Revolución en la revolución. La mujer en Cuba

Revolución en la revolución

PNUD’95


A partir de la revolución de 1959, la igualdad entre hombres y mujeres ha figurado entre las más altas prioridades de Cuba y mu­chas secciones de la Constitu­ción se refieren explícitamente a dicha igualdad. Cuba es uno de los pocos países que llevan a la práctica los acuerdos concertados en las confe­rencias mundiales sobre la mujer; en su Código Penal, la violación del derecho a la igualdad de trato está configurado como delito.

La Federación de Mujeres Cubanas -creada en 1960 a fin de organizar, educar y movilizar a las mujeres de todos los sectores de la sociedad cubana- ha incremen­tado el número de sus miembros, desde 400.000 en 1962 hasta 3,2 millones en 1990. La Federación se sufraga con las cuotas de sus miembros y recibe subsidios adicionales del Gobierno, y tiene facultades para influir sobre la política en todos los niveles de adopción de decisiones del Gobierno. Dado que posee un buen acceso a los medios de difusión y a las instalaciones de departa­mentos y ministerios del Gobierno, la Federación puede convocar reuniones de gran cantidad de personas y ha facilitado la participación femenina en la formulación de políticas de desarrollo y en todos los aspectos del adelanto social y económico.

Cuba ocupa el tercer lugar entre los países en desarrollo en lo tocante a la representación política de la mujer. En 1994, un 23% de los parlamentarios eran mujeres, proporción inferior a la del 34% en la legislatura anterior. Una cuarta parte de los puestos ejecu­tivos en la administración pública están ocupados por mujeres. Y entre 1970 y 1990 la tasa de activi­dad económica de la mujer aumen­tó a razón de un 4’3% anual, el aumento más acelerado en Améri­ca Latina y el Caribe.

Las mujeres han tomado la delantera en la campaña contra el analfabetismo y en la elevación del nivel educacional de todos. La Federación ha participado intensa­mente en mejorar la educación de las campesinas; y una de sus organizaciones subsidiarias, el Contingente de madres militantes para la educación, que posee 1’4 millón de miembros, está contribu­yendo a elevar hasta el sexto grado el nivel de educación de todos los trabajadores.

Las mujeres han organizado campañas de promoción de la salud y la higiene. Las brigadas de apoyo a la salud pública cuentan con más de 61.000 mujeres com­prometidas a colaborar con el Ministerio de Salud Pública en cuestiones como la inmunización, la detección del cáncer y la aten­ción prenatal y postnatal. Las muje­res constituyen un 48% de los médicos y ocupan el 47% de las direcciones de hospitales y policlí­nicas. De los 12.000 integran­tes del grupo «médicos de familia», un 61% son mujeres. Este grupo tiene el propósito de proporcionar educación sanitaria básica y atención primaria de la salud a todos los hogares.

Las mujeres reciben atención médica gratuita y suplementos nutricionales durante el embarazo y el amamantamiento. En 1990, la proporción de partos en estableci­mientos de salud llegó al 99’8%. La tasa de mortalidad materna de Cuba, de 27 por cada 100.000 naci­dos vivos, figura entre las más ba­jas del mundo. Entre las mujeres en edad de procrear, en el lapso 1987-1992 un 70% utilizaron anti­conceptivos y a partir de 1965 han dispuesto de servicios de aborto a petición de la interesada.

Como resultado del deliberado hincapié que se hace en la igualdad ente los sexos en la política educa­cional, han desaparecido las disparidades entre hombres y mujeres en materia de alfabeti­zación y matriculación escolar. En la educación superior, las mujeres constituyen un 58% de los estu­diantes, en parte como consecuen­cia de medidas especiales para ayudar a las mujeres que han abandonado la universidad, debido principalmente al matrimonio o a la crianza de los hijos, a que reanu­den sus estudios.

El firme compromiso político ha constituido un factor decisivo en la promoción del desarrollo humano y la igualdad entre los sexos en Cuba.