Política en tiempo de elecciones y en todo tiempo
Política en tiempo de elecciones y en todo tiempo
¿Debe una Iglesia local concientizar políticamente al Pueblo? La Prelatura de São Félix do Araguaia MT lanzó un cuaderno de orientación política con ocasión de las cercanas elecciones. Este es el texto a ser debatido en las comunidades ALVORADA 36(2006)258.
Estamos en año electoral. ¿Está el pueblo interesado por las elecciones? La verdad es que mucha gente está decepcionada de la política y mira las elecciones con desconfianza. Continúa, año tras año, una política que no logra transformar la vida del pueblo. ¿Por qué? ¿De quién depende el cambio esperado? Con respecto a las elecciones y a la política, vamos a pensar y a debatir estos puntos fundamentales.
1. La política es un derecho y un deber de todos. La política no es sólo de los políticos, sino un derecho y un deber de todas las personas. Participar en política es ejercer ciudadanía. Quien no actúa políticamente deja de ser ciudadano consciente y responsable.
2. La política es la vida del pueblo. Todos los años, todos los días, es tiempo de política, pues siempre debemos estar trabajando para el bien común. El bien del pueblo es alimento, salud, educación, vivienda, tierra, trabajo, seguridad. Para bien o para mal, todo depende de la política. Política es participación, es lucha, es cambio.
3. El tiempo de elecciones es un período más intenso para hacer política. Para evaluar la política y para mejorarla. Un período decisivo para la vida del país. En este año, concretamente, estamos llamados a votar para: presidente de la república, gobernador del Estado, senadores, diputados federales, diputados estatales. Todos sabemos cuán importantes son estos cargos para nuestras vidas y para el futuro del país.
4. Los candidatos/as dependen de nuestro voto. Serán aceptados o rechazados por nuestro voto. Dependen del voto del pueblo. De ahí la responsabilidad de todos/as a la hora de escoger el candidato y a la hora de votar. Los políticos elegidos serán nuestros representantes en el Gobierno Federal, en el Congreso Nacional, en el Gobierno del Estado y en la Asamblea Estatal. Colocamos en sus manos nuestro futuro.
5. Criterios para juzgar los candidatos/as y para votarlos/as:
- No votes a aquel candidato/a que compra votos con dinero, promesas o empleo.
- Mira las compañías del candidato. Y lo que ya ha hecho a favor del pueblo o lo que ha hecho contra el pueblo; si se enriqueció injustamente, persiguió, estuvo o está envuelto en corrupciones, si es deshonesto en sus negocios, no respeta la familia, está a favor del aborto, usa la religión para hacer campaña, ha mentido en sus promesas...
6. Candidato bueno. El buen candidato es aquel/lla que ya ha demostrado honestidad y servicio al pueblo. Aquel que ya está en la caminada y es respaldado por el movimiento popular consciente.
7. Coherencia de vida y de acción. Hace mucho tiempo la Prelatura de São Félix do Araguaia enseña que es buen político/a quien tiene coherencia de vida y acción, vergüenza en la cara y amor en el corazón.
8. El voto no tiene precio; tiene consecuencias. Y de esas consecuencias somos todos responsables. Así como debemos escoger y votar bien, debemos también denunciar todos los actos de corrupción que se comenten en la campaña electoral. Brasil consiguió aprobar la ley 9840, que fiscaliza y castiga la corrupción electoral. Es hora de hacer funcionar esta ley.
9. Acompañar a los candidatos/as elegidos/as. Es nuestro deber acompañar, durante el ejercicio de su mandato, a los políticos que elegimos. Nosotros los elegimos, nosotros los animaremos y fiscalizaremos y, si fuera preciso, les exigiremos y les corregiremos.
Hacer política no es sólo votar en una urna: es continuar políticamente la caminada del pueblo y el comportamiento de sus representantes.
10. Nuestra fe cristiana nos compromete políticamente. Nosotros, por lo demás, debemos actuar políticamente por causa de nuestra fe cristiana, por exigencia del Evangelio.
El papa Pablo VI recordó que «la política puede ser una de las más altas expresiones del amor cristiano».
Dios tiene su gran política: el Reino de Dios, que es la vida verdadera y la verdadera felicidad para todas las personas y para todos los pueblos.
Construir un país nuevo, una nueva América, un Mundo Nuevo, es trabajar por el Reino de Dios. Estamos llamados a hacer buena política todo el día, todo el año, y a participar conscientemente de las elecciones.
¿La política ha muerto? ¡Viva la política!