Presentación de la Agenda Latinoamericana’2025

 

Toda intervención que vulnere la vida, no está exenta de violencia. Es necesario saber identi ficar aquellos argumentos falaces de quienes buscan legitimar esas intervenciones, ya que, ante la amenaza, es necesario organizarse y actuar. Cualquier estrategia de lucha por la que se opte, debe ser noviolenta y activa. Es determinante no equipararse a quienes buscan la violencia como solución. Hay quienes por herencia cultural saben como hacerlo, pero ¿qué sucede con quienes no saben? Los ejemplos de luchas a través de la noviolencia activa están documentados en las historias de nuestros pueblos e inspiran a quienes se ven en la necesidad de resisti r y actuar. Algunas experiencias exitosas aún no documentadas popularmente, tienen también un gran potencial para animar a quienes se ven cada vez más relegados a las periferias de un mundo que se niega a admitir otros mundos posibles.
Cada generación enfrenta estos problemas y la juventud tiene un rol determinante en el rumbo de cada pueblo, sea por lo que hace o deja de hacer. Para articular ese rol debemos tener claro qué es ser joven en cada ámbito de la sociedad. Es engañoso acuñar términos como “la juventud de hoy” que asigna una generalidad lejana de las realidades de cada pueblo. La juventud no es meramente el grupo social con un determinado rango de edad, es también una categoría sociológica basada en una identidad generacional con sus ideales y sus necesidades de cambio. Además, el contexto cultural y social permite referirse a la juventud de cierto pueblo, país, movimiento, creencia o convicción.
Para este año 2025, la Agenda Latinoamericana Mundial propone elevar la voz ante la imparable y violenta carrera por el control de territorios, de recursos y de poder que amenaza la vida del planeta. La violencia se manifiesta en cada problemática, local, nacional e internacional, y se recrudece contra las personas vulnerables o peligrosas para el sistema, contra líderes estudiantiles, ecologistas, activistas feministas, comunidades indígenas y afrodescendientes, defensores de derechos humanos, periodistas comprometidos, migrantes; personas que son despojadas, empobrecidas, encarceladas, torturadas, desterradas, amenazadas y asesinadas.
Este grito no es de guerra, es a tomar conciencia y a ser parte activa de una resistencia urgente e impostergable;
de una acción noviolenta y activa entendida de modo general como la fuerza organizada de las mayorías conscientes, que a través de acciones (ejemplo, huelga de brazos caídos) y omisiones (ejemplo, objeción selectiva al consumo) sin más armas que el propio cuerpo, exponen la vida y la libertad en favor de una causa y, exponiéndose, emplazan, denuncian y ponen al desnudo a sus agresores, hasta vencerlos. Sin embargo, es necesario reflexionar el estado de la conciencia colectiva de las generaciones posteriores a las grandes victorias del siglo XX hasta inicios del siglo XXI obtenidas por aquellas generaciones y juventudes que soñaron con que sus herederos defenderían estas victorias y continuarían por el logro de otras que quedaron pendientes.
Que esta Agenda Latinoamericana Mundial sea la voz de esas juventudes que han heredado la voluntad de sus predecesores, utilizándose en su trabajo de base para formar, organizar y movilizar, desde sus localidades, en consonancia con el resto del planeta. Hay que visibilizar a quienes ya luchan noviolentamente, animar a quienes aún no superan las barreras que les detienen o solo conocen la violencia como alternativa. Es acá donde la noviolencia activa se propone como la estrategia que, de por sí, ya es observable en las juventudes que se esfuerzan por vivir considerando el cuidado de la casa común y quienes la habitamos. Es necesario construir, desde las juventudes, con los aprendizajes de las juventudes pasadas, esa estrategia capaz de proponer y mostrar el camino a “otro mundo posible” a través de la noviolencia activa.
          Fraternalmente y sororalmente,
          Agenda Latinoamericana Mundial