Revolución 4.0

 

Leonardo Boff Petrópolis, RJ, Brasil

Todas las revoluciones tecnológicas, por diferentes que sean, se inscriben dentro del continuo de la evolución socio-cultural-ecológica de la humanidad. Representan innovaciones, frutos de la creatividad humana como respuesta a los desafíos de la realidad circundante y cambiante. Todas pretenden aliviar el trabajo penoso de los seres humanos. Hacen emerger nuevas formas sociales y diferentes relaciones con la naturaleza y, hoy, para con la Tierra como un todo.

La expansión y la consolidación de estas innovaciones dan origen a procesos civilizatorios, con singulares visiones de mundo, con nuevos valores, con tipos de relaciones sociales también nuevas, con instituciones y, no en último lugar, con diversas religiones.

Toda innovación tecnológica acelera enormemente la historia. Produce distintas reacciones: la de aquellos que se sienten atropellados y se aferran a las antiguas formas, creando resistencias e incluso procesos regresivos. Y la de aquellos que aceptan la actualización tecnológica, y que lentamente van ganando hegemonía y acaban por inaugurar una nueva fase de la historia. Es lo que está ocurriendo actualmente con la revolución tecnológica 4.0.

Las revoluciones tecnológicas en la historia

Para ordenar nuestra reflexión, desconsideremos las dos revoluciones antiguas, la agraria y la urbana, y concentrémonos en las modernas.

La primera, entre 1760-1830, fue la de la mecanización de la producción. La máquina completa y deshonra el trabajo humano. La segunda, hacia 1850, trajo la industrialización, gracias al uso de la electricidad, que permitió la producción en masa. La tercera ocurrió a mediados del siglo XX, con la introducción de la electrónica, las telecomunicaciones y la vasta tecnología de la información. La cuarta, si queremos poner una fecha, habría surgido a partir de 2013, cuando el gobierno alemán decidió buscar la automatización total de las fábricas y la robotización, dispensando el trabajo humano. Todo esto está en curso y todavía no se ha concluido el proceso que lanzará a miles de trabajadores al desempleo y a la prescindencia.

La revolución 4.0 implica algo que ya se ha hecho convencional, como el móvil, el correo electrónico, el twitter, el facebook, los posts, los blogs, el wasap, el móvil, la digitalización de todo tipo de operaciones, por ejemplo, bancarias, (nanotecnología, utilización de partículas sub-atómicas mínimas en la confección de productos), neurotecnologías, robots, inteligencia artificial, biotecnología, sistemas de almacenamiento de energía, drones e impresoras 3D.

Particularmente, a través de la impresión en 3D, se pueden modelar productos y de nuevos elementos materiales (polvo de metales o plásticos y otros) producir todo tipo de productos, hasta coches.

Según el Dr. Schwab, el fundador del Foro Económico Mundial de Davos, la Revolución 4.0 se caracteriza por la aparición de nuevas tecnologías y nuevas maneras de percibir el mundo, que impulsan un cambio profundo en la economía y la estructura de la sociedad. Lógicamente, Schwab está más interesado por la productividad y acumulación máximas, que por la mejora principalmente de las condiciones inhumanas de la sociedad mundial y del estado degradado del sistema-Tierra.

La «singularidad» y la búsqueda de lo transhumano

Ésta es una de las 10 tecnologías más innovadoras que caracterizan la Cuarta Revolución Industrial: cambiando el mundo físico (con biotecnología, robótica, impresión 3D, nuevos materiales, internet de las cosas (IoT), transmisión y almacenamiento de energía), y cambiando el mundo digital (inteligencia artificial (IA), blockchain, nuevas tecnologías computacionales y realidad virtual y aumentada).

Esta revolución está trayendo ventajas indiscutibles, como la dispensa de poseer un coche. Puedo utilizar el móvil para solicitar un coche de una central, rastrearlo, programar paradas, incluso con información sobre el conductor, el tipo de vehículo, el precio de la carrera. Gracias a los avances de la impresión 3D, es posible imprimir todo, desde prótesis, a corazones, riñones y otros órganos vitales humanos.

La más importante, preocupante y peligrosa es la inteligencia artificial. En ella se invierte los esfuerzos científicos y tecnológicos más intensivos. La intención es sobrepasar la inteligencia humana y hasta someter ésta a aquélla.

Se habla entonces de transhumanidad. Ese sobrepasamiento de lo humano tiene un nombre desde entonces: la singularidad, término introducido por Vernor Vinge en su libro de ficción The Coming Technological Singularity (La inminente singularidad tecnológica). Posteriormente entusiasmó a los empresarios y a los científicos del Valle del Silicio, que proyectaron una visión positiva y prometedora de la “Singularidad” y no como una amenaza al fin de la especie humana y de otras formas de vida.

Limitaciones y críticas a la revolución 4.0

Además de los beneficios que esta revolución tecnológica está trayendo, debemos, como hicimos con las anteriores, incorporarla de forma responsable, a pesar de los riesgos innegables.

En primer lugar, es importante reconocer que puede ocurrir una especie de «darwinismo tecnológico», o sea, que dejemos atrás a aquellos que no puedan asimilarla o adaptarse. Se crearía así una especie subhumana.

La segunda crítica es de orden filosófico: el ser humano puede proyectar y crear todo, pero él permanece siempre fuera, pues es un ser trascendental, devorado por un proyecto infinito que no encuentra en este mundo un objeto adecuado a su sed de infinito. La creación de una inteligencia artificial sería un intento equivocado de crear este infinito. Pero él nunca llena la infinitud que estigmatiza al ser humano. Él es un grito lanzado al infinito, sin que sus potencialidades, lo puedan crear.

En tercer lugar podemos suponer y admitir que esta inteligencia artificial también puede errar y equivocarse. También está sometida al axioma de Gödel: de la finitud de todo lo que existe, de los límites de todo conocimiento (no podemos saberlo todo) ni es posible que se libre de de sus propios presupuestos, presentes en todo lo que esta inteligencia artificial piensa y emprende. Nunca es lo suficientemente inteligente como para dar cuenta de los misterios inefables del mundo y del ser humano.

Finalmente –y ésta es la crítica más central–: la inteligencia artificial olvida aquello que es esencial al ser humano: la inteligencia cordial, sensible y emocional. En términos de la antropogénesis, es mucho más ancestral que la inteligencia instrumental-analítica y artificial. Ningún aparato artificial inteligente llorará con nosotros por la pérdida de la persona amada y no tiene condiciones, de hecho, de enjugar nuestras lágrimas y de hacer un acto de amor incondicional, de perdón y de compasión, y de colocarse en el lugar del otro, haciendo del mundo un mundo un lugar de/para todos.

«El desarrollo indiscriminado de la inteligencia artificial podría indicar el fin de la humanidad» (Le monde diplomatique de Brasil, de agosto de 2018, 18). El poder de esta inteligencia puede ser manipulado en el sentido del odio, de la mentira, de la dominación y de la creación de injusticias, como se está comprobando como una ola político-cultural de derecha y de extrema derecha, en buena parte del mundo actual. Estos, por el culto a la acumulación ilimitada de riqueza monetaria y material, de actitudes enemigas de la vida y de falta de cuidado hacia la Madre Tierra, podrán poner en riesgo la supervivencia de la vida humana y del futuro de nuestra civilización.

Nuestra pena estriba en el hecho de que esta revolución tecnológica 4.0 ocurre en el marco del modo de producción capitalista y de su cultura individualista, materialista, competitiva y nada cooperativa, en algunos aspectos cruel y sin piedad para con el grito de los pobres y para con el grito de la Tierra.

Si hubiera formaciones sociales solidarias, respetuosas de los bienes y servicios naturales comunes (commons), podría constituirse como precondición para realizar uno de los más ancestrales sueños de la humanidad, bien formulado por Karl Marx: el sueño de pasar del reino de la necesidad de términos que penosamente trabajar para sobrevivir, para el sueño del reino dorado de la libertad, donde todos podrían crear y ser más plenamente humanos. Liberados de la necesidad de trabajar, especialmente en la forma de venta de la fuerza de trabajo (salario), podríamos dedicarnos a aquello que sólo nosotros, seres humanos, hombres y mujeres, podemos realizar: convivir alegremente, trabajar libremente, como plasmación de la vida y de la naturaleza, cuidar la herencia que el Universo y Dios nos entregan, cultivar las artes, la música, la pintura, todo tipo de conocimientos y reservar tiempo para la contemplación y para la comunión con el Misterio que llena el Universo entero y nuestras propias vidas, y vivenciar el Eterno Sagrado que arde lo que llama en nuestro profundo.

Es importante valorar la reacción dialéctica, de aquellos que se proponen usar la Inteligencia Artificial en beneficio de la humanidad. El relato de la Singularidad motivó un movimiento de asociación, que incluye grandes y medianas empresas mundiales, como Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft, IBM y tantas otras. Pretenden controlar los riesgos y orientar ese nuevo poder transformador peligroso en favor de todo el pueblo y de la sociedad nueva que inevitablemente emergerá. Como siempre ocurrió en el pasado puede ocurrir también ahora: nueva tecnología de años atrás –entonces la TV y el celular– iban a liquidar la radio y el teléfono fijo. Tal pronóstico no ocurrió. La TV se ha incorporado como algo normal y prácticamente universal y el teléfono fijo sigue teniendo su función. Esperamos que la tecnología 4.0 tenga el mismo destino.

Será un avance para la humanidad. La ética épica debe utilizarla como ha hecho con las anteriores, resguardada siempre la inevitable ambigüedad: puede ser también un medio para el mal (la televisión puede servir para programas pornográficos y de violencia). Pero el sentido original de la nueva tecnología es ampliar las posibilidades del ser humano de mostrar su inagotable creatividad y buscar formas de hacer la vida más agradable y menos costosa en el corto espacio de tiempo que se nos da para vivir en este pequeño planeta.

Creemos que un día nos reinventaremos como seres de amor, de fraternidad, de cuidado y de espiritualidad. Ya creamos las precondiciones tecnológicas para la consecución de este sueño bienaventurado de la Singularidad tecnológica 4.0. Tenemos que alimentarlo y, conjuntamente, construirlo. Caso contrario, el sueño nunca se realizará.