Testimonio de dos peregrinos
Testimonio de dos peregrinos
Pedro C. Hinde y Betty A. Cambell
Pedro y Betty, son dos religiosos, carmelita él, de las hermanas de la misericordia ella, que durante más de 40 años han recorrido el Continente en nombre de la solidaridad EEUU/Latinoamérica, desde los años de las revoluciones armadas, hasta los días actuales de su presencia en Ciudad Juárez, en Casa Tabor, en la frontera de la solidaridad. Les hemos pedido su testimonio.
Después de completar una gira de 6 meses por toda América Latina por tierra, estos dos norteamericanos se encontraban en medio del puente sobre el Río Bravo. Estaban por re-entrar en su país, pero tenían sus dudas: ¿cómo continuar el trabajo de desafiar la política dañina de su país? Sacaron su Biblia para animarse con la lectura del día, Lc 4,24: «Ningún profeta es bien recibido en su patria». Nada alentador, pues, porque así fueron los dos años anteriores (1973-75) de su trabajo en Casa Tabor, en Washington D.C.
Hoy día, aquí en el patio de la Casa Tabor en Ciudad Juárez, México, tenemos murales con los nombres de mártires y víctimas de los últimos 50 años en América Latina. En 1973 habíamos escuchado el canto Yo te nombro: ¡Libertad! , que proclamó desde Chile la importancia de conservar cada nombre de las muchas víctimas de la represión exigida desde EEUU para defender los intereses de sus corporaciones extractivas.
Por haber participado en las luchas de los negros por sus derechos civiles en EEUU, y después en las luchas en el Perú y México como misioneros, los fundadores –todos estadounidenses– abrieron la Casa Tabor en septiembre de 1973, en «la barriga del monstruo», Washington D.C. Al estilo de Catholic Worker de Dorothy Day, fue ubicada en un barrio pobre, para dar hospitalidad a gente de la calle. Como comunidad de acción política-contemplativa, Casa Tabor se propuso como tema principal el protestar contra el apoyo de EEUU a los gobiernos represivos de América Latina. Se abrió diez días antes del golpe de estado que aplastó la democracia en Chile, el primer 9/11.
Pronto llegaron refugiados políticos de Chile. Llegaron un Hermanito de Jesús y otro obrero chileno, ambos sindicalistas. Les ayudamos a dar sus testimonios en las Iglesias y en el Congreso. Con otra comunidad de base, Interaction-EPICA, que tenía una gran trayectoria de solidaridad con Chile, trabajamos como voces en el desierto. Al comienzo logramos concientizar a algún que otro Congresista, solamente.
Convocamos a activistas en el D.C. para organizar protestas frente a distintas estancias del gobierno tanto como enfrente de embajadas de países opresores: Chile, Bolivia, Argentina... Familias de desaparecidos ocuparon la catedral en Santiago de Chile y llamaron a la ocupación de otras catedrales. En solidaridad, nosotros ocupamos la Catedral St. Mathews por una semana. En otra ocasión, fue la oficina ECLA de las NNUU. En septiembre de 1978, en solidaridad con Nicaragua, invadimos la Casa Blanca, y en mayo de 1979 el Fondo Monetario, para protestar por los $60 millones para el dictador Somoza.
En la gira por A.L. que hicimos en 1975-76, en bus y auto-stop, nos centramos en las diócesis en las que la Iglesia estaba siendo perseguida. Nosotros, dos religiosos, hombre y mujer, recogimos testimonios, revistas… datos sobre los efectos de la política de EEUU. Ese contacto personal fue clave para la confianza en la comunicación posterior. A partir de 1977 otras personas saldrían desde la Casa Tabor hacia América Central con nosotros para trabajar con refugiados en Honduras, en El Salvador, en zonas conflictivas. Y otras entidades abrieron en el D.C. centros de solidaridad con Nicaragua, Guatemala, y El Salvador.
Los dos trabajamos en 1980 en el mismo equipo «Pro Refugiados» con las cuatro religiosas norteamericanas asesinadas por la Guardia Nacional de El Salvador. Durante dos años hicimos giras por EEUU dando charlas, llevando testimonios de las luchas populares en Centroamérica. Escribimos Look! A New Thing in the Americas! , sobre la liberación de Nicaragua, y Following the Star, de Mons. Romero y el pueblo de El Salvador, con decenas de miles de ejemplares.
En marzo de 1983 estuvimos presentes en Nicaragua cuando Juan Pablo II, mal informado, tuvo su desencuentro con el Padre Ernesto Cardenal, y con el Pueblo entero durante su Misa. En 1986, Pedro con una delegación de Nueva York, fue capturado por la Contrarrevolución en Río San Juan (Nicaragua). Acompañado con TV media, fue detenido 24 horas, pero con ello se hizo público que la Contra operaba desde Costa Rica, y las mentiras del Presidente Arias al respecto.
En 1983 se abrió Casa Tabor en San Antonio, TX, en pleno flujo de refugiados de El Salvador. En 1984 Pedro ayudó a fundar Cristianos Por la Paz en El Salvador (CRISPAZ), reclutando en EEUU voluntarios y delegaciones para contagiarse del espíritu y compromiso de Mons. Romero en El Salvador. Pedro todavía se junta cada año con la directiva en El Salvador para planificar el trabajo.
¿Como surgió para nosotros dos esta misión original hacia América Latina? En los años 60, en una comunidad de base, tomamos conciencia del modo impositivo como los estadounidenses lanzamos nuestra misión en Sicuani. Descubrimos cómo la política de EEUU se impuso en la vida de Perú por una empresa extractiva de petróleo. Tomando el ejemplo de Cristo y la enseñanza de Medellín, los dos descubrimos una vocación nueva. Los informes/propuestas que hicimos a nuestras congregaciones en EEUU tomaron un tono concientizador.
Pedro, antes, en Lima había tenido contacto con el clero peruano progresista, quien pronto le enseñó aterrizar en la realidad peruana y guardar en suspenso sus propias ideas. Después, en julio de 1968, en Chimbote, él asistió a una charla de Gustavo Gutiérrez, la primera de Gutiérrez sobre Teología de la Liberación. Su tesis cayó en Pedro como una luz sobre su experiencia anterior, en especial sus primeros años de trabajo con los pueblos quechuas en la Sierra. Seis obispos de la Sierra Sur en agosto de 1968 fundaron el Instituto Pastoral Andino (IPA) de la Sierra Sur, que pronto tomó la orientación de Medellín. Pedro fue el delegado de Sicuani.
La Hna. Betty después de promover al personal del hospital a asumir los cargos que ella ocupaba, a invitación de la gente de Totorani, se fue para vivir allí en el campo. Fue hospedada por Antonina, madre soltera en su casita de adobe. Antonina, bilingüe, reunió otros campesinos, hombres y mujeres, en grupos de reflexión. La misma gente pidió hablar sobre la salud, primero sobre partos. Antonina se casó con un líder de los catequistas de Pedro. (Desde ese momento asistieron, como amigos nuestros, a la celebración del 20º aniversario de Casa Tabor, con otros 40 miembros de la Comunidad de Tabor de San Antonio, Texas).
El ejemplo de la Hna. Betty inspiró a Pedro a dejar la casa cural en manos de un sacerdote amigo peruano. Pedro inauguró en el margen de la ciudad una Casa de Amistad para los campesinos catequistas. Allí se prepararon 15 catequistas para conducir cursos bíblicos en localidades dispersas de la Prelatura. Antonina ayudó con sesiones especiales para las mujeres. Con la ayuda de IRCEA en Cuzco, coordinando una Pastoral de Conjunto, se formó una Confederación de Misioneros Catequistas de la Prelatura de Sicuani con su propia directiva.
Poco después, en 1973, los dos fuimos para iniciar la Casa Tabor «en misión al revés», es decir, como evangelización concientizadora en EEUU. 43 años después, aquí, en Ciudad Juárez, sigue la Hna. Betty, ya por 19 años, facilitando cursos de auto-estima para mujeres. Pedro acompaña al clero y ayuda los domingos con la Misa en parroquias vecinas, colabora con la oficina de Pastoral Obrera y también con el Centro de Derechos Humanos de El Paso del Norte.
Colaboramos con la diócesis de El Paso en iniciar una Comisión de Paz y Justicia. Allí, en pleno centro de El Paso, levantamos todos los viernes una Vigilia por la Paz protestando por la política de militarismo y guerra de EEUU. Siendo miembro de los Veterans (World War II) for Peace, Pedro estaba invitado cada año para celebrar en El Paso la Misa con homilía del 6 de agosto, en la catedral o en parroquias mayores, que conmemora la atrocidad de Hiroshima y es a la vez la fiesta patronal de El Salvador y de Tabor.
Apoyamos proyectos que traen personas de EEUU en delegaciones de universidades y parroquias a esta frontera; nuestro rol es concientizarles de que la pobreza y la violencia en esta frontera se deben principalmente a la política de su país. Antes del tiempo de la máxima violencia en Juárez (2008-2012), recibíamos 30, 40 delegaciones por año. Un año recibimos 50 delegaciones. De los tres fundadores de la Casa Tabor en 1973 –que también fundaron la Casa en 1995 en Cd. Juárez– Tadeo Zywicki murió en 2003. Se incorporó en Casa Tabor Emilia Requenes, nativa de Ciudad Juárez y activista con la Red de Mujeres de Juárez. Por la gracia de Dios y el permiso de nuestros superiores, la Hna. Betty A. Campbell, RSM y Pedro C. Hinde, O. Carm. seguimos aquí en Cd. Juárez.
Pedro C. Hinde y Betty A. Cambell
Ciudad Juárez, México