Nuestro punto de no retorno: superar un modelo en crisis y construir la soberanía popular
Coordinación Nacional MAB Sao Paulo, Brasil
Vivimos un momento de profunda crisis social y ambiental. Las relaciones sociales que hemos construido en la profundización de las políticas neoliberales nos han llevado al fracaso civilizador como humanidad. En nuestra región latinoamericana, por las venas abiertas drenan más la sangre del pueblo. Uno de los buques insignia del modelo de desarrollo desigual implementado, está ligado al modelo de producción de energía adoptado.
Este modelo se basa en la búsqueda de altas tasas de rentabilidad, derivada de la super explotación de los trabajadores y trabajadoras y del avance de la mercantilización sobre la naturaleza. Está marcado por una alta concentración de capital privado, del control internacional, sobre todo de las grandes corporaciones, generando una producción desigual de la riqueza no distribuida y la destrucción de las fuentes naturales.
Como reacción justa a esta política de destrucción de la vida, se han organizado las poblaciones afectadas por las empresas. Una de esas organizaciones, con una historia de resistencia por más de 30 años es el MAB – Movimiento de Afectados por Represas (Barragens) en Brasil, y, más recientemente, el MAR - Movimiento de Afectados por Represas en Latinoamérica, que reúne organizaciones de 20 países del Continente.
La lucha en contra de la construcción de represas y por el derecho de las poblaciones afectadas en Brasil llevo a una reflexión profunda sobre la construcción de un modelo energético en el país. Ese trabajo llevó a la conclusión de que, si continuamos con ese paradigma, nos faltarían mundo y nos quedaríamos con hambre, aunque vivimos en uno de los países con mayor riqueza de agua, petróleo, gas y minerales.
Las soluciones presentadas como alternativas para matriz energética, como las propias represas, no cambian las estructuras. Por el contrario, mantienen las desigualdades, destruyen la vida de la naturaleza en nombre del desarrollo.
En ese sentido, es clave pensar que necesitamos un radical proceso de transformación y, por tanto, el debate central es cambiar el modelo. Ir más allá y pensar en alternativas de modelos de producción de proyecto de sociedad, de modelos desarrollo y de proyectos de generación de energía.
Es así que construimos nuestra primera afirmación, que es hablar sobre el modelo de producción de energía, como una reflexión primordial antes de pensar en la matriz energética. Esto porque si no discutimos los valores, los principios que presupone la producción, la organización del trabajo y la circulación de la energía como modelo, inclusive podremos construir las conocidas como fuentes renovables como la propia generación hidroeléctrica, pero sin cambiar las estructuras social y ambientalmente perversas existentes. Y, de ese modo, aunque la energía solar y eólica sean energías que provienen de fuentes naturales, ellas también pueden ser acompañadas de desigualdades de acceso, y de distribución de las riquezas.
La pregunta es: ¿Energía para qué?, y ¿para quién?, ¿Cómo? De esa forma, trabajamos en los últimos 15 años en estudiar y comprender la estructura en que se sustenta el modelo capitalista de generación, distribución y comercialización de energía. Después pensamos audazmente en la posibilidad de construir otra sociedad, un profundo cambio en las estructuras y en la construcción de otras relaciones sociales entre hombres, mujeres y la noción de naturaleza.
Queremos una construcción social con un alto grado de desarrollo humano, con una adecuada sustentabilidad ambiental. Basada en principios y valores distintos de aquellos vigentes en la actual sociedad.
Un segundo elemento clave para la construcción de nuestro proyecto es la construcción de los sujetos históricos que lo impulsan. En ese sentido, construimos dos frentes de articulación. A nivel latinoamericano para resistir la ofensiva extractivista y la construcción de represas, donde nos unimos a otros movimientos de afectados por el modelo de producción de energía y, por eso construimos el MAR (Movimiento de Afectados por las Represas).
Después de un largo proceso de formación podemos reconstruir la arquitectura del sistema en toda la región, permitiéndonos construir acciones articuladas y más efectivas contra grandes proyectos y empresas.
Aun así, como núcleo de fuerza central, la articulación con los sindicatos de trabajadores de energía, también afectados por el modelo. Nos reunimos con petroleros, electricistas, trabajadores urbanos, trabajadores de la educación y del sector del agua, organizaciones de juventud, y construimos la Plataforma de Trabajadores y Campesinos del Agua y Energía (POCAE). Y en el corazón de esto, gestionamos la construcción de nuestro proyecto energético popular, desde el cual se realizan ensayos de construcción de transición del modelo
Uno de los ejemplos más concretos en la propuesta de generación de energía descentralizada, a través de la instalación de paneles solares sobre el lago de la hidroeléctrica en la zona de influencia del estado de Minas Gerais (Brasil), el proyecto Vereda de Sol y Lares. En el que 1,200 familias afectadas por la represa de desechos de una mina están construyendo su propia producción de energía solar de modo cooperativo y recibirán energía, a la que hoy no tienen acceso, además podrán aumentar, con la venta de generación adicional, a la red integrada. De esa forma, no produciremos nuevos impactos ambientales, porque aprovecharemos el uso del lago, y distribuiremos para quien necesita energía.
La esperanza es que, con el éxito de este proyecto, podremos replicar y estimular la producción de energía comunitaria, generando más autonomía a las familias y al movimiento, para continuar subsidiando las luchas por la transformación del sistema.
En esta área de experiencias concretas, hay una gran variedad de iniciativas en diversos países, aprovechando de forma descentralizada y con el control de las comunidades los recursos naturales disponibles para la producción y distribución de energía. La producción de biogás en pequeñas propiedades, los paneles solares para calentar el agua y pequeñas centrales hidroeléctricas operadas por cooperativas de pequeños agricultores son algunos ejemplos.
Es importante señalar que en todas estas experiencias se constata que el proceso educativo y motivador hace que el consumo general de energía disminuya más de lo que produce un panel solar o el biogás. Esto demuestra que la participación informada, organizada y consciente es un factor muy importante para economizar y preservar.
Nuestra región está sufriendo una nueva ola de ataques de políticas imperialistas, con diversas reformas que destruyen derechos y bienes comunes y que podemos llegar a un punto de no retorno. Por lo que es urgente y necesario construir juntos una nueva propuesta unitaria de luchas y retomar el desafío de reconstruir una estrategia para nuestra Abya Yala, que transcienda las fronteras.
Es hora de defender las iniciativas organizativas y políticas que fortalecen este proyecto de transformación social y cultural, defender la lucha de los movimientos populares, sindicales, y estimular a la juventud a insertarse en este sueño. Estamos en un momento de resistencia, pero tenemos fe en la vida, fe en los hombres, fe en lo que está por venir.