Plataforma del ATTAC

PLATAFORMA DEL MOVIMIENTO INTERNACIONAL ATTAC

Movimiento internacional para el control democrático de los mercados financieros y de sus instituciones


La globalización financiera agrava la inseguridad económica y las desigualdades sociales. Configura y rebaja las opciones de los pueblos, las instituciones democráticas y los Estados soberanos encargados del interés general. Los sustituye por lógicas estrictamente especulativas que expresan apenas los intereses de las empresas transnacionales y de los mercados financieros.

En nombre de una transformación del mundo presentada como una ley natural, los ciudadanos y sus representantes ven disputado su poder de decidir su destino. Tal humillación, tal impotencia, propician el avance de los partidos antidemocráticos. Es urgente detener este proceso, creando nuevos instrumentos de regulación y de control, a nivel nacional, europeo e internacional. La experiencia ya ha mostrado que los gobernantes no lo harán sin que alguien les dé el coraje necesario. Afrontar el doble desafío de la implosión social y de la desesperanza política exige por tanto un despertar cívico y militante.

La libertad total de circulación de los capitales, los paraísos fiscales y la explosión del volumen de transacciones especulativas obligan a los Estados a una loca carrera para agradar a los grandes inversores. Más de 1800 millones de dólares van y vienen cada día por los mercados de cambio, a la búsqueda de un lucro instantáneo, sin relación con el estado de la producción y del comercio de los bienes y de los servicios. Este movimiento tiene como consecuencias el crecimiento permanente de los rendimientos del capital -en perjuicio de los rendimientos del trabajo-, la generalización de la precariedad social y el aumento de la pobreza.

Las consecuencias sociales son todavía más graves en los países dependientes, los países del Sur y del Este europeo, que son directamente arrasados por la crisis financiera y sometidos a los dictados de los planes de ajuste del FMI. El pago de las deudas externas obliga a los gobiernos a bajar hasta el mínimo los presupuestos de los servicios sociales, y condena a las sociedades al subdesarrollo; las tasas de intereses mucho más altas que en los países más desarrollados contribuyen a la destrucción de las empresas nacionales; las medidas de privatización y desnacionalización salvajes se mul-ti-pli-can para liberar los recursos exigidos por los inversores.

Por todas partes, los derechos sociales adquiridos están siendo cuestionados. Donde existe un sistema de jubilación, los asalariados son ahora invitados a cambiarlo por un mecanismo de previsión social privada que somete todavía más sus propias empresas a los imperativos del lucro inmediato, amplía la zona de influencia de la esfera financiera y convence a los ciudadanos de que se volvieron obsoletas las relaciones solidarias entre las naciones, los pueblos y las generaciones, mientras la crisis ecológica, por el contrario, exige la ampliación de estos lazos de solidaridad. La desregulación alcanza el conjunto del mercado de trabajo, teniendo como consecuencia la degradación de las condiciones de trabajo, el aumento de la precariedad y del desempleo, y el desmantelamiento de los sistemas de protección social.

Con el pretexto del desarrollo económico y del empleo, los grandes países no han renunciado a firmar un Acuerdo Multilateral sobre las Inversiones (AMI), que, si logra ser aprobado, dará todos los derechos a los inversores e impondrá todos los deberes a los Estados. Ante la presión de la opinión pública y de la movilización militante, estos países tuvieron que abandonar su proyecto de negociar este acuerdo en el ámbito del OCDE, pero la discusión puede ser retomada en el ámbito de la OMC. Al mismo tiempo, Estados Unidos, y también la Comisión Europea, prosiguen su cruzada librecambista, estimulando la creación de nuevas zonas desreglamentadas, a nivel regional e internacional.

La mayor parte de los engranajes de esta máquina de producir desigualdad, entre partes del mundo y en el corazón mismo de los países desarrollados, todavía puede ser detenida. Muy frecuentemente, el argumento de la fatalidad se alimenta de la censura de la información sobre las alternativas. Las instituciones financieras internacionales y los grandes medios de comunicación (de los que los beneficiarios de la globalización son muchas veces propietarios) hicieron silencio sobre la propuesta del economista norteamericano James Tobin, premio Nobel de Economía, de gravar con un impuesto las transacciones especulativas en los mercados de divisas. Aunque fuese sólo de un 0’1%, la tasa Tobin recaudaría cerca de 100 mil millones de dólares por año, fundamentalmente en los países industrializados, donde se localizan las grandes plazas financieras. Esta suma podría ser invertida en acciones de lucha contra todas las desigualdades, incluso las desigualdades entre los sexos, para la promoción de la educación y la salud pública en los países pobres, para la seguridad almentaria y el desenvolvimiento sostenible. Tal dispositivo se da en una perspectiva claramente antiespeculativa y alimentaría las lógicas de resistencia, restituiría la libertad de acción a los ciudadanos y a los Estados, y sobre todo, significaría que la política recupera la prioridad.

Con este objetivo, los signatarios se proponen participar o cooperar con el movimiento internacional ATTAC, para debatir juntos, producir y difundir información y actuar en conjunto, tanto en sus respectivos países cuanto a nivel regional e internacional. Estas acciones conjuntas apuntan a:

-dificultar la especulación internacional,

-poner un impuesto a los rendimientos del capital,

-castigar los paraísos fiscales,

-impedir la generación de los sistemas de previsión social privada,

-promover la transparencia de las inversiones en países dependientes,

-establecer un cuadro legal para las operaciones bancarias y financieras que no penalice a los consumidores y a los ciudadanos (pudiendo los asalariados de las instituciones bancarias tener un papel importante en la fiscalización de estas operaciones),

-apoyar la reivindicación de la anulación general de la deuda externa de los países dependientes y la utilización de los recursos así liberados en favor de los pueblos y del desarrollo sostenible, lo que muchos llaman «pago de la deuda social y ecológica».

En definitiva se trata de:

-reconquistar los espacios perdidos por la democracia en beneficio de la esfera financiera,

-ponerse a cualquier nuevo abandono de la soberanía de los Estados con el pretexto del pretendido «derecho» de los inversores y de los negociantes,

-crear, a nivel mundial, un espacio democrático.

Se trata, simplemente, de reapropiarnos, juntos, del futuro de nuestro mundo.

CONTACTOS ATTAC EN A.L.

ARGENTINA:

- Julio GAMBINA

- Mabel GABARRA INDESO, MUJER (ONG)

- Víctor MENDIBIL, Federación Judicial Argentina

BRASIL: Antônio Martins, abp@ax.apc.org

CHILE

- Ricardo Juán MALDONADO OLIVARES CONUTT

- Carlos VASQUE ORDENES, Colegio de Profesores de Chile

- Julián Esteban VARGAS DELGADO, Sindicato n°1 de trabajadores cormecánica Renault

COLOMBIA

- Alfonso LORZA GONZÁLES, CUT Colombia

- Alberto GAONA HERNÁNDEZ, SINTRATELEFONOS

- Jorge GIRALDO RAMÍREZ Escuela Nacional Sindical

COSTA RICA: Gilberth BERMÚDEZ UMAÑA, SITRAP

EQUADOR

- Iren LEÓN, ALAI

- Coordinadora de movimientos sociales

JAMAICA

- Mónica Eleen TAYLOR, West Indies Group of University Teachers

MEXICO

- Eduardo PEREZ SAUCEDO, Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social

PARAGUAY

- Priscillano Alberto SANDOVAL, Encuentro Nacional

URUGUAY: Alejandro ACOSTA COITINHO UAOEGAS

VENEZUELA

- Humberto Esteban GONZÁLEZ BRICEÑO, Asociación Nacional de Consumidores

- José Gregorio IBARRA ILA