Zumbí de los Palmares. Más allá de los 300 años

ZUMBÍ DE LOS PALMARES
Más allá de los 300 años

Atabaque


20 de noviembre:

día de la conciencia negra

Nuestros padres nos entregaron, por tradición oral, contándola de uno a otro, la historia de un pueblo, de un grupo de esclavos negros huidos de las haciendas en la región del Nordeste de Brasil, que fundó una aldea independiente. Ese lugar, de difícil acceso, llamado Palmares, queda en la Serra da Barriga, hoy Estado de Alagoas, y era entonces una capitanía del Estado de Pernambuco.

Los negros y negras huidos del cautiverio, del terrible holocausto de la esclavitud, se juntaban con pueblos indígenas y con blancos aliados, y formaban unas Repúblicas libres que se llamaban «palenques» («quilombos» en portugués de Brasil).

La historia registra muchos palenques, pero el mayor de todos, en extensión y en duración, fue el Palenque de los Palmares, que se extendió por varias partes de la Sierra, y duró prácticamente cien años (1600-1695). Hacia 1654 el palenque de Palmares estaba desdoblado en cinco aldeas:

Macaco, en la Serra da Barriga, con ocho mil habitantes;

Amaro, a noroeste de Sernhaém, con cinco mil;

Sucupira, a 80 km de Macaco;

Zumbi, al noroeste de Porto Calvo; y

Osenga, a 20 km de Macaco.

Su población total alcanzó los veinte mil habitantes, lo que representaba entonces el 15% de la población brasileña. El cultivo de la identidad negra y el mantenimiento de las costumbres era el fundamento de aquellas comunidades, lo que estimulaba las innumerables fugas de esclavos de los ingenios de azúcar y haciendas de alrededor. En Palmares los negros cantaban:

Alégrate negro, que el blanco no llega,

que el blanco no llega y si llega se irá.

Uno de los líderes más famosos de Palmares fue Zumbí. Nacido en 1655 en una de las aldeas del palenque, siendo aún muy joven fue capturado por los soldados y entregado al padre Antonio Melo, de la parroquia de Porto Calvo. Estudió portugués y latín, fue monaguillo y recibió el nombre de Francisco en el bautismo.

En 1670 huyó de la parroquia, volvió al palen­que y se convirtió en su gran líder, por haber pasado por la prueba y no haberse «emblanqueci­do». Lleno de coraje, con capacidad de organiza­ción y de liderazgo, se convirtió en un mito entre los negros, no de los mitos que ocultan, sino de los que revelan.

Zumbí significa «fuerza del Espíritu presente».

La derrota de Palmares fue posible cuando las autoridades del Estado apelaron al bandeirante paulista Domingo Jorge Velho, que armó una expedición contra Palmares en 1694. Después de mucho luchar, Zumbí fue martirizado y muerto el día 20 de noviembre de 1695.

Esta fecha, para los negros, para todos aquellos que comparten con nosotros la Causa Negra, está cargada de un sentido muy especial. Recién celebrados los 300 años de su muerte, el 20 de noviembre es un día de denuncia, protesta y resistencia:

Denuncia de la situación de cautiverio que nuestro pueblo negro todavía vive, en la segunda mayor Nación Negra de la tierra, que es Brasil. Fuimos esclavizados en el período colonial brasile­ño y estamos siendo una raza rechazada en la República. Somos el 50% del total de la población brasileña y formamos parte del 70% que vive al margen del sistema. El famoso «contrato social», para nosotros no existe.

Protesta contra la ideología de la democracia racial, que sigue siendo una trampa para evitar que el negro tome conciencia de su situación, para que quede alienado dentro de los padrones blancos.

Denuncia: la que está en el espíritu de Zumbí y en la esperanza de nuestro pueblo.

Zumbí, tu pueblo no olvidó la lucha

que tú nos dejaste para continuar.

Zumbí, los nuevos palenques,

con sus palenqueños, luchan para resistir.

Zumbí, Zumbí Ganga, mi rey,

tú no has muerto, tú estás en mí.

Nuestros padres nos entregaron, por tradición oral, contándola de uno a otro, la historia de un pueblo, de un grupo de esclavos negros huidos de las haciendas en la región del Nordeste de Brasil, que fundó una aldea independiente. Ese lugar, de difícil acceso, llamado Palmares, queda en la Serra da Barriga, hoy Estado de Alagoas, y era entonces una capitanía del Estado de Pernambuco.

Los negros y negras huidos del cautiverio, del terrible holocausto de la esclavitud, se juntaban con pueblos indígenas y con blancos aliados, y formaban unas Repúblicas libres que se llamaban «palenques» («quilombos» en portugués de Brasil).

La historia registra muchos palenques, pero el mayor de todos, en extensión y en duración, fue el Palenque de los Palmares, que se extendió por varias partes de la Sierra, y duró prácticamente cien años (1600-1695). Hacia 1654 el palenque de Palmares estaba desdoblado en cinco aldeas:

Macaco, en la Serra da Barriga, con ocho mil habitantes;

Amaro, a noroeste de Sernhaém, con cinco mil;

Sucupira, a 80 km de Macaco;

Zumbi, al noroeste de Porto Calvo; y

Osenga, a 20 km de Macaco.

Su población total alcanzó los veinte mil habitantes, lo que representaba entonces el 15% de la población brasileña. El cultivo de la identidad negra y el mantenimiento de las costumbres era el fundamento de aquellas comunidades, lo que estimulaba las innumerables fugas de esclavos de los ingenios de azúcar y haciendas de alrededor. En Palmares los negros cantaban:

Alégrate negro, que el blanco no llega,

que el blanco no llega y si llega se irá.

Uno de los líderes más famosos de Palmares fue Zumbí. Nacido en 1655 en una de las aldeas del palenque, siendo aún muy joven fue capturado por los soldados y entregado al padre Antonio Melo, de la parroquia de Porto Calvo. Estudió portugués y latín, fue monaguillo y recibió el nombre de Francisco en el bautismo.

En 1670 huyó de la parroquia, volvió al palen­que y se convirtió en su gran líder, por haber pasado por la prueba y no haberse «emblanqueci­do». Lleno de coraje, con capacidad de organiza­ción y de liderazgo, se convirtió en un mito entre los negros, no de los mitos que ocultan, sino de los que revelan.

Zumbí significa «fuerza del Espíritu presente».

La derrota de Palmares fue posible cuando las autoridades del Estado apelaron al bandeirante paulista Domingo Jorge Velho, que armó una expedición contra Palmares en 1694. Después de mucho luchar, Zumbí fue martirizado y muerto el día 20 de noviembre de 1695.

Esta fecha, para los negros, para todos aquellos que comparten con nosotros la Causa Negra, está cargada de un sentido muy especial. Recién celebrados los 300 años de su muerte, el 20 de noviembre es un día de denuncia, protesta y resistencia:

Denuncia de la situación de cautiverio que nuestro pueblo negro todavía vive, en la segunda mayor Nación Negra de la tierra, que es Brasil. Fuimos esclavizados en el período colonial brasile­ño y estamos siendo una raza rechazada en la República. Somos el 50% del total de la población brasileña y formamos parte del 70% que vive al margen del sistema. El famoso «contrato social», para nosotros no existe.

Protesta contra la ideología de la democracia racial, que sigue siendo una trampa para evitar que el negro tome conciencia de su situación, para que quede alienado dentro de los padrones blancos.

Denuncia: la que está en el espíritu de Zumbí y en la esperanza de nuestro pueblo.

Zumbí, tu pueblo no olvidó la lucha

que tú nos dejaste para continuar.

Zumbí, los nuevos palenques,

con sus palenqueños, luchan para resistir.

Zumbí, Zumbí Ganga, mi rey,

tú no has muerto, tú estás en mí.

 

Atabaque

Grupo de reflexión teológica y negritud,

São Paulo