Un imperio militar. El ejército y el militarismo en la política exterior de EEUU

Un imperio militar
El ejército y el militarismo en la política exterior de EEUU

Robert Matthews


Robert Matthews es profesor adjunto en el Graduate Center for Latin American and Caribbean Studies, de la Universidad de New York, y senior fellow en el Centro de Investigación para la Paz (http://www.cip.fuhem.es), de Madrid. Ha escrito sobre los mobimientos sociales en A.L., la política de EUU en A.L. y el tercer mundo, y los conflictos de baja intensidad.

El gasto actual (en 2004) de EEUU en ayuda externa es de 16.000 md (millones de dólares), frente a 450.000 md en gastos militares. La influencia del ejército en la política exterior de EEUU es todavía predominante, pero no está ya tan claramente en ascenso. Ni el imperio parece tan sólido como hace un año. La impresionante debacle producida en Irak ha puesto al descubierto las debilidades del «nuevo ejército reformado» exhibido en Irak, ahora puesto en evidencia por sus limitaciones. De hecho, lo que ha venido a ser puesto en cuestión es la competencia misma del Departamento de Defensa (DdD) dirigido por el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld.

Muy elocuente a este respecto es el hecho de que un año después de que Bush anunciara el fin de los combates mayores, ante una pancarta en la que se leía «Misión cumplida», EEUU esté enviando miles de vehículos blindados, incluso tanques Abrams de 70 toneladas. Algunos expertos continúan caracterizando la política exterior de EEUU como más militarizada que la de ningún otro país después de la Segunda Guerra Mundial. Ciertamente, en términos de gastos el presupuesto del Pentágono no tiene precedentes y sobrepasa el total combinado de los diez países de más gasto que le siguen.

De hecho, después del 11 de septiembre de 2001, el viejo concepto de política de las cañoneras –de principios del siglo pasado- ha dado un nuevo giro de rosca hasta el punto de que las cañoneras han desplazado decididamente a la diplomacia –al menos hasta que los recientes castigadores sucesos producidos en Irak lleven a una reevaluación. La cobertura mundial de EEUU no es tanto un imperio en el sentido clásico, cuanto un Estado-cuartel mundial (más reductos/avanzadas militares que colonias).

PRESUPUESTO MILITAR

Pero las cañoneras actuales son caras. El DdD sostiene que las únicas reales amenazas militares para EEUU derivan de: 1) el posible uso de armas nucleares, o 2) lo que el Pentágono llama «guerra desigual», o sea, el uso táctico del terrorismo para confrontar su superioridad militar. La guerra contra el terror declarada en 2001, impulsó una reversión de los recortes que se produjeron en los 90s en el presupuesto del Pentágono, y un pico en los gastos que llegó a niveles nunca vistos. Cada día parece más evidente que el gobierno de EEUU está expandiendo el terrorismo con su contraproducente política exterior. Lo que en todo caso es indiscutible es que el terrorismo está creciendo.

Este horizonte pesimista es compartido por la administración Bush y fundamenta su presupuesto militar de este año. El presupuesto actual de 363.000 md es en sí mismo más de diez veces el del segundo país que más gasta: Gran Bretaña. La solicitud de la administración Bush para 2004-2005 representa el mayor incremento en los gastos del Pentágono en los últimos veinte años. Sólo este aumento, de 38.000 md más una «reserva de guerra» de 10.000 md, ya supondría más dinero que lo que gasta ningún otro país actualmente en gastos militares. La expansión de la financiación militar para el futuro previsible –451.000 md en 2007 y 2,7 billones de dólares en el ejército para los próximos 6 años- no tiene precedente en toda la historia y contribuye al récord del déficit, que se está aproximando a 500.000 md anuales.

La actual solicitud de asignaciones incluye el desarrollo de defensas de misiles de largo alcance, desde hace tiempo promovidos por Rumsfeld; no incluye el presupuesto militar suplementario para Irak, Afganistán y la guerra mundial contra el terrorismo. El Pentágono se niega a incluir una partida en la próxima solicitud –seguro como está de superar las elecciones en noviembre-. Sólo el suplemento especial para Irak en 2004 ha sido de 87.000 md y está costando ahora cerca de 5.000 md por mes, mientras el Pentágono asevera que no se puede determinar ni el objetivo ni el costo de estas operaciones imprevistas. Hay rumores sobre una cantidad entre 60 y 95.000 md en una o varias asignaciones suplementarias para cubrir un estimado de entre 105.000 y 150.000 soldados que permanecen en el país hasta 2005. Los cálculos originales del doble o triple de ese número de tropas que se necesitarían según el General Anthony Zinny y Eric Shinseki, que fueron tan públicamente desdeñadas por el DdD, ahora resultan proféticos. Shinseki, entonces jefe del Estado Mayor del Ejército, fue denunciado por Rumsfeld y sancionado con un retiro anticipado.

BASES MILITARES

Una gran parte del presupuesto está dedicada a la creación y al mantenimiento de una amplia red mundial de bases del ejército y de la inteligencia: más de 700 en total. EEUU mantiene actualmente bases en Turquía, Irak, Arabia Saudí, Kuwait, Bahrain, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Etiopía, Pakistán, Uzbekistán, Tajikistán y Kyrgyzstán, así como en la isla de Diego García en el Océano Índico. En Okinawa -en el Pacífico-, una pequeña isla que puede recorrerse en un par de horas, EEUU tiene 38 bases. Los neoconservadores del DdD de Bush estaban ansiosos por reformar la política de bases, para crear una entidad más flexible y móvil que pudiera responder rápidamente o «desplegar hacia delante» fuerzas de EEUU en cualquier situación de emergencia en el «arco de inestabilidad» que se extiende desde los Balcanes hacia el Sur hasta el Norte de África y hacia el Este hasta la frontera china. No es casualidad que este escenario comprende también regiones ricas en petróleo y gas natural. El Pentágono cree que durante los 90 EEUU tuvo que prepararse para luchar dos guerras simultáneamente –presumiblemente en el Medio Este y el Nordeste de Asia-; pero en el mundo post 11-S tenemos que estar preparados para cuatro.

Las nuevas condiciones de que se dispone -por ejemplo, en Uzbekistán, Pakistán y Qatar-, constituirán una serie de facilidades para el lanzamiento de rápidos ataques e intervenciones anticipativas. Después de nuestra primera Guerra del Golfo en 1991 se han establecido bases en Arabia Saudí y los pequeños emiratos del Golfo; esta ocupación de lugares sagrados del Islam fue una de las razones declaradas para los ataques de Al Qaeda del 11 de septiembre. El proceso de creación de bases se intensificó bajo Bush, incluyendo varias en Pakistán y las repúblicas Centroasiáticas de la antigua Unión Soviética después de la invasión de Afganistán en 2001. Irak está cubierto por hasta catorce bases permanentes de EEUU –lo que el Pentágono, extrañamente, llama «campos permanentes»- para permitir a los soldados estadounidenses reducir su presencia en Arabia Saudita. Pero, por lo que se refiere al futuro previsible, los militares controlarán el país entero de una forma u otra.

DEPLIEGUE MILITAR

EEUU tiene actualmente unos 480.000 hombres y mujeres en las fuerzas armadas, con un tercio de las fuerzas activas capaces de combate en Irak. Además de causar distracción respecto a la guerra real contra el terrorismo, y además de enemistarnos a una buena parte del mundo (se puede afirmar con toda seguridad que nunca ha habido una desconfianza y una decepción tan grandes respecto al gobierno de EEUU), la guerra en Irak ha sobreextendido peligrosamente las capacidades militares de EEUU. The New York Times hacía notar en un editorial del 29 de diciembre de 2003 que esta hipertensión militar ha llevado «a las fuerzas armadas más allá de sus límites en tiempo de paz; si ocurriera una crisis repentina en Corea del Norte y Afganistán, EEUU se vería muy apurado para responder». El editorial añadía que la Casa Banca debe reconocer que su unilateralismo está debilitando al ejército, y que debe «cambiar esta trayectoria antes de que los daños se hagan más difíciles de deshacer.

Irak ha distorsionado la política exterior y militar en no pocas formas. James Fallows, en un artículo de abril de 2004 en The Atlantic Monthly dice que «sólo es una pequeña exageración decir que hoy todo el ejército de EEUU está o en Irak, o volviendo de Irak, o alistándose para ir a Irak». Guardias nacionales y reservistas del ejército, muchos de los cuales se alistaron para conseguir beneficios en educación y nunca pensaron que iban a estar enfrentándose a una fiera y creciente resistencia en Irak, constituyen el 40% de las tropas allí desplegadas.

AFRICA. En África EEUU está dedicando actualmente 1000 md en ayuda al desarrollo para todo el Continente, una vigésima parte de lo que se está gastando en Irak para el desarrollo económico e infraestructural. Más aún: desde final de 2003, EEUU ha venido enviando tropas de Fuerzas Especiales a Mauritania, Chad, Malí y Níger, como parte de la Pan Sahel Initiative, diseñada para entrenar a los militares de la región en anti-terrorismo. EEUU ha intensificado cooperación militar con Marruecos, Argelia y Túnez también. La razón declarada es la de reforzar los esfuerzos de la región contra el terrorismo. Pero el interés que está detrás es el creciente interés por las reservas de petróleo de África, que incluye muchos nuevos y sustanciales descubrimientos, y la presión de la industria y de los ideólogos conservadores para que se capture y proteja las fuentes de energía más allá del Medio Este.

ASIA. En Asia la crisis sobre las armas nucleares de Corea del Norte aparece como un problema real militar de EEUU, a diferencia del problema creado en Irak. En los dos pasados años Pyongyang reveló un programa antes clandestino de enriquecimiento de uranio. El régimen también puso en marcha los preparativos para reiniciar la planta de un reactor nuclear para extraer plutonio en Yongbyon, lo que violaba el tratado de no proliferación de armas nucleares y otros acuerdos con EEUU. Los expertos estiman que puede tener unas ocho bombas nucleares actualmente.

A pesar de su terca retórica sobre castigar las armas de destrucción masiva, Washington está jugando a demorar la negociación con el régimen del Rey Kim Jong II. EEUU tiene más de cien bases militares, y 40.000 tropas en Corea del Sur. Pero está rodeada por la que es probablemente la democracia más antiestadounidense sobre la tierra, y el tiempo no está a favor de EEUU. Y mientras el tiempo pasa, las bombas nucleares se acumulan. La administración está esperando lo mejor cuando se reanuden las negociaciones en mayo. Pero la esperanza no es un sustituto para la política seria.

AMÉRICA LATINA. En A.L. el énfasis sobre las soluciones militares y el fortalecimiento de las relaciones ejército-ejército está muy acentuada. Durante los pasados tres años, el contraterrorismo ha jugado el papel central que el anticomunismo jugó durante la guerra fría en la definición de las relaciones EEUU-L.A. Por ejemplo, inmediatamente después del 11-S, el Secretario de Estado Colin Powel fue a Colombia y dijo que ya no tenía sentido insistir en separar la guerra contra la droga en Colombia de la guerra contra el terrorismo, porque los narcotraficantes y los terroristas están vinculados como amenazas de la democracia. Bajo el Plan Colombia, ese país recibe la tercera más amplia cantidad de ayuda de EEUU, tras Israel y Egipto. La mayor parte está destinada al ejército. EEUU tiene también más de 1.000 soldados y militares contratados en Colombia. En abril, a pesar de la preocupación del Congreso de EEUU de que el ejército estaría demasiado disperso, el General Hill declaró que era necesario doblar las boinas militares en Colombia, hasta los 800 militares y 600 civiles contratados.

CONCLUSION

Incluso antes del 11 de septiembre de 2001, la política exterior de EEUU era conducida por las preocupaciones de la seguridad del Pentágono, más que por cualquier agenda del Departamento de Estado un poco más comprensiva social y económicamente. Después del 11-S, la guerra contra el terrorismo vino a ser el principio organizador, el grito de convocatoria política de la administración, y la sirvienta del orden mundial dominado por EEUU.

Sin embargo, Al Qaeda ha realizado más ataques terroristas en los 30 meses desde el 11-S que en toda la década anterior. Y hay muchas razones para anticipar que el mundo verá más terrorismo a medida en que nos hundimos más y más en los dos cenagales que hemos creado en Afganistán e Irak. Esta guerra antiterrorista está siendo llevada como una operación militar convencional, ignorando la complejidad del problema del terrorismo y la necesidad de un planteamiento multifacético, que considere las causas raíces así como la necesidad de tomar medidas concretas para combatir su amenaza inmediata. Mientras tanto, la guerra en Irak ha distraído peligrosamente atención y recursos de una guerra real contra el terror, así como contra la amenaza nuclear de Corea del Norte. Si la crisis se materializara allá, el ejército de EEUU sería muy fuertemente desafiado a responder.

Los principales elementos de la actual política de EEUU son coherentes con la visión del mundo que tiene Bush. Los presupuestos de EEUU están sesgados hacia las operaciones militares, pero es la escasa ayuda y la poca atención a las situaciones socio-económicas de los países en aprietos lo que propaga la frustración, la angustia y el terrorismo en las regiones en desarrollo. Los daños colaterales del unilateralismo militar de Washington, una diplomacia chapucera y una política exterior militarista, se reflejan en un histórico despliegue de antiamericanismo a lo ancho del planeta y un antagonismo sin precedentes hacia EEUU por parte de los líderes extranjeros y los medios de comunicación. Estas repercusiones, así como los actuales costos para EEUU en sangre y en recursos, todavía están por ser adecuadamente calculados y comprendidos.