¡Revolución (4.0) a la vista!
A manera de introducción fraterna
JOSÉ MARÍA VIGIL I PERE CASALDÀLIGA
Sí, es un aviso para navegantes: se acerca un tsunami, y estamos entrando ya en su torbellino. No lo ha decidido nadie. Es como la tormenta, que surge por sí misma, del seno de esas aguas inquietas del océano que venían cargándose peligrosamente de energía; son muchas fuerzas, que ahora confluyen, que se multiplican mutuamente, y que ya no va a ser posible detener.
Estamos ante la Revolución 4.0, que no es, técnicamente, algo radicalmente nuevo o totalmente desconocido, «nunca visto»; es más bien –ya lo está siendo– una convergencia múltiple, creciente, de ciencias y tecnologías –además «aplicadas», por cierto–, para las que ha sonado su oportunidad histórica: ¡es el momento, y vienen arrasando, con todo su poder desplegado!
El vigía de un barco no puede decir mucho más. Lo suyo es avisar. Grita lo que ve, y urge a todos a prepararse.
Hay quienes sólo ven negatividad: una profundización del neoliberalismo; un nuevo ataque colonial de Occidente, que repetiría cinco siglos más tarde su conquista primera de expolio extractivista minero –y cognitivo–; una degradación todavía mayor de la raza humana, extraviada por la tecnología y el cientifismo. No cabría otra cosa que «maldecir la oscuridad», resistir el embate, negarse al diálogo, y echar la culpa siempre a la tecnología.
Otros, jóvenes sobre todo, se deslumbran con la tecnología, quedan simplemente absorbidos por sus redes sociales, sus fotos, sus listas de canciones... cautivos «dentro de la caja», sin memoria histórica, sin conciencia de su pueblo, apátridas y sin destino, carne de cañón para la construcción de un nuevo mundo dominado, más desigual y con más parias de descarte que nunca.
Entre unos y otros, el vigía de esta Agenda urge a todos a tomar en serio esta revolución inédita en la historia del mundo. Nunca hemos tenido tanta información como ahora. Nunca tampoco tuvimos tantas formas de comunicarnos, de organizarnos, de hacer potentes nuestros movimientos sociales, de unificar nuestra voz y de hacerla oír mundialmente... Es por eso una hora privilegiada para la acción, la acción coordinada, la conciencia crítica, con posibilidades tecnológicas inéditas a nuestro alcance, ¡como nunca antes!
De alguna manera, la batalla por venir siempre parece la definitiva... y no hay batalla más perdida que la que no se llega a entablar... No podemos faltar a esta cita, que bien pudiera sorprendernos con triunfos decisivos. Es una hora nueva, y nuestra fuerza está donde siempre estuvo, en la fuerza de la razón, libre ya de tener que enfrentarse a la razón de la fuerza.
Tal vez el mundo está en un momento óptimo de capacidad de conciencia para poder ser convencido. Somos ya 2500 millones de personas las que estamos conectadas a la red telemática mundial, como una red neuronal de superconciencia de la Humanidad, en la que todos/as podemos participar, sin que nadie pueda acallar nuestra voz. Es la primera vez que tenemos semejante infraestructura lista, y creciendo. ¿Cuándo vamos a alcanzar el punto de masa crítica que introduzca la inflexión de conciencia que necesitamos? ¿No podrá ser ahora, en el seno de esta Revolución que sobre todo es de software?
Ésta sí que es ya hora de empujar ese gobierno mundial que hace tiempo venimos reclamando; hora de apelar a la nueva conciencia mundial para reclamar una distribución justa, equitativa de las ventajas de la tecnología, prohibiendo ya su apropiación privada; ya es técnicamente posible una democracia real y directa, no simplemente de voto representativo periódico; ya es posible implantar la bio-cracia planetaria y poner fin a la dictadura de los derechos humanos antropocéntricos por encima de la Comunidad de la Vida. Son Utopías que hace sólo unas décadas eran sueños todavía irrealizables; es la primera ocasión en que tenemos medios tecnológicos para que esos sueños caigan por su propio peso, como frutos maduros de una acumulación de deseos, de luchas y de conciencia acrecentada.
No tenemos bola de cristal, ni podemos nosotros echar mano de algoritmos...; pero creemos que no se trata sólo de «defenderse contra» la tecnología... sino de ir a su abordaje, montarse en ella, hasta donde sea posible a cada uno, y desde allí, crear conciencia, encontrar aliados y establecer redes, para inventar lo que sólo por dentro será posible crear: un Nuevo Orden, la Nueva Sociedad. De los osados y de los optimistas será el futuro.
Como dijera Isaías, se está abriendo delante de nosotros el camino para un «nuevo éxodo, ¿no se dan cuenta?» (43,19). Un nuevo Kairós; para bien o para mal, de nosotros también depende.
Atención: ¡al abordaje! Montémonos en la Revolución 4.0, para encauzarla.
Nota: Buen momento éste de la revolución tecnológica, para cambiar de manos el timón. Pedro Casaldáliga y José María Vigil aprovechamos para despedirnos, sin ruido ni distracciones. Han sido 29 años (1992-2020) de cabotaje por los océanos de la Patria Grande: un privilegio, el haber podido prestar este humilde servicio pedagógico. Otras manos van a asumir y mejorar el rumbo de la Agenda Latinoamericana. Acompañaremos fraternalmente desde la cercanía. La Agenda está viva y goza de buena salud, pues pertenece a muchísimas personas que la han hecho posible: miles de lectores, cientos de autores/as, colaboradores, traductores, correctores, editores, difusores, comunidades... que con ella han compartido su búsqueda y su esperanza militante. Infórmese cada quien el año que viene con los editores/distribuidores locales. Hasta siempre. GRACIAS.