Salir de deudas y dudas: salidas al neoliberalismo

SALIR DE DEUDAS Y DE DUDAS
SALIDAS AL NEOLIBERALISMO
 

HEINZ DIETERICH STEFFAN


A la entrada del nuevo milenio, la convivencia humana descansa sobre un sistema histórico que ha agotado estructuralmente sus posibilidades de servir como medio de progreso de la humanidad: la economía nacional de mercado en su fase trans-na-cional-capitalista y la democracia formal burguesa en su etapa de involución plutocrática.

Sin base ética, sin satisfacer las necesidades económico-sociales y sin capacidad para emplear las tecnologías y ciencias disponibles de manera racional en beneficio de las mayorías y de la naturaleza, las élites dominantes de la sociedad global se han convertido en el freno principal para la construcción de un mundo mejor.

La contradicción entre la democratización posible de la sociedad global y su negación por los intereses de las elites, está generando en el seno del capitalismo procesos de incertidumbre y caos en lo económico, social, ideológico y polí-tico, que producen un potencial explosivo crecien-te. Ante el peligro de erupción violenta de esta energía –en parte coyuntural, en parte estruc-tural– los ciu-dadanos de la aldea global buscan angus-tiosamente respuestas sobre su futuro.

Los futuros posibles del capital

Frente a los crecientes problemas, los sectores en el poder nos hacen saber, que los futuros posibles son tres.

En primer lugar, la dictadura de desarrollo de los tigres asiáticos, la del Chile de Pinochet o de Ale-mania y Japón en el siglo XIX; tal propuesta equi-vale a décadas de despiadada acumulación del capital en condiciones de flagrante antidemocracia, hecho por el cual es intolerable para cualquier mo-vimiento o partido vinculado a las clases po-pulares.

La segunda opción se refiere a la dictadura de la clase rentista mundial (capital financiero), que en el discurso político de Occidente figura como neoliberalismo; a la luz de la pauperización y marginación creciente de las mayorías que este modelo de acumulación implica, su perpetuación en el Tercer Mundo sólo sería posible mediante una aplicación sistemática del terrorismo de Estado, semejante -aunque posiblemente en forma diferente- al de los años 60 y 70.

El “tercer camino” de Tony Blair es lo que Lula llama el “mercado con corazón” o que en los años cincuenta la socialdemocracia europea denominó el “capitalismo con rostro humano”. En este tercer y nebuloso camino se encuentran hoy día desde ex-presidentes neoliberales como Carlos Salinas de Gortari y su “alternativa progresiva de mercados plurales”; jerarcas clericales como el arzobispo Norberto Rivera Carrera de México y Juan Pablo II; intelectuales criollos como Jorge Castañeda y Roberto Mangabeira y primermundistas como Norberto Bobbio; mega-especuladores como George Soros y las alianzas y partidos de centro-izquierda latinoamericana. Se trata de un híbrido de axiomas neoliberales con algunos elementos keynesianos, centrado en la noción de la con-quis-ta de un Estado nacional democrático y popular, que -dentro de las condiciones de pobreza y explotación de los países neocoloniales- carece de viabilidad.

Ante este panorama de los grandes escenarios posibles, las mayorías se quedan sin horizonte frente al próximo milenio, porque parece inexistente una visión alternativa capaz de abrir paso hacia una vida cualitativamente diferente. Al presentarse el futuro en la percepción popular como zona de caos, incertidumbre y angustia existencial, provoca dos efectos: por una parte, impide que el pueblo vislumbre el nuevo orden superior de la convivencia humana que sustituirá al capitalismo global, y, por otra, empuja a las mayorías hacia las trampas ideológicas del sistema (fundamentalismos religiosos, nacionalistas, el consumismo, etc.). Las energías y el potencial de construcción popular de la cultura del futuro se agotan, en consecuencia, en los mecanismos de enajenación ideológica del status quo y en even-tuales y esporádicas rebeliones, incapaces de generar el futuro.

El Nuevo Proyecto Histórico (NPH)

El proyecto bolivariano constituye, sin em-bargo, sólo la condición necesaria para el futuro lati-noa-mericano, a la cual hay que agregar las condiciones suficientes para una sociedad global realmente democrática. Tales condiciones han sido avanzadas en la primera propuesta coherente so-bre la reor-ga-nización estructural y demo-cra-ti-za-dora de la sociedad global del futuro, que -a la luz de los dos grandes proyectos sociales de la época moder-na: la sociedad burguesa y la socialista-, se ha convenido llamar el Nuevo Proyecto Histórico.

Los contenidos del Nuevo Proyecto Histórico -la democracia real participativa y la economía no-capitalista-, fueron desarrollados por un equipo inter-disciplinario de matemáticos, físicos, histo-ria-dores, filósofos y sociólogos de México, Argen-ti-na, Chile, Cuba y Alemania y publicados en la obra Fin del capitalismo global. El Nuevo Proyecto Histórico, que ya está disponible en una serie de países (ver: http://spin.com.mx/~hvelarde/nph/; http://www.puk.de).

El paradigma de la futura economía que rempla-zará la economía nacional de mercado capitalista, fue descubierto por el científico alemán Arno Peters. Peters comparte la convicción de otros grandes científicos, desde los socialistas tempranos hasta Marx y Chomsky, de que una economía de mercado lleva inevitablemente a la explotación del ser humano, a la polarización de la riqueza social y a la enajenación del sujeto. De hecho, tal sistema no constituye una economía, es decir, un subsistema al servicio de las necesidades materiales de la sociedad (polis), sino lo que Aristóteles caracterizaba como “crematística”: la perversión de la economía en una maquinaria para obtener ganancias a costa de las mayorías.

Los principios de crematística e interés na-cio-nal que siguen determinando la dinámica de las actuales economías capitalistas, son responsables de la mayo-ría de los conflictos bélicos históricos y de los prin-cipales mecanismos de explotación coloniales y neocoloniales. Por lo mismo, no pueden ser la base de una economía global que tiene que proporcionar una calidad de vida ade-cuada y la convivencia pacífica para todos los seres humanos (6 mil millo-nes), así como la protección correspondiente de la naturaleza.

La economía nacional mercantil será rem-pla-za-da, por lo tanto, por una economía solidaria que descanse sobre tres elementos fundamentales: en lo teórico-ético y matemático-operativo sobre el valor objetivo del producto (tiempo de trabajo requerido para su producción) y el principio de intercambio de valores equivalentes; en lo polí-ti-co, en la planeación democrática de la producción y distribución mundiales y, en lo técnico, en la computación e informática.

El descubrimiento de Peters no representa una teoría acabada, sino el principio teórico funda-mental que regirá la lógica de comportamiento socio-eco-nómico de la futura sociedad global real-democrática. Para ser más preciso, el autor formula esa lógica para una fase avanzada de dicha sociedad, cuando la democracia participativa domine el sistema mun-dial entero.

El NPH es parte de los esfuerzos e iniciativas mundiales, destinados a unificar a la comunidad de víctimas del neoliberalismo global excluyente, con todos aquellos ciudadanos que no quieren ser cómplices de una sociedad global sin ética. Para avanzar esa gran corriente histórica, se requiere del esfuerzo colectivo de mujeres, hombres, intelec-tua-les, trabajadores, campesinos, margi-nados, indí-ge-nas, cristianos honestos y todo ciudadano que quiera participar en la tarea de construir una sociedad mun-dial más justa y democrática. Sirva esta aportación para tal fin.

 

HEINZ DIETERICH STEFFAN

hdieter@cueyatl.uam.mx