Perspectiva de género y educación popular
Perspectiva de género y educación popular
Begoña Amaya
Premio del concursoPerspectiva de género en procesos educativos
A pesar de los esfuerzos realiza-dos en la última década, alrededor de 100 millones de niñ@s, de los cuales el 60% son niñas, no tienen acceso a la enseñanza primaria, y más de dos tercios de los analfabetos adultos son mujeres. Sigue existiendo un sesgo de género en los programas de estudio y textos de enseñanza que refuerza las funciones tradicionales de ambos sexos y limita las oportuni-dades de las mujeres de diversificar sus proyectos de vida.
La educación popular surge como alternativa a la falta de capacidad del Estado de dar educación formal a una parte de la sociedad, que curiosa-mente coincide con las personas que menos capacidad económica tienen. La educación popular traspasa los límites de la educación formal, permite reconocer el mundo y analizarlo desde un@ mismo. El conocimiento no es algo ajeno a nuestras células. La edu-cación popular permite expresar ese conocimiento de forma consciente y avanzar hacia otros, abrir caminos más profundos hacia el mundo y nuestro interior.
Entendemos por educación popular un proceso continuo y sistemático que implica momentos de reflexión y estudio sobre la práctica del grupo y de su sociedad. Toma la propia realidad como fuente de conocimientos, como realidad como fuente de conocimien-tos, como punto de partida y de llegada permanente. La realidad de base del conocimiento es eje del análisis en la educación popular.
¿De qué realidad hablamos? Si el lenguaje refleja la realidad, el problema de las mujeres es que son invisibiliza-das en el lenguaje. En esta sociedad, lo que no se ve no es real, y lo que no es real, no es importante.
“Las sociedades son diferentes pero iguales, porque el ser humano es el mismo en todos lados, cada padre de familia quiere lo mejor para su hijo. Sea neoyorquino o africano, el padre trata de tener una vida mejor para su familia”.
Frases como éstas las oímos todos los días, a todas horas. Ésta en concre-to no está dicha por un hombre ignorante, sino por una mujer con estudios universitarios. Es aquí donde se necesita todo tipo de herramientas conceptuales que las mujeres hemos ido aportando al conocimiento y análisis de nuestro ser mujeres en esta sociedad.
Esta frase es muy rica para el análisis: Si usted sale a la calle y mira con los ojos, se dará cuenta de que las mujeres cuidan a sus hij@s; los padres en muchos casos no existen; la “regazón de hij@s” es algo aceptado culturalmente en la sociedad; se sabe que los hijos legítimos e ilegítimos es una institución creada por la mente masculina, pues para las mujeres todos sus hij@s son legítimos.
Se sabe, y se ven a tu alrededor esos hechos; sin embargo, lo que reco-nocemos y valoramos es otra cosa.
¿Qué es lo que pasa?¿Por qué utilizamos el masculino donde se debería utilizar el femenino? En esta sociedad lo masculino está en oposi-ción a lo femenino. Es decir: lo que es femenino no es masculino. Pero no sólo eso, sino que lo masculino vale mucho más que lo femenino. En esta sociedad es duro vivir desde lo femenino.
La invisibilización y desvaloriza-ción de lo femenino en la sociedad es un hecho que produce violencia contra las mujeres. Frases como la expresada arriba por una mujer con estudios universitarios recoge la paradoja en que vivimos: lo que nos cuentan de la realidad y lo que es real. Parece que la distancia entre la realidad y lo real es enorme.
¿Cómo hacer que esa distancia se vaya acortando? ¿Cómo conseguir que los seres humanos nos reconoz-camos en lo que hacemos y en lo que somos, sin máscaras que nos dan rigidez y nos niegan las diferencias? ¿Cómo articular esas diferencias sin crear desigual-dades?
Estos interrogantes y más, están presentes en la base de la educación popular y el enfoque de género. La educación popular no es intregal si saca de su reflexión a la mitad de la población, y el lenguaje lo permite fácilmen-te. Un ejemplo claro: en la reflexión sobre la injusticia y violencia no se puede quitar a las mujeres y las relaciones cotidianas e íntimas, en las cuales se reproduce la misma lógica de violencia e injusticia que la que produce el Estado contra las clases populares. Las lógicas que se reprodu-cen a nivel macro, se sustentan porque las reproducimos a nivel micro.
La perspectiva de género com-plejiza el proceso del conocimiento, ya que mete nuevas actrices en el esce-nario de la vida, y el análisis y la refle-xión van a dar resultados diferentes. Mucho más ajustados a lo real y, por tanto, permitiendo tans-formaciones más profundas
Begoña Amaya
San Salvador, El Salvador