VIOLENCIA PERSISTENTE EN HAITÍ

 

RAYMOND JEAN JULIEN CHARLES

A día de hoy la situación de seguridad en Haití sigue siendo precaria. La violencia continúa, bandas armadas siguen ocupando territorios con la complicidad del gobierno. La preocupación es permanente. Han resurgido las tensiones y los tiroteos entre esas bandas, por el control de las zonas metropolitanas de Puerto Príncipe.
La entrega de productos básicos esenciales, así como las existencias de mercancías en las diferentes regiones siguen siendo inaccesibles debido a las enormes dificultades para poder transportarlas y distribuirlas. Esta lamentable situación es debida a la inseguridad generalizada y persistente, vinculada a la existencia de las bandas armadas.
Todo ello provoca el aumento de los precios de los alimentos, la escasez de los productos en los mercados y el impacto en la cadena de suministro, hechos que se han ido agravando en los últimos tiempos. El cierre de la frontera entre Haití y la República Dominicana limita el desplazamiento de los jóvenes haitianos, que son devueltos en condiciones inhumanas. Así pues, las amenazas sobre la infancia y la juventud haitianas se han recrudecido.
En Haití , las bandas amenazan el futuro de los niños. La inseguridad y la violencia privan a miles de niños de su educación. Muchas escuelas de la capital se han vaciado debido a aquellas, al haber sido cerradas o bien porque no se puede acceder a ellas. Las familias, las mujeres y los niños tienen dificultades para salir de sus hogares; los niños y jóvenes tienen miedo de ir a la escuela debido a los constantes tiroteos entre las bandas y la policía o el ejército.
Según la representante de UNICEF en Haití y el Ministerio de Educación Nacional y Formación Profesional (MENFP), a principios de 2024, en toda la zona metropolitana de Puerto Príncipe habían cerrado la mayoría de escuelas, 772 en Croix-des-Bouquets, 446 en Tabarre, 274 en Cité Soleil y otras 200 en Martissant, Fontamara, Centre-Ville et Bas-Delmas. Las bandas mantuvieron el control de las escuelas, donde los directores tuvieron que pagar a los jefes de las bandas para garantizar una precaria seguridad. El cierre se produjo cuando los responsables de las escuelas no pudieron seguir pagando a las bandas armadas.
A estos hechos hay que añadirles que muchas escuelas han sido ocupadas por familias desplazadas, los hijos de las cuales corren el riesgo de abandonar los estudios y ser reclutados por esas mismas bandas armadas para seguir ejerciendo violencia, a cambio de un sueldo semanal. En diez días (inicio 2024) 10 niños fueron asesinados. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en febrero de 2024 había 360.000 desplazados en toda la nación, la inmensa mayoría en condiciones deplorables, sobretodo alrededor de la capital, donde el índice de suicidios (hasta hace poco un tema tabú) se disparó.
Mujeres, niños y jóvenes son las víctimas principales de estas precarias condiciones de vida, sin higiene ni saneamientos adecuados, sin acceso a los servicios básicos, sin agua potable y sin intimidad, con un riesgo creciente de violencia de género. La situación de miseria vinculada a la migración, ha aumentado debido a las restricciones de todo tipo que comportan la violencia y la inseguridad permanente. Tal catástrofe proviene, en buena medida, de la complicidad de potencias externas (Estados Unidos...) que permiten -si no fomentan- la venta, el comercio y el tráfico de armas en el país. Las secuelas de los desastres más recientes, como el terremoto del 12 de enero de 2010, el paso de los ciclones Isaac y Sandy, las inundaciones y los maremotos y, recientemente el impacto del terremoto de agosto de 2021, siguen presentes y se suman a una ya precaria subsistencia.
Las comunidades afectadas siguen amenazadas y contemplan, con cierta impotencia, la extensión de la hambruna y la muerte. La población vulnerable y “vulnerabilizable” sigue siendo mayoritaria.
La Asociación de Solidaridad Haitiana en Cataluña trabaja para identificar, analizar y actuar ante estos conflictos, reducir los riesgos de la población, mitigar los efectos de los acontecimientos mediante actividades de formación y desarrollo. Juntamente con el Centro de Educación Integrada (CEI) trabajamos con niños y jóvenes en el Departamento del Sudeste de Haití (Jacmel) para conseguir una educación multidisciplinaria, alejada de la violencia y la explotación.