Tomar partido. Una experiencia con la «Agenda Latinoamericana»

Tomar partido

Una experiencia con la «agenda Latinoamericana»

Irene Casellas


De las ideas a los hechos. Del compromiso a la actuación. De la teoría a la práctica. La «Comisión de la Agenda Latinoamericana Mundial», que desde hace catorce años trabaja en el ámbito de las comarcas de Girona por promover los valores de justicia y solidaridad aprovechando esta herramienta que teneis en las manos, es un ejemplo de cómo convertir las buenas intenciones en buenas realidades. Es una posibilidad de incidir en la sociedad por cambiarla. Es, en definitiva, una nueva manera de hacer política, si entendemos que la política no es sólo aquello que deciden los gobiernos o el que quieren los poderosos, sino todas aquellas actuaciones que, vengan de dónde vengan, están dirigidas a transformar la sociedad, la ciudadanía, la «polis».

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La historia de la Comisión nace con la Coordinadora d’ONG de les comarques de Girona i l’Alt Maresme, una plataforma unitaria que se constituyó en 1994 en Torroella de Montgrí (Baix Empordà, Cataluña). Un buen número de personas vinculadas a diferentes entidades, con sensibilidades diversas y prioridades que no siempre coincidían, hicieron el esfuerzo de reunirse para compartir información, consensuar actuaciones y reflexionar conjuntamente. La experiencia fue todo un éxito y actualmente la Coordinadora agrupa casi un centenar de entidades. El punto de partida de todas ellas, tal y como se recoge en el código ético que rige sus actuaciones y que cada entidad ha de aprobar por poder incorporarse a la red, es trabajar en la transformación de la sociedad, buscando un orden social más justo.

Entre las muchísimas actividades, campañas e iniciativas que son posibles gracias a la existencia de la Coordinadora está la difusión de la «Agenda Latinoamericana Mundial» y los materiales pedagógicos que la acompañan. Esta tarea se hace a través de la Comisión, que es expresamente abierta, plural y participativa. Se trata de una mesa de trabajo que funciona de manera asamblearia -se hacen dos asambleas anuales, una para preparar el inicio de la campaña de difusión y la otra cuando se cierra, para valorar cómo ha funcionado- y por lo tanto las decisiones se discuten y se consensúan entre todos. Medio centenar de personas están involucradas en esta tarea y hacen sus respectivas aportaciones.

Los miembros de la Comisión son los primeros a insistir que ésta no es, ni quiere ser, una ONG. «No nos interesa tanto vender agendas, con el remanente de las cuales poder afrontar tal o cual proyecto, como mantener y aumentar la brasa del mensaje de la Agenda. ¡La Agenda misma es el proyecto!», explican.

Cada otoño, la maquinaria de sensibilización se pone en marcha para preparar la larga lista de presentaciones de la Agenda y sus materiales ante un público bien heterogéneo: parejas de la tercera edad, centros cívicos, entidades solidarias, institutos, universidades, grupos scouts, concejalías de ayuntamientos... Todo ello aprovechando esta gran herramienta de formación y transformación, sin excluir a nadie. Hay una gran cantidad de gente que hace cosas relacionadas con la Agenda, independientemente de la ideología que tenga y del partido al que vote, si vota.

Esta buena respuesta que cada año tiene la campaña nos lleva a pensar que generar conciencia y compromiso, cuando se hace de manera abierta y seria, no es un reto inalcanzable. Pese a la desidia y la apatía que vemos crecer a menudo en nuestro entorno, hay mucha más gente de lo que parece dispuesta a buscar un nuevo modelo de convivencia, una nueva fórmula de ciudadanía, y sólo hace falta acertar precisamente en las estrategias para animarla para poder aprovechar este gran potencial.

Desde la Comisión esta idea se ha ido trabajando en todos estos años, con mucho acierto. Paralelamente a la difusión de los valores de la Agenda han ido apareciendo otros materiales complementarios con una clara vocación pedagógica. Uno de ellos es el calendario solidario, en forma de póster, que destaca en cada mes una efeméride. Son doce apuntes diferentes cada año, que nos recuerdan, aprovechando fechas concretas, algunas de las causas que continúan pendientes en este mundo globalizado. Hechos y personajes de todas partes del mundo nos interpelan desde este calendario, que no es extraño ver colgado tanto en aulas como en despachos. Aunque ha nacido en Cataluña, el calendario también se edita en castellano y miskito (la lengua indígena que hablan en la Costa Atlántica de Nicaragua). El objetivo es que se pueda difundir también en Latinoamérica, especialmente en Nicaragua y en las comunidades miskitas de su Costa Atlántica, muy vinculadas a municipios catalanes por la vía de lazos de hermanamiento. De hecho, la elección de las efemérides se hace de manera consensuada a un lado y otro del Atlántico, y es un buen ejemplo de lo que aquí se denomina «campaña de ida y de vuelta», una fórmula para establecer nuevos puentes entre unos y otros. El objetivo es conseguir que el mismo proceso de difusión que la Agenda tiene en Cataluña también se pueda llevar a término en Latinoamérica, el lugar donde ha nacido pero donde, por desgracia, muchas personas, por su excesiva pobreza, no se pueden permitir el lujo de comprarla. La idea es, pues, devolver en forma de materiales aquello que la Agenda aporta como formación y compromiso.

Por este motivo se han movilizado instituciones como elFons Català de Cooperació o la Agència Catalana de Cooperació, que dedican proyectos a la difusión del espíritu de la campaña de la agenda entre colectivos y comunidades de base, sobre todo de poblaciones que participan en diferentes hermanamientos. Así, gracias a la iniciativa «de ida y vuelta», muchas más agendas llegan a Nicaragua, Perú, Brasil, República Dominicana, Cuba, Guatemala, El Salvador, Honduras y México. Se tocan teclas muy diversas: «Hacemos llegar la Agenda a su propia cuna, a lugares donde es desconocida o donde la extrema pobreza la hace prohibitiva por su precio, y la distribuimos en un marco coherente con nuestra línea ideológica, hacemos participar una entidad supramunicipal como es el Fondo, y aportan dinero sobre todo los ayuntamientos que tienen hermanamientos con estas zonas, con lo cual ayudamos a mantener viva la coordinación entre pueblos. Sin perder de vista que el Sur cambiarà en la medida que cambiemos el Norte y que, por lo tanto, el trabajo prioritario de transformación lo debemos hacer aquí. La campaña de ida y de vuelta es un acierto porque enlaza utopía y concienciación», afirman los miembros de la Comisión.

Con este mismo criterio de priorizar la tarea pedagógica, también se edita el «Mapa de la Vergüenza», un mapa en el formato Peters que destaca algunos de los datos más commovedores sobre el Índice de Desarrollo Humano en diferentes lugares del mundo. Permite notar, con un simple vistazo, las grandes diferencias entre los países ricos y los expoliados.

La lista de materiales impulsados desde la Comisión continúa: pósters con los textos del último discurso de Charles Chaplin en la película «El Gran Dictador»; un llamamiento a la justicia y la libertad, y sobre la realidad de la Deuda Externa a partir de un texto de Guacapuro Cuactemoc; un interesantísimo documental para televisión sobre los 15 años de la Agenda, con testigos de las dos bandas del Atlántico; o la exposición que conmemora también este aniversario, muy llamativa y a la vez pedagógica, que ha tenido tan buena acogida que incluso se ha tenido que doblar, con una nueva copia, por poderla ofrecer a todas las instituciones y colectivos que la piden. Sin olvidar la gran novedad del año pasado, el cuento «La Agenda de Don Paulo», para que los más pequeños puedan entender, bien pronto, los conceptos de compromiso y solidaridad.

Proyectos musicales y en formato audio, por facilitar todavía más la tarea de difusión, también se están llevando a término.

Y el trabajo no acaba aquí. La Comisión mantiene muy buenas relaciones con grupos y entidades diversas, algunas oficiales y otras no tanto. Aparte de coeditar la Agenda en su versión catalana y todos los materiales complementarios, participa en la red de hermanamientos de municipios catalanes con pueblos y ciudades de Nicaragua.

En definitiva, la Comisión es una suma de esfuerzos y de compromisos, un gran activo de responsabilidad y esperanza que nos invita a tomar partido. Un ejemplo a seguir. En su historia deberían fijarse todas las personas que valoren que la política va más allá de las elecciones y los partidos, todo el mundo que quiera participar de una manera constructiva en la creación de una sociedad más justa, todas las personas que no se quieran quedar con los brazos cruzados pensando que ante las grandes y graves desigualdades del mundo ya no hay nada a hacer.

 

 

Irene Casellas

Girona, España