¿Qué es socialismo?
¿Qué es socialismo?
SOCIALISMO es
el camino de la gente
El socialismo, puede ser otro el nombre si éste repugna o tiene dueño, es el camino de la gente que desea su liberación y se organiza para dársela. “Desear la liberación” se dice fácil, pero se hace laborioso porque contempla y combina prácticas complejas. Liberarse pasa por integrarse personalmente y, así, irradiar autoestima. La autoestima es la que nos potencia para relacionarnos con los otros como prójimos en un emprendimiento común. Autoestima es aprender a quererse con otros, para otros. Los emprendimientos comunes, donde todos y cada uno se enriquecen y crecen personalmente, no pueden ni siquiera imaginarse sin autoestima. La autoestima es evangélica y, por ello, humana, en tanto los seres humanos se asumen como reconocimiento y acompañamiento, como creadores. Un emprendimiento común es, por ejemplo, la relación de pareja. Pero también lo es la producción política y cultural de la especie, hoy especie biológica, pero no humana. “Socialismo” es un nombre para esa esperanza variopinta: soy capaz de construir humanamente una relación de pareja. Soy capaz, porque me empeño y organizo, de construir con otros, con millones, la articulación amable, fructífera, de la especie humana. Soy capaz, con muchos, de construir mi pueblo, mi nación. Socialismo, como se advierte, es un nombre del proceso para la construcción diferenciada, ahora, de un futuro, si es que la humanidad, la gente, desea tener ese futuro. No tiene alternativa.
Helio Gallardo,
San José, Costa Rica.
EL FUTURO
ES DEL SOCIALISMO O NO SERÁ
La utopía se plantea en Hechos 2, 44: «Todos los creyentes estaban de acuerdo y tenían todo en común, vendían sus posesiones y sus bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno». No es ocioso repetir este conocido versículo, porque encierra con palabras de todos los tiempos una definición del Socialismo que los cristianos no deberíamos olvidar.
El socialismo es, en mi opinión, un ideal humano en nuestro tránsito hacia el futuro, que de manera consciente o inconsciente, en última instancia, tiene que ver con el establecimiento ya desde la tierra del Reino de Dios.
Aparte de las experiencias que recoge la tradición y la historia sobre el cristianismo primitivo, e incluso a pesar de todos los intentos que se han realizado, nunca se ha podido construir un verdadero socialismo con sus rasgos esenciales: humano, libertario, democrático, descentralizado, sin caudillismos de ningún tipo, autogestor, que ponga por encima de todo a la persona, cooperativo, y de inspiración cristiana. Estas son las características que para mí definen esencialmente al nuevo socialismo, que en realidad coincide con el Socialismo que debería haber sido y que nunca se ha logrado, a pesar de ser tan posible de alcanzar como lo es el mundo mejor que tanto necesitamos para evitar la destrucción de todo. La fórmula: luchar sin descanso, sin egoísmos y sin reblandecimientos. Militantes siempre y nunca personas light.
Félix Sautié Mederos,
La Habana, Cuba.
SOCIALISMO: una sociedad de hombres y mujeres libres
El capitalismo ha logrado -por medio de la violencia, la concentración de riquezas, la monopolización de los avances científico-técnicos-, mundializar su dominación, transformando en mercancía y privatizando todo lo existente. La cultura hegemónica impone un patrón burgués, racista, patriarcal, guerrerista, naturalizando las diversas opresiones.
Volver a soñar el socialismo es una invitación a rechazar la mercantilización de todas las dimensiones de la vida, la privatización de los bienes de la naturaleza y de la cultura, y a democratizar las relaciones sociales creando vínculos basados en la solidaridad, el derecho a la vida y la libertad.
Es el desafío de revolucionar las prácticas, las teorías y los gestos cotidianos, para que sean factor de subversión del sentido común y de las ideologías que pretenden explicar al mundo legitimando las injusticias.
La distancia entre el sueño socialista y los intentos realizados en su nombre, marcan la necesidad de no sacrificar el ideal frente al altar del socialpragmatismo –esa ideología vuelta dogma en los modelos «realmente inexistentes» de socialismo derrumbados tras la caída del Muro de Berlín-.
«O inventamos, o erramos», nos enseñó Simón Rodríguez en el siglo XIX. Y Mariátegui nos dijo en el siglo XX que «el socialismo no será calco ni copia sino creación heroica de los pueblos».
El desafío es reinventar el socialismo como proyecto popular, amasado desde la tierra, regado con la memoria de todas las resistencias, en un territorio reapropiado por los hombres y mujeres que con sus vidas escriben una historia verdadera, apareciendo a los desaparecidos/as, enarbolando sus banderas desgarradas, para que las nuevas generaciones hilvanen artesanalmente, tejiendo la trama de una sociedad de hombres y mujeres libres, en armonía con la naturaleza de la que son, se saben y se sienten parte.
Claudia Korol,
Buenos Aires, Argentina.
SOCIALISMO: modelo de sociedad-arquetipo
El socialismo es un gran ideal. No tiene nada que ver, o muy poco, con los partidos y con los sistemas políticos que a lo largo de la historia se han auto-definido como socialistas.
En los Hechos de los Apóstoles se describen algunas características esenciales de lo que se quiere expresar con el término socialista. Se nos dice que en las primeras comunidades de la Iglesia, los cristianos, «vivían como hermanos/as, eran un sólo corazón y una sola alma, no tenían nada propio, ya que todo era comunitario; vendían sus propiedades y el dinero lo ponían en una bolsa común; ninguno padecía necesidad ya que cada uno recibía según sus necesidades; vivían con alegría y sencillez» (Hch 2,42-47; 4,32-37).
Ahí tenemos algunos rasgos esenciales y característicos del gran proyecto socialista que ha inspirado a tantos políticos y a tantos partidos que, de algún modo, intentaron llevarlo a la práctica pero sin mayor éxito.
Y es que el verdadero socialismo no es poder, sino servicio; no es dominación, sino fraternidad; no es elitismo, sino igualdad; no es individualismo, sino comunidad; no es confiscación, sino renuncia personal a la riqueza; no es sectarismo, sino solidaridad; no es lucha de clases, sin complementariedad social...
El socialismo es una utopía, el gran proyecto humanista, el permanente caminar de nuestros pueblos hacia la tierra sin mal... Algo necesario, pero no totalmente alcanzable. Es como el horizonte que guía y estimula al caminante... Es el proyecto idealizado de la sociedad en la cual el sujeto es el propio pueblo. No cae en la ingenuidad de tantos sistemas políticos que buscan prioritariamente «dar vuelta a la tortilla». Es algo mucho más profundo y revolucionario: establecer en la sociedad una nueva escala de valores según la lógica del Evangelio.
Socialismo es primacía de la ética sobre la técnica, de la libertad sobre la opresión, del trabajo sobre el capital, del testimonio sobre las promesas, de la justicia sobre el orden...
Gregorio Iriarte,
Cochabamba, Bolivia.
El poeta Kavafis escribió que Itaca no existe, lo que existe es el viaje hacia Itaca.
Lo mismo se podría decir del socialismo.
Y también se podría decir que a pesar de los naufragios, el viaje vale la pena.
Eduardo Galeano
Montevideo, Uruguay.