Simón Bolívar
Los Padres de la Patria Grande
Simón Bolívar
Nació en Caracas el 24 de julio de 1783. Se quedó pronto sin padres; Hipólita, una esclava negra, lo crió. Su preceptor lo puso en contacto con las ideas que entonces revolucionaban el mundo: los ideales de igualdad, libertad y fraternidad. Tras una estadía en distintos países regresa a su patria el 1 de enero de 1807, participando activamente en la preparación de la lucha contra España. El 19 de abril de 1810 se instauró en Caracas la Junta Revolucionaria, y Bolívar recibe el grado de coronel y es nombrado embajador en Inglaterra. El 5 de julio de 1811, pasa a ser comandante de Puerto Cabello. Pero los españoles supieron utilizar las diferencias entre los patriotas y los llaneros, y toman de nuevo el poder.
Bolívar llega a Nueva Granada. Con el apoyo de los patriotas locales invade Venezuela en mayo de 1813. El 15 de julio declara la guerra a España. El 17 de agosto libera Caracas, donde la población lo proclama capitán general, y le concede el título de El Libertador. Sin embargo, poco después, ante el empuje de los llaneros, se ve obligado a abandonar la capital y regresa a Nueva Granada. Los españoles ocupan rapidamente Venezuela y Nueva Granada, por lo que huye a Jamaica, y después a Haití.
En 1817, con la ayuda del presidente Petion de Haití logra establecerse en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), a orillas del Orinoco, donde los españoles no lo esperaban. Allí logra concertar una alianza con el nuevo jefe de los llaneros, José Antonio Páez, lo que logra dar un cambio total a favor de los patriotas. El Libertador comprende el motivo de la lucha de los campesinos y decreta que todos obtendrán tierra, con lo que logra que hagan suya la lucha de liberación.
En agosto de 1819 emprende una maniobra heroica: atraviesa los Andes, y aparece cerca de Bogotá. El 7 de agosto logra una resonante victoria sobre los españoles en Boyacá. Tres días después libera Bogotá, y, poco después, toda Nueva Granada. Regresa triunfante a Angostura, donde el Congreso reunido por él crea la Nueva República de Colombia, formada por Venezuela y Nueva Granada. Ante el Congreso de Colombia pide la confirmación de sus decretos sobre la abolición de la esclavitud y la concesión de tierra a los llaneros. El año 1821 obtiene la derrota decisiva de los españoles cerca de Caracas, en la localidad de Carabobo. En prueba de agradecimiento, el Congreso lo nombra presidente de la Gran Colombia.
El 24 de mayo de 1822, cerca del volcán Pichincha, en Ecuador, el general Sucre derrota a los españoles. Quito y Guayaquil son liberados. Bolívar viaja a Ecuador y éste se une a la Gran Colombia. Y piensa en Perú. Junto con Sucre, emprende esa tarea. El 6 de agosto de 1824 Sucre derrota a los españoles en Junín. El 5 de diciembre Bolívar libera Lima. Allá se da cuenta de que el Congreso de Colombia lo había apartado del mando. El 9 de diciembre Sucre obtiene la victoria de Ayacucho. A principios de 1826 se entrega la guarnición del Callao. Así todo el Continente queda libre de la dominación española. Solamente quedan las Islas de Puerto Rico y Cuba. El Libertador quiere organizar un ejército para lograrlo, pero el temor a EEUU se empieza a sentir, e impide llevar a cabo su sueño. Por eso dice: “EEUU parecen destinados por la providencia a plagar la América Latina de miserias en nombre de la libertad... EEUU son al mismo tiempo lo peor y son los más fuertes de todos”.
El Alto Perú lo convenció de la necesidad de crear una República más, que recibió su nombre. Nombró gobernador a Sucre.
Los hombres de las colonias lucharon unidos por la independencia. Sin embargo, después de la victoria, prevalecieron los intereses localistas, se dejó sentir la ausencia de relaciones económicas entre los distintos países recién liberados, de manera que se garantizase la unidad. La noche del 25 de setiembre de 1828 hubo un complot en que trataron de acabar con la vida de Bolívar. Aunque no tuvo éxito, sirvió para que el Libertador tomase conciencia de la realidad. Había fuerzas poderosas que buscaban destruir su sueño, la Gran Colombia. Y primero se separó Venezuela; luego mataron a Sucre, después la dejó Ecuador...
En medio de ese panorama, enfermó Bolívar física y moralmente. En 1830 rechaza el cargo de Presidente, y trata de abandonar Colombia. Pero muere antes de hacerlo. Murió pobre y abandonado de casi todos. Como sucede a los que tratan de ser fieles a sueños grandes y hermosos, que no caben en almas mezquinas.
Aunque se rinda cierto culto a Bolívar en América, sus ideales no tienen muchos seguidores, pues tropiezan con los intereses de los que desean dominar esos pueblos. Y sobre todo porque los que dirigen los destinos políticos de América Latina se dedican a servir a los intereses del Norte, o tienen miedo a no obtener sus bendiciones si trabajan asiduamente por la unidad de sus Pueblos, hasta ahora empobrecidos y dominados. Cada día se hace más necesario que el espíritu de Bolívar sople sobre los pobres del Continente a cuya liberación él dedicó sus energías. Hoy, como ayer, la libertad no es un regalo, sino una conquista que pasa necesariamente por la unidad de los oprimidos.