Evangelio de carne y hueso
Juan López
Llegaste al mundo colonizado para dar un beso
Pusiste la estola en los ganchos de un árbol grueso
El vino y el pan, cosechados a contrapeso
Eucaristía subversiva con sangre de indígenas en Mato Grosso.
El polvo de la ignominia sacudiste en el andar
Tierra de tumbas recogida en el campo y puesta en el altar
Signo de amor y revolución en tu firme denunciar
Poema de sonrisas y de firmeza en permanente explotar
Oraciones y canciones sin fin hasta la patria grande alcanzar
Dormido en el regazo de un pueblo que sabrá recordar
Al Obispo rebelde y erguido frente al imperio que quiere colonizar.
Hoy te dedico un poema de alegría y de oración
Esa teología que desempolva a un Dios de liberación
El Cristo de pie y de frente ante la dominación
Educando al prójimo víctima de la explotación
Puedes descansar en paz porque todo está cumplido
Todo preparado para una nueva revolución
Tu ejemplo y tus palabras se levantan como fenómeno en ebullición
Eso que sembraste y amaste sin cortar una fracción
Brindo por tus libros, tus poemas y tu profecía hecha revelación.
Gracias por ser cristiano contestatario
Levantaste el ideal revolucionario
Símbolo en la contemplación en el nuevo santuario
Allí donde la mujer se levanta indignada frente a un mandatario
Los pájaros y las mariposas volando sobre tu cuerpo
Uniendo el presente con el infinito que ya viviste
Mientras vuelves, espero en espera esperanzada.