conmigo: ¡nunca, nunca!
La única manera de defender la dignidad del indio es, para todos nosotros, unirnos reivindicando un común e igual derecho a la tierra. Así fue al principio y así debería ser siempre, pues la tierra nunca fue dividida, sino que pertenece a todos para uso comunitario.
Ningún indio tiene derecho a vender tierra para otro indio, mucho menos a un extranjero.
Oración de Tecumseh
Antes de la batalla en que Tecumseh cayó, hizo esta oración al Gran Espíritu-Manitu:
Estoy aquí, Manitu, en el lugar al que tú me trajiste finalmente. ¡Manitu, Manitu! Mucho es lo que me has dado y mucho lo que me has quitado. Me diste la visión clara de lo que debo hacer en favor de mi pueblo. Me diste la fuerza para liderarlo. Declaraste por mi boca la gloria que podría ser del pueblo. Por mi medio hiciste que vibrara el pueblo con una visión del paraíso que podría ser nuestro, pero ahora...
Yo ahora no comprendo, pero sé lo que todavía debo hacer y, porque tú lo deseas, haré lo necesario.
Manitu, tú me diste todo y me quitaste todo. Me retiraste a mi padre, a mis hermanos, a mis amigos... Tomaste mi pueblo y mi tierra. Ahora vas a tomar mi vida y yo te la entrego satisfecho, pues en esta entrega dejo a mi pueblo con una ESPERANZA de futuro. Todo puede morir, pero no la esperanza.
Este ha sido tu proyecto para que yo pueda dejar a la posteridad, en medio de tanta muerte y destrucción y desolación que todos los indios tienen que enfrentar todavía , la viva esperanza de que algún día, de alguna manera, vendrán tiempos mejores.
Para eso me preparaste: que mi muerte deje a mi pueblo con ESPERANZA.