Violencia y lucha por la paz en el campo
VIOLENCIA Y LUCHA POR LA PAZ EN EL CAMPO
Frei BETTO
¡Ay de los que juntáis casa con casa y vais añadiendo campo con campo,
hasta llegar a acaparar todo el terreno...! Is 5,8
En Brasil el 20% más rico de la población tiene 26 veces más que el 20% más pobre. Y el 1% de los propietarios de tierra acaparan el 46% de las tierras productivas del país que ocupa media América Latina. Brasil es el país con la peor distribución de renta de todo el continente, o, para algunos analistas, la peor del mundo. Para la CNBB (Conferencia Nacional de Obispos Brasileña, católica), «los únicos sectores sociales que cuentan hoy para el gobierno son los empresarios, los banqueros, los grandes propietarios de tierra y los políticos que pueden votar a favor del gobierno. El PBI del país es ascendente, pero el salario (115 US$ el mínimo) es descendente en términos reales». Mientras, el Movimiento de los sin tierra, que obtuvo en 1991 el Premio alternativo de la Paz, continúa luchando por la Paz en el campo clamando por la Justicia.
Casi mil días después de que el presidente brasileño Fernando H. Cardoso (FHC) obtuviera en las urnas la mayor consagración de la historia de un presidente brasileño, enfrentó en las calles una ola de protestas promovida por la única organización actuante de oposión existente, el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST), que conmovieron al país entero con una marcha nacional de más de 15.000 km., iniciada en febrero (60 días de camino), saliendo de varios puntos del país situados en 15 estados brasileños, que llegó a movilizar a 35.000 marchistas, según la Policía Militar (50.000 según el mismo MST), y que desembocó un histórico 17 de abril de 1997 en la Explanada de los Ministerios de Brasilia con una inmensa manifestación que colapsó por unas horas la ciudad.
En su reunión de hora y cuarto con el presidente FHC en su palacio, el MST no llegó a un acuerdo con él: «De nada sirve lavar al cerdo con champú, el Presidente está mal informado sobre la realidad y no quiere admitir los problemas», dijo un portavoz del MST. Por ello, el movimiento prometió al Presidente que mantendrá las ocupaciones de tierras y doblará el número de campamentos. «Vamos a hacer de la Reforma Agraria la misma bandera exitosa que hicimos con la campaña de las “¡Elecciones directas ya!” y la de “¡Fuera Collor!”, afirmó Rainha, uno de los líderes del MST.
La directiva del MST evaluó muy positivamente la marcha de 60 días que culminó con la mayor manifestación contra el gobierno de FHC en todo su período de mandato. A partir de esa experiencia el MST cree que está en condiciones de participar con más liderazgo en la oposición, sin tener que convertirse por ello en un partido político: «No aspiramos al poder; luchamos por una cuestión mayor, que va más allá de los intereses electorales», dijo Rainha. El grupo admite que en 1998, año electoral, quedará pautado principalmente por la cuestión agraria, admitiendo incluso, informalmente, que el MST deberá tener candidatos propios.
El MST constituye la fuerza política popular más original, masiva y activa y una de las realidades sociales con más esperanza en el pueblo brasileño, digna de que el Continente entero le dé seguimiento y solidaridad en estos tiempos de desencanto frente a lo politico y de desorientación.
Un sondeo del Ibope brasileño de marzo del 97 constató que el 85% de los encuestados apoya las ocupaciones de tierra, siempre que sean sin violencia y sin muertes; el 94% considera justa la lucha del MST por la reforma agraria; el 77% consideró al MST como un movimiento legítimo; el 88% dijo que el poder público debería confiscar las tierras incultivadas y distribuirlas a los sin tierra.
Por culpa de los medios de comunicación, que casi nunca muestran el otro lado de la moneda, muchos ignoran que el MST, fundado en 1984, se encuentra organizado en 21 estados brasileños, en los que ya asentó, gracias a ocupaciones de áreas ociosas, a cerca de 138 mil familias, con una renta media de 3.7 salarios mínimos mensuales. La renta media nacional de 3’82 salarios mínimos por familia.
¿De qué sirve ocupar tierras si no hay crédito, asistencia técnica e infraestructura? Es lo que preguntan muchos, con más ojos para la supuesta incapacidad de los agricultores que para las grandes extensiones de tierras ociosas de los latifundistas.
El MST creó en 1992 el Sistema Cooperativista de Asentados (SAC), afiliado a la Confederación de Cooperativas de Reforma Agraria de Brasil (CONCRAB).
Esta entidad reúne a 45 cooperativas de producción agropecuaria, 10 cooperativas regionales de comercialización y decenas de asociaciones y cooperativas centrales en ocho estados. El SCA está establecido actualmente en otros cinco estados.
¿Qué hace la CONCRAB? Produce cartillas sobre cuestiones contables y laborales, y promueve cursos de capacitación técnica. Para perfeccionar ésta, la CONCRAB mantiene, en Veanópolis (RS) el Instituto Técnico de Capacitación e Investigación de la Reforma Agraria (ITERRA).
En los últimos 4 años la CONCRAB canalizó cerca de 300 millones de dólares a los asentamientos, gracias al programa especial de crédito para la Reforma Agraria y convenios firmados con los ministerios de Trabajo y Agricultura.
Quien necesita ver para creer debería visitar asentamientos altamente productivos como el de São Mateus (ES), con capacidad para cosechar 10 mil sacos de café en época de zafra; o de Sarandi (RS), que refrigera 13 mil litros de leche por día...
La mayor productora de semillas oleaginosas de América Latina es la Cooperal, en Bagé (RS), vinculada a la CONCRAB. Los asentamientos de Hulha Negra y Bagé representan el 40% de la producción nacional de hortalizas.
En resumen: el MST ocupa tierras para trabajar y producir; el latifundio acumula para especular. El equivocado no es el MST.
Movimento Sem Terra: http://www.sanet.com.br/~semterra/index.html semterra@ax.apc.org - semterra@sanet.com.br